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Estudio-vida de Levíticopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6571-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 16 de 64 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE LEVÍTICO

MENSAJE DIECISÉIS

LA VIDA DE IGLESIA COMO OFRENDA DE HARINA

Lectura bíblica: 1 Co. 1:2, 9, 18, 22-24, 30; 2:2-4,12; 3:16; 5:6-8; 6:5, 17, 19; 7:20, 24, 40; 9:22, 26-27; 10:16-17, 23-24, 31; 11:27-29; 12:3, 4, 11, 18, 24, 27; 13:4-7; 14:26, 40; 15:9-10; 16:13

El libro de 1 Corintios nos muestra una clase particular de vida de iglesia. Puesto que la vida de iglesia revelada allí tiene tantos aspectos, resulta difícil resumir esta vida de iglesia en una sola frase, una sola cláusula, o incluso una sola oración. Si hemos sido alumbrados con respecto a la ofrenda de harina, la cual describe la vida que el Señor Jesús llevó en la tierra, veremos que la vida de iglesia descrita en 1 Corintios corresponde a la vida del Señor Jesús. Esta vida fue la que dio formación a la ofrenda de harina, y la vida de iglesia descrita en 1 Corintios podría ser llamada la vida de iglesia como ofrenda de harina.

Hemos visto que la ofrenda de harina contenía cuatro elementos: la flor de harina, el aceite, el olíbano y la sal. La flor de harina representa la fina humanidad de Cristo, el aceite representa al Espíritu de Dios, el olíbano representa la fragancia de la resurrección de Cristo, y la sal representa la cruz de Cristo que, de manera subjetiva, pone fin a todas las cosas negativas en nuestra vida.

Hemos visto también que la ofrenda de harina no contiene levadura ni miel. La levadura representa el pecado y todas las cosas negativas. La miel representa la vida natural en sus aspectos positivos, lo cual incluye el afecto natural.

Si leemos los cuatro Evangelios, veremos que los cuatro elementos de la ofrenda de harina fueron los mismos componentes de la vida que Cristo llevó en la tierra y que hicieron de Él la verdadera ofrenda de harina. Como cristianos, nosotros debemos llevar la misma vida que llevó el Señor Jesús. Esto significa que, hablando con propiedad, la vida cristiana debe ser una ofrenda de harina.

UNA VIDA QUE POSEE LA HUMANIDAD MÁS ELEVADA

Para que nuestra vida cristiana sea una ofrenda de harina, ella debe poseer la humanidad más elevada. Ésta es la razón por la cual Pablo encargó a los corintios, diciendo: “Sed hombres” (1 Co. 16:13). Según el contexto de 1 Corintios, ser hombres significa que debemos poseer una humanidad excelente y elevada.

Si poseemos tal humanidad, ejerceremos dominio propio. Esto lo indica lo que dice Pablo en 9:26 y 27: “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera lucho en el pugilato, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre”. Estos versículos revelan que Pablo poseía una humanidad elevada y que él tenía un carácter firme y excelente. Él no corrió a la ventura ni golpeó el aire, sino que ejerció dominio propio. Él fue un verdadero hombre que poseía una elevada norma de moralidad en su vivir humano.

En 1 Corintios 13:4-7 se nos describe lo que es el amor. Esta descripción en realidad nos presenta una humanidad fina. El versículo 4 dice: “El amor es sufrido. El amor es benigno; no tiene envidia. El amor no se jacta y no se hincha de orgullo”. Según nuestra débil humanidad, tenemos una paciencia limitada, pero el amor es sufrido. Asimismo, nos es fácil envidiar y codiciar, pero el amor no tiene envidia. Además, el amor no se porta indecorosamente, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal ni se goza de la injusticia (vs. 5-6a). En vez de ello, el amor se goza con la verdad, todo lo cubre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta (vs. 6b-7). Aquí se nos describe una humanidad fina y un carácter humano elevado. Esto indica que 1 Corintios es un libro que presenta una humanidad elevada.

En 16:13 Pablo no dice: “Sed héroes”; él dice: “Sed hombres”. Desde toda perspectiva y en todo aspecto, debemos ser hombres. Desde la perspectiva de la ética, debemos ser hombres. Desde la perspectiva del dominio propio, debemos ser hombres. Desde la perspectiva de la sabiduría y del amor, debemos ser hombres. Esto es lo que significa tener una humanidad elevada. En el libro de 1 Corintios podemos ver la verdadera flor de harina. Este libro ciertamente nos presenta la vida de iglesia como ofrenda de harina.

En la vida de iglesia como ofrenda de harina, el primer ítem es una humanidad fina y elevada. Si hemos de llevar una vida de iglesia apropiada, todos debemos tener un carácter firme. Sin embargo, este carácter firme debe ser equilibrado, pues una humanidad desequilibrada es una humanidad con prejuicios. Así que, debemos ser firmes, y a la vez, apacibles. Si en la vida de iglesia somos firmes pero no apacibles, acabaremos por ofender a otros. No obstante, si bien debemos ser apacibles y a la vez firmes, no debemos ser demasiado apacibles. Los que son demasiado apacibles son como fideos. Hay un proverbio que dice que podemos levantar una caña de bambú, pero no un fideo. No podemos llevar una vida de iglesia apropiada si los santos son demasiado firmes o demasiado apacibles. Así que, debemos ser equilibrados. Por causa de la vida de iglesia, debemos ser hombres que poseen una humanidad fina, equilibrada y elevada.


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