Estudio-vida de 2 Corintiospor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-2362-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este mensaje examinaremos los últimos cuatro versículos de 2 Corintios, 13:11-14.
En 13:11 Pablo declara: “Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, tened el mismo pensamiento, y vivid en paz; y el Dios de amor y de paz estará con vosotros”. Puesto que los apóstoles se regocijaban (v. 9), podían exhortar a los creyentes a regocijarse también, pero no lo debían hacer en su vida natural, sino en el Señor (Fil. 3:1; 4:4; 1 Ts. 5:16).
Según el Nuevo Testamento, la vida cristiana debe ser una vida de regocijo. Si su vida no es una vida de regocijo, su vida cristiana no es normal. El regocijo incluye mucho más que el hecho singular de tener gozo. Es posible tener gozo sin regocijarse. El gozo es algo interno, mientras que regocijarse significa que nuestro gozo interior se expresa exteriormente. Creo que Pablo diría que para regocijarse, debemos usar nuestra voz, es decir, debemos proclamar nuestro gozo, hacerle audible. Por tanto, proclamar nuestro gozo equivale a regocijarnos. Debemos regocijarnos ya sea cantando, alabando, gritando o invocando al Señor. Así que, regocijarse equivale a dar voz a nuestro gozo interior, a proclamarlo. Este regocijo es una característica importante de nuestra vida cristiana. Si nuestra vida cristiana es normal, será una vida de regocijo.
En el versículo 11 Pablo exhorta también a los corintios a perfeccionarse. Literalmente, la palabra griega traducida “perfeccionaos” significa ser completados totalmente, es decir, reparados o ajustados, puestos nuevamente en orden, arreglados, perfectamente unidos y, por ende, restaurados. En griego, es la raíz de la palabra traducida “perfeccionamiento” en el versículo 9, y “perfeccionar” en Efesios 4:12.
Ser perfeccionado significa ser restaurado, arreglado, reparado y ajustado. Consiste en ser traído de nuevo a la posición adecuada y ser restaurado a la senda correcta, a fin de ser edificados con los demás en el Cuerpo. Los libros de 1 y 2 Corintios tratan del perfeccionamiento. La meta única de estas dos epístolas es perfeccionar a los santos de Corinto, quienes habían sido dañados, distraídos y divididos. Los creyentes habían sido dañados, y la situación entre ellos no era sana. Por tanto, estos dos libros fueron escritos para cumplir la tarea necesaria de perfeccionar a los creyentes, hacerlos volver a una condición sana y llena de vida, edificarlos y equiparlos con miras a la edificación del Cuerpo. Todo esto está incluido en la exhortación de Pablo: “Perfeccionaos”.
Podemos considerar la exhortación “perfeccionaos” como algo activo y también pasivo. Técnicamente, [en el griego,] el verbo está en voz pasiva, pero contiene también un elemento activo; por esta razón decimos que es activa y pasiva. Dios desea perfeccionarnos; sin embargo, nosotros debemos tomar la iniciativa de ser perfeccionados. Además, el apóstol fue usado para perfeccionar a los corintios. Esto significa que se llevaba a cabo una obra de perfeccionamiento. Con todo, los corintios todavía necesitaban ser perfeccionados. Podemos comparar a Pablo con un médico y decir que él estaba listo para administrar medicina a los creyentes, pero que era necesario que ellos tomaran la iniciativa en recibir la medicina. El doctor estaba presto, y la medicina, lista, pero la pregunta crucial era ésta, ¿estaban dispuestos los corintios a tomar la medicina y ser sanados? Ésta fue la razón por la cual Pablo les exhortó a ser perfeccionados.
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