Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 56 de 62 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE CINCUENTA Y SEIS

UNA VIDA DE COMPRENSION Y SIN AFANES

(1)

Lectura bíblica: Fil. 4:1-7; 1:8; 2 Co. 10:1a

Al leer Filipenses, tal vez nos parezca que el pensamiento de Pablo en 4:1-7 no es tan elevado como el de los tres primeros capítulos. En el capítulo uno Pablo habla acerca de vivir y magnificar a Cristo. En el capítulo dos habla de tomar a Cristo como nuestro modelo, de resplandecer como luminares en el mundo y de enarbolar la palabra de vida. En el capítulo tres aborda el tema de la excelencia del conocimiento de Cristo y de proseguir a la meta para alcanzar el premio del llamamiento a lo alto, que Dios hace en Cristo Jesús. Pero en el capítulo cuatro, el apóstol usa expresiones aparentemente ordinarias, tales como: “Regocijaos en el Señor”, “Sea conocido de todos los hombres lo comprensivos que sois” y “Por nada estéis afanosos”. Suponga que usted tiene su mente fija en proseguir hacia la meta y alcanzar el premio, y que repentinamente alguien viniera a animarlo a no estar ansioso. ¿No consideraría esto una distracción? ¿No le diría usted: “Quiero ir en pos de Cristo. Mi meta es llegar a la superresurrección, por qué viene a hablarme de la ansiedad”? Al leer Filipenses, muchos tienen en gran estima los primeros tres capítulos, y quizás sin darse cuenta, piensan que el capítulo cuatro se halla en un nivel inferior.

En el pasado solía apreciar los primeros tres capítulos de Filipenses mucho más que el cuarto. Me parecía que Pablo, después de llegar a una cima muy elevada en los primeros tres capítulos, había descendido súbitamente en el capítulo cuatro. No podía entender por qué esta epístola había sufrido un cambio tan radical.

APRENDER EL SECRETO

En 4:12 Pablo declara: “He aprendido el secreto”. Si hemos de llevar a la práctica todo lo que se menciona en este capítulo, necesitamos la vida divina. Pablo había aprendido el secreto de hacerlo todo en Aquel que lo revestía de poder. En el versículo 4 él nos exhorta primeramente a regocijarnos siempre en el Señor. Tal vez pensemos que es sencillo regocijarnos en el Señor, pero lo cierto es que para ello necesitamos la superresurrección. Para regocijarnos en el Señor se requiere que estemos en Aquel que nos reviste de poder. Esto implica que aun el asunto relativamente sencillo de regocijarse en el Señor, exige que aprendamos el secreto. Si no conocemos el secreto, no podremos regocijarnos.

En 4:5 Pablo declara: “Sea conocido de todos los hombres lo comprensivos que sois”. En 2 Corintios 10:1, la misma palabra griega se tradujo ternura: “Os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo”. Esto muestra que el ser comprensivos no tiene nada que ver con lo ético o lo natural, sino que se refiere a la ternura, modestia o afabilidad de Cristo, la cual es un atributo espiritual o una virtud Suya. Primeramente Su actitud comprensiva debe ser nuestra, y luego, nosotros debemos dar a conocer dicha virtud de Cristo a todos los hombres.

¿Qué significa ser comprensivos, y por qué Pablo en 4:5 menciona esta virtud y no otra? Si el apóstol nos hubiera exhortado a dar a conocer nuestro amor o bondad a todos los hombres, tal vez este versículo no hubiera despertado ninguna inquietud. No obstante, Pablo aquí no habla del amor, la bondad, la humildad, ni de ninguna otra virtud humana; en lugar de ello, recalca la comprensión. Sabemos lo que es el amor, la bondad y la humildad, pero ¿quién puede definir lo que es ser comprensivos? Si en el pasado me hubieran pedido definir esta virtud, habría dicho que es la capacidad de sobrellevar una carga pesada por largo tiempo. Sin embargo, dicha definición es natural y no explica por qué Pablo en 4:5 escogió esta virtud y no otra.

Después que Pablo nos exhorta a dar a conocer nuestra comprensión, añade en el versículo 5: “El Señor está cerca”. Muchos maestros de la Biblia piensan que esta declaración se refiere a la segunda venida del Señor. No digo que esta interpretación esté equivocada, pero notemos que Pablo aquí no dice que el Señor viene pronto, sino que El está cerca. En el versículo siguiente, Pablo nos pide que no estemos afanosos por nada, sino que “en toda ocasión sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios por medio de oración y súplica, con acción de gracias”. Por tanto, notamos que la frase “el Señor está cerca” se encuentra entre dos exhortaciones, la de mostrar nuestra comprensión y la de no estar afanosos sino dar a conocer nuestras peticiones delante de Dios.

Por nosotros mismos, no podemos dar a conocer a todos los hombres lo comprensivos que somos; tampoco podemos deshacernos de la ansiedad ni dar a conocer nuestras peticiones delante de Dios. Algunos dirán que es muy fácil orar, pero en realidad es muy difícil. Por consiguiente, si hemos de llevar todo esto a la práctica, nosotros, al igual que Pablo, debemos aprender el secreto de estar en Aquel que nos reviste de poder.


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