Información del libro

Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 64 de 120 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE SESENTA Y CUATRO

DESCANSAR Y DISFRUTAR

Le damos las gracias al Señor porque en el Antiguo Testamento nos dio un cuadro maravilloso y claro de la experiencia de vida. El Nuevo Testamento contiene la revelación de la experiencia de vida, pero no muestra un cuadro tan gráfico como el que vemos en el Antiguo Testamento. Todos conocemos el dicho de que una imagen vale más que mil palabras. A pesar de haber pasado muchos años examinando la experiencia de vida revelada en el Nuevo Testamento, no la pudimos determinar con certeza sólo con el Nuevo Testamento, pues necesitamos los cuadros del Antiguo Testamento. Por la misericordia del Señor, hemos visto en el transcurso de los años que todas las historias del Antiguo Testamento describen los diversos aspectos de la experiencia de vida. En lo profundo de mi ser creo que el Señor nos ha mostrado el cuadro completo y nos ha permitido entender su verdadero significado.

Como ya hicimos notar, existen tres aspectos en la experiencia de vida de cada cristiano: el aspecto de Abraham, el de Isaac y el de Jacob. Si no tuviéramos una visión clara, solo consideraríamos a Abraham, a Isaac y a Jacob como tres individuos separados. Pero al recibir la revelación y entenderla a la luz del Nuevo Testamento, nos damos cuenta de que estos tres hombres no son tres individuos separados, sino tres aspectos de una persona completa en la experiencia de vida. Algunos difícilmente aceptarán que Abraham, Isaac y Jacob representen tres aspectos de una persona completa, y dirán: “¿Cómo puede usted decir que Abraham no es una persona completa? Abraham no es más que Abraham, y lo mismo sucede con Isaac y Jacob”. Si usted no cree que estas tres personas son tres aspectos de la experiencia completa de vida de una sola persona, le preguntaría: ¿Puede usted ver cuándo escogió Dios a Abraham? Lo primero que experimentamos de Dios es Su elección, la cual se realizó desde antes de la fundación del mundo. Vemos eso claramente en el Nuevo Testamento (Ef. 1:4), pero no lo vemos en la experiencia de Abraham. Por lo tanto, en cuanto a la elección de Dios, Abraham necesita que otra persona lo perfeccione. La elección que no hallamos en la vida de Abraham se revela en la de Jacob. Aparte de ser elegidos nosotros los cristianos, también somos llamados. En Isaac no vemos ni la elección ni el llamado; por lo tanto, Isaac no está completo solo. El llamado de Isaac se encuentra en Abraham, así como la elección de Abraham está en Jacob. Con estos dos ejemplos, debemos quedar convencidos de que Abraham, Isaac y Jacob describen tres aspectos de una persona completa en la experiencia de vida. En cierto sentido, nosotros somos Abraham, pues fuimos llamados y hemos aprendido a vivir por fe en Dios y en comunión con El. También somos Isaac por haber sido puestos en la posición de gracia. Como veremos en mensajes posteriores, también somos Jacob.

El aspecto de Isaac revela el aspecto de la gracia. No sólo fuimos llamados y aprendimos a vivir por fe en Dios y a vivir en comunión con El, sino que a diario disfrutamos algo de El. Si no tenemos ningún disfrute en nuestra vida cristiana, no podremos vivirla, y seremos miserables. Alabado sea el Señor porque no sólo tenemos el aspecto de Abraham sino también el de Isaac, el aspecto de la gracia. La gracia simplemente denota el disfrute de Dios; es Dios mismo como disfrute en el espíritu. A menudo tenemos dificultades que nos perturban mental y emocionalmente. No obstante, al sufrir en nuestra mente y en nuestras emociones, sentimos algo grato en lo profundo de nuestro espíritu. Parece que si no sufriéramos, no tendríamos este deleite. El sufrimiento cristiano nos trae el disfrute cristiano. Desde el momento en que invocamos el nombre del Señor Jesús y lo recibimos como nuestro Salvador, empezamos a ver estos dos aspectos en nuestra experiencia. Quizá la misma noche que usted recibió al Señor Jesús, su esposa le causó dificultades y le manifestó su inconformidad con el hecho de que usted se hubiera hecho cristiano y lo trató de necio. Inmediatamente ella empezó a perseguirlo a usted, y usted sufrió en su mente y en su parte emotiva. No obstante, mientras usted sufría, en su interior se producía algo agradable que lo hacía feliz. Por lo tanto, aun al principio de su vida cristiana, usted tenía el aspecto del sufrimiento, que corresponde a Abraham, y también el aspecto del disfrute, que corresponde a Isaac.


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