Información del libro

Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 108 de 185 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO OCHO

EL ALTAR DEL HOLOCAUSTO
(5)

Lectura bíblica: Ex. 27:4-7; 38:5; Is. 53:8, 10a; 2 P. 3:18; 2 Co. 5:21; Ro. 3:23-26; He. 9:14; Gá. 3:13-14; Hch. 1:8; 2:38; Ef. 1:13-14; Gá. 3:3

Algunos lectores de la Biblia piensan que el altar del holocausto era una mesa o un estante donde se colocaban las ofrendas, un tipo de caja sobre la cual se ponían los sacrificios. En realidad el altar se parecía a una concha. Tenía cuatro lados y un enrejado en el medio, sin cubierta ni fondo. En Exodo 27 vemos que el altar medía cinco codos de largo, cinco de ancho y tres de alto. Exodo 27:4-7 habla acerca del enrejado, los anillos y las dos varas. Si al altar se le quitaba el enrejado con los cuatro anillos y las varas, éste sería una concha o una caja vacía. Hace años, le prestaba atención a esta “caja”; sin embargo, no recuerdo nada acerca del enrejado, los anillos y las varas. Parece que estas tres cosas no me impresionaron mucho. Cada vez que pensaba en el altar del holocausto, me imaginaba una concha, una caja. No obstante, el enrejado, los anillos y las varas son el contenido del altar. Además, estas cosas son la realidad, fuerza y poder del altar, que dependen del contenido del mismo.

Hemos dicho que el enrejado estaba colocado a la mitad del altar y se extendía de un lado al otro. Probablemente el enrejado era pesado y fuerte. De lo contrario, no hubiera podido sostener el peso de la madera y los sacrificios. Debió haber sido de bronce para poder soportar el calor.

EL CRISTO REDENTOR

Estudiemos el cuadro representado por este tipo y su significado. Dentro de la concha del altar estaba el enrejado, la rejilla, y sobre el enrejado estaba la madera y los sacrificios que serían quemados. A medida que éstos se quemaban, las cenizas caían al suelo, pero el humo subía hacia Dios como olor fragante para Su satisfacción. Por lo tanto, el olor fragante satisfacía a Dios, y las cenizas comprobaban que la ofrenda había sido aceptada por Dios. Cuando Dios olía la dulce fragancia, era satisfecho y complacido. Cuando el que presentaba el sacrificio veía las cenizas, su conciencia podía descansar, ya que las cenizas eran la prueba de que Dios había aceptado el sacrificio y de que había sido perdonado. El enrejado estaba relacionado tanto con la fragancia como con las cenizas. La fragancia estaba por encima del enrejado, y las cenizas por debajo.

El enrejado representa mucho más que la obra redentora de Cristo. Según la Biblia, Cristo no puede ser separado de Su obra redentora. Cristo mismo es nuestra redención. La redención no es simplemente una cosa, es también una persona. Es cierto que el enrejado representa a la obra redentora de Cristo. No obstante, en realidad representa al Cristo que redime. El enrejado es un tipo de Cristo en Su obra redentora.

A fin de entender como el enrejado tipifica al Cristo que redime, sería útil comparar el enrejado con la cubierta del propiciatorio que estaba sobre el arca. Según Romanos 3:25, la cubierta del propiciatorio es Cristo mismo. La propiciación no es simplemente un acto que Cristo llevó a cabo; El mismo es la propiciación. Aquel que llevó a cabo la propiciación es también la cubierta del propiciatorio. La cubierta del arca es una persona: Cristo, en Sí mismo logró la propiciación. Siguiendo el mismo principio, el enrejado representa a Cristo, el Redentor, en Su obra redentora, es decir, representa a Cristo mismo.

Ya vimos que las cenizas son la evidencia, la prueba, una confirmación de que el sacrificio había sido aceptado por Dios y de que su pecado o pecados habían sido perdonados. El resultado era que Dios disfrutaba el olor de la obra redentora de Cristo, y el que ofrecía disfrutaba de paz.

Es de importancia ver que el enrejado no estaba al fondo del altar ni por encima. Por el contrario, estaba en el medio, a la mitad, entre la parte superior y el fondo. Esto nos indica que el juicio de Dios sobre Cristo no sólo era un asunto externo sino que también era un asunto interno. Cristo no sólo llevó el juicio de Dios sobre Sus hombros sino también en Su corazón. El Salmo 22:14, que habla de los sufrimientos de Cristo en la cruz dice: “Mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas”. Esto indica que cuando Cristo sufrió el juicio de Dios, El no sólo lo sufrió externamente, sino también internamente. Este es el significado de que el enrejado no estuviese encima ni al fondo sino dentro del altar y en medio de éste. El que Cristo sufriera el juicio justo de Dios fue un asunto interno y no sólo externo.

No tenemos las palabras adecuadas para hablar de Cristo, Su cruz y Su obra redentora. Carecemos del entendimiento, y no tenemos la capacidad de hablar de lo que entendemos correctamente. Por lo tanto, estamos agradecidos por el cuadro que nos provee el altar del holocausto. Este nos revela algunos detalles que no son mencionados claramente en el Nuevo Testamento.


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