Información del libro

Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 61 de 70 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE SESENTA Y UNO

UNA VIDA QUE CONCUERDA
CON LA ECONOMIA NEOTESTAMENTARIA DE DIOS
Y QUE LA CUMPLE

(10)

Lectura bíblica: Mr. 9:1-8; 16:20; Fil. 1:21; Gá. 2:20; Col. 3:4

El Nuevo Testamento en su totalidad trata de una persona: el Señor Jesucristo. Los evangelios presentan biografías de Su persona, y el resto del Nuevo Testamento la define y la explica. Damos gracias a Dios por la biografía del Señor que presenta Marcos. Sin embargo, para recibir la definición de la vida que se narra en este evangelio, debemos dedicar mucho tiempo a la lectura de las epístolas. Si sólo leemos el Evangelio de Marcos, veremos muchos de los eventos que ocurrieron en la vida del Señor, mas no conoceremos su significado. Pero al leer las epístolas, somos iluminados al respecto.

CRISTO, SU MUERTE,
SU RESURRECCION Y SU ASCENSION

En las epístolas de Pablo encontramos una visión amplia de Cristo, Su muerte y Su resurrección. En ellas, Pablo indica claramente que Cristo lo es todo. Por ejemplo, él dice que Cristo no sólo es la Cabeza del nuevo hombre universal, sino también el Cuerpo (1 Co. 12:12). En Colosenses 3:11 afirma que en el nuevo hombre, Cristo es todos los miembros y que está en todos ellos. Por medio de estos versículos vemos que Cristo, el Ungido de Dios, lo es todo.

Pablo también revela claramente que la muerte de Cristo lo incluye todo. El dice que fuimos crucificados con Cristo y en El (Gá. 2:20). En Romanos 6:6 afirma que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo. Estos versículos muestran que la muerte de Cristo en la cruz no fue simplemente la muerte de un individuo. Así como Cristo es todo inclusivo, Su muerte también fue todo inclusiva. ¿Cómo podría una persona que lo incluye todo morir como un individuo y no experimentar una muerte que incluyera todas las cosas? El Evangelio de Marcos no da ningún indicio que muestre que la muerte de Cristo fue todo inclusiva. Pero en las epístolas, que son la definición y explicación que Dios dio por inspiración acerca de Cristo, Su muerte y Su resurrección, vemos que Su muerte ciertamente lo incluyó todo.

En las epístolas de Pablo también vemos que se nos incluyó en la resurrección y ascensión de Cristo. En Efesios 2:6 Pablo dice que Dios “juntamente con El nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales en Cristo Jesús”. Así que, ante Dios, nosotros estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales. Como escogidos de Dios, todos fuimos puestos en Cristo (1 Co. 1:30). Y puesto que Cristo está en los lugares celestiales, nosotros también lo estamos. Todos necesitamos ver en las epístolas que Cristo, Su muerte, Su resurrección y Su ascensión, lo abarcan todo.

INCLUIDOS EN LA MUERTE
Y LA RESURRECCION DE CRISTO

Según Marcos 10:32, el Señor Jesús llevó consigo a Sus discípulos al subir a Jerusalén. Les incluyó en todo lo que hizo. Judas fue el único que no continuó con El hasta el fin. Después de la fiesta de la Pascua, el Señor Jesús sacó a relucir que Judas lo traicionaría, y éste partió de ahí posteriormente. Por ser judío, tenía derecho a disfrutar de la Pascua. Pero debido a que Dios no lo había escogido para que permaneciese con el Señor, no participó en Su cena. Los otros discípulos participaron de la cena y también fueron incluidos en la muerte y la resurrección del Señor.

Cuando arrestaron al Señor en el huerto de Getsemaní, Sus discípulos estaban con El. Y Pedro, audaz como él era, sacó su espada y le cortó la oreja al esclavo del sumo sacerdote (14:47). En su audacia provocó un problema para el Señor, requiriendo así que éste sanara la oreja del esclavo del sumo sacerdote. En un sentido, Pedro fue crucificado antes que el Señor Jesús. Este experimentó la crucifixión en Gólgota, pero aquel fue crucificado en el atrio del Pretorio.

Lo que queremos recalcar aquí es que el Señor Jesús llevó consigo a Sus discípulos a través de todos los pasos que lo condujeron a Su muerte y Su resurrección, y que posteriormente los incluyó en ellas. Si entendemos la narrativa del Evangelio de Marcos según lo que revelan las epístolas de Pablo, veremos que los discípulos no fueron los únicos en ser incluidos en la muerte y la resurrección de Cristo, sino que también a nosotros se nos incluyó.

Al oír algunos que fuimos incluidos en la muerte y la resurrección de Cristo, tal vez digan: “¿Cómo es posible que se nos incluyera si cuando ocurrieron estos eventos ni siquiera habíamos nacido todavía?”. Según la perspectiva humana, esto no puede ser. Pero la perspectiva de Dios, la cual es conforme al panorama eterno, es diferente. Según el concepto divino, nosotros fuimos crucificados y resucitados con Cristo aun antes de nacer. Aunque no podamos entenderlo con nuestra mente natural, no deja de ser un hecho.


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