Información del libro

Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 50 de 185 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CINCUENTA

INTRODUCIDOS EN LA PRESENCIA
Y EN EL CONOCIMIENTO DE DIOS

Lectura Bíblica: Ex. 19:1-25; 3:1, 12; 5:1, 3a

Si leemos el libro de Exodo en el espíritu con mucha oración y estudiamos su significado espiritual, veremos que describe la obra salvadora de Dios desde el principio hasta su consumación. Exodo se compone de dos secciones principales: los capítulos uno al dieciocho y los capítulos diecinueve al cuarenta. En la primera sección, vemos la salvación de Dios, Su suministro, la victoria sobre la carne, y en el capítulo dieciocho, un cuadro del reino de Dios. Después de ser introducidos en el reino, el pueblo escogido y amado por Dios está listo para cumplir Su propósito, es decir, edificar Su morada en la tierra. En este mensaje, llegamos a la segunda sección de Exodo, relacionada con la morada de Dios.

El punto principal de los capítulos diecinueve al cuarenta es que el pueblo que Dios salvó es introducido en la presencia y en el conocimiento de Dios. Usando la terminología del Nuevo Testamento, el pueblo es introducido en la comunión con Dios.

Los primeros dieciocho capítulos de Exodo no presentan ninguna indicación de que los hijos de Israel fueran introducidos en la comunión con Dios. El pueblo de Dios había experimentado la salvación de Dios, había disfrutado del suministro, y había sido introducido en Su reino, pero todavía no había sido introducido en esta comunión. No obstante, a partir del capítulo diecinueve, son introducidos en la comunión con El.

Exodo 3:1 habla de Horeb, el monte de Dios. En 3:12, el Señor dijo a Moisés: “Cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte”. En el capítulo diecinueve, vemos a los hijos de Israel en el monte de Dios, el monte Sinaí, el lugar donde Dios podía contactar a Su pueblo. En 3:12, Dios dijo que Su pueblo lo serviría en el monte de Dios. El servicio a Dios está lleno de significado. En 5:1, Moisés pidió a Faraón que dejara ir al pueblo para que celebraran al Señor en el desierto. Según Exodo 5:3, el pueblo debía viajar por el desierto durante tres días y hacer un sacrificio allí para el Señor. Hacer un sacrificio para el Señor consiste en ofrecerle algo, y celebrar a Dios significa disfrutar con El de los sacrificios que se le ofrecen. Hasta el fin del capítulo dieciocho, todavía no vemos el servicio, el sacrificio, ni la fiesta. Aunque el pueblo de Dios tuvo muchas experiencias y mucho disfrute, todavía no habían empezado a servirle.

Hemos visto que en los capítulos doce al catorce, el pueblo de Dios experimentó Su redención y salvación. En los capítulos quince, dieciséis y diecisiete, ellos disfrutaban la provisión de Dios. El agua amarga se endulzó, el pueblo disfrutó de las doce fuentes y de las setenta palmeras en Elím, y compartieron del maná y del agua viva de la peña golpeada. Mediante la salvación y el suministro de Dios, Su pueblo fue colocado en la posición de estar en el reino de Dios. En el mensaje anterior, vimos que el capítulo dieciocho constituye un cuadro, una tipología, del reino. Le damos gracias al Señor por la luz que El nos ha mostrado en este capítulo.

Al principio de mi ministerio, hable mucho de Exodo 19. No obstante, la mayor parte de esos mensajes se centraban en puntos negativos. En estos mensajes, prefiero poner a un lado los puntos negativos y recalcar los puntos positivos. Debemos conservar una impresión positiva de Exodo 19 y 20. Muchos maestros cristianos recalcan los aspectos negativos de estos capítulos al señalar que la ley es buena y espiritual, pero que somos carnales, y que la ley no nos ayuda. En realidad el capítulo diecinueve de Exodo es muy positivo, pues aquí el pueblo escogido de Dios es llevado a la comunión con El.

La distancia entre Egipto y el monte Sinaí constituía un viaje de aproximadamente tres días. Creo que ésta fue la razón por la cual Moisés le dijo a Faraón que los hijos de Israel debían emprender un viaje de tres días por el desierto. Además, 4:27 indica que Dios le encargó a Aarón que recibiera a su hermano Moisés, en el monte de Dios, en el desierto. La distancia entre Egipto y el monte Sinaí podía ser cubierta en tres días, pero a los hijos de Israel les tomó más de dos meses. Aunque pudimos haber tenido comunión con Dios inmediatamente después de nuestra salvación, en nuestra experiencia, la mayoría de nosotros, viaja, recorre y vaga. Sin embargo, en nuestro viaje, disfrutamos del suministro de Dios. Nuestro viaje puede estar bajo el cuidado y la guianza de Dios, pero todavía no estamos en comunión con El. Pero en Exodo 19, tenemos un punto muy precioso: Dios introduce a Su pueblo redimido en Su presencia. Antes de esto, habían oído hablar de Dios. No obstante, no habían oído la voz de Dios directamente. Pasa lo mismo entre muchos cristianos hoy en día. Han oído hablar de Dios, pero no han experimentado Su hablar directo. Antes de ir al monte de Dios, los hijos de Israel oyeron acerca de Dios por medio de la predicación y de las enseñanzas de Moisés. Pero aquí Dios los trajo directamente a Su presencia. El bajó del monte, se apareció al pueblo, y les habló. Por tanto, ellos oyeron la voz de Dios directa y personalmente, y no por medio de un intermediario. En la presencia de Dios, oyeron Su hablar directo.

No debemos leer el libro de Exodo simplemente según la letra. Por el contrario, debemos considerar como un cuadro todo lo que éste contiene. Hemos señalado que cada aspectos de Exodo constituye un cuadro. Egipto es un cuadro del mundo, y Faraón un cuadro de Satanás. Del mismo modo, el cordero pascual, el cruce del mar Rojo, el maná, el agua viva de la roca golpeada, y Amalec también son cuadros. Además, Séfora, Jetro y los capitanes del capítulo dieciocho son cuadros relacionados con el reino. Aquí en el capítulo diecinueve, vemos un cuadro de la comunión entre el pueblo redimido de Dios y El mismo. Aquí Su pueblo es llevado ante Su presencia y al conocimiento de El. Son introducidos en la comunión de Dios y con El. Según el cuadro presentado en este capítulo, Dios está presente en la tierra, en la cumbre del monte y el pueblo se junta alrededor del monte. ¡Qué visión maravillosa!


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