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Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 61 de 120 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE SESENTA Y UNO

VIVIR EN COMUNION CON DIOS:
EL MATRIMONIO DE ISAAC,
UNA FIGURA DE LA BODA DE CRISTO Y LA IGLESIA

La Biblia es un libro divino compuesto de conceptos divinos. Por esta razón, contiene numerosos relatos maravillosos, y Génesis 24 es uno de ellos. Este capítulo no sólo revela una vida en unidad con Dios, sino que también implica algo más profundo que la vida humana. Esta es la razón por la cual le resulta difícil a la mente humana comprender las profundidades de la Biblia. En la superficie de Génesis 24, vemos un relato del vivir humano, pero en lo profundo de ese capítulo se encuentra algo divino. Resulta fácil ver la superficie, pero es difícil sondear las profundidades.

b) Una figura de la boda de Cristo y la iglesia

En Génesis 24 vemos un matrimonio que tipifica la boda de Cristo con la iglesia. En el Nuevo Testamento no hallamos ni un sólo versículo que afirme que este matrimonio es una figura de la boda entre Cristo y la iglesia. Sin embargo, el Nuevo Testamento revela claramente que Isaac, el hijo de Abraham, era una figura de Cristo, la única simiente de Abraham (Gá. 3:16). Basándonos en el hecho de que Isaac tipificaba a Cristo, podemos deducir que el matrimonio de Isaac tipificaba el matrimonio de Cristo.

La Biblia es un libro divino compuesto de conceptos divinos. Por esta razón, podemos ver estos conceptos en los diversos relatos bíblicos. Por ejemplo, todos conocemos la historia de José. El Nuevo Testamento no declara que José tipifica a Cristo, pero cualquier lector de la Biblia puede reconocer que la historia de José se parece mucho a la de Cristo. Algunos maestros de la Biblia enseñan que no debemos usar alegorías al interpretar las Escrituras a menos que el Nuevo Testamento indique que se trata de una alegoría o de la tipología de ciertos asuntos espirituales. Sin embargo, no debemos poner mucho énfasis en esto, pues a pesar de que el Nuevo Testamento no afirma que José tipifica a Cristo, todos los maestros de la Biblia reconocen que José es una excelente figura de Cristo. Al leer la historia de José, vemos que describe la vida de Cristo. Muchas circunstancias de la vida de José, tales como la traición que sufrió, son semejantes a los incidentes de la vida de Cristo. Según este principio, podemos decir que el matrimonio relatado en Génesis veinticuatro tipifica las bodas de Cristo porque Isaac tipifica a Cristo y porque el matrimonio de Isaac es semejante al de Cristo.

Génesis 24 presenta cuatro personas destacadas: el padre, el hijo, el siervo y la novia. Esto tiene mucho significado. Al llegar al Nuevo Testamento, vemos que el Dios Triuno obra con el propósito de conseguir una novia para el Hijo. ¿Cuál es el tema del Nuevo Testamento? Si decimos que el tema del Nuevo Testamento es sencillamente Jesús como nuestro Salvador, yo diría que eso es correcto, pero no lo abarca todo. El tema del Nuevo Testamento es el Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu, quienes laboran juntos a fin de conseguir la novia para el Hijo. El Padre hace el plan, el Espíritu lo lleva a cabo, y el Hijo disfruta lo que el Padre planeó y lo que el Espíritu lleva a cabo. ¿Quién es la novia? La novia forma una parte del linaje humano que se casará con el Hijo y se convertirá en Su complemento. Mateo 28:19 habla del Padre, el Hijo y el Espíritu. En Hechos y en las epístolas, vemos cómo el Espíritu labora conforme al plan del Padre a fin de conseguir la novia para el Hijo. Al final del Nuevo Testamento, en el libro de Apocalipsis, vemos la novia. En Apocalipsis 19:7 dice: “Han llegado las bodas del Cordero, y Su esposa se ha preparado”. Finalmente toda la Nueva Jerusalén, una ciudad femenina, constituirá la novia (Ap. 21:2, 9-10). La expresión “ciudad femenina” puede parecer extraña, pero no es errónea, porque la Nueva Jerusalén será una mujer, la esposa del Cordero, el complemento del Hijo de Dios. El Nuevo Testamento en su totalidad es sencillamente un relato del Dios Triuno que labora para lograr que una parte del linaje humano sea la novia, el complemento, del Hijo.

(1) El plan del Padre

Primero vemos el plan del Padre. Efesios 3:11 habla del propósito eterno que El hizo en Cristo Jesús, nuestro Señor. La palabra propósito es un término arcaico que corresponde a la palabra moderna plan. Cuando hablamos del plan de Dios, nos referimos al propósito de Dios. En la eternidad pasada, Dios diseñó un plan: obtener la iglesia para Cristo (Ef. 3:8-11). El plan de Dios no consiste solamente en tener un grupo de pecadores, ni un grupo de redimidos. Este concepto es demasiado pobre. El plan de Dios consiste en obtener a una esposa para Su Hijo.

Hemos oído repetidas veces que Cristo vino para salvar a los pecadores. Sin embargo, ¿ha oído usted un mensaje en el que se diga que Cristo vino para conseguir una novia? En Juan 3:29 leemos: “El que tiene la novia, es el novio”. En los cuatro evangelios, el Señor Jesús dijo a Sus discípulos que El era el Novio (Mt. 9:15). El vino no solamente para salvar a los pecadores sino también para obtener la novia. ¿Seguimos siendo pecadores? No, somos la novia. ¡Alabado sea el Señor porque ya hemos dejado de ser pecadores, y somos la novia! ¿Debemos seguir acudiendo a Dios y confesar nuestros pecados con súplicas? No, debemos presentarnos ante El con alegría, diciendo: ¡Alabado sea el Señor! ¡Estoy tan contento porque ya no soy pecador; formo parte de la novia! Cristo vino no solamente para ser nuestro Salvador y Redentor, sino también para ser el Novio. Dios no planeó salvar a un grupo de viles pecadores y llevarlos a los cielos. Dios planeó tomar una parte del linaje humano y hacer de ella el complemento de Su amado Hijo. Finalmente, en los nuevos cielos y en la nueva tierra, no tendremos a un grupo de viles pecadores, sino la novia, la Nueva Jerusalén, la esposa del Cordero.

Como ya vimos, Dios el Padre planeó obtener del linaje humano una novia para Su hijo. Abraham, una figura del Padre, le encomendó a su siervo, una figura del Espíritu Santo, que no tomara esposa para su hijo de entre las hijas de los cananeos, sino de la parentela de Abraham (24:4, 7). En tipología, esto indica que el complemento de Cristo debe proceder del linaje de Cristo, y no de los ángeles ni de ninguna otra criatura. El hecho de que Cristo se haya encarnado, se haya hecho hombre, convirtió a la humanidad en Su linaje. No se imagine que la humanidad es una especie miserable, pues no lo es. Por ser linaje de Cristo, la humanidad es amada y preciosa a los ojos de Dios. Dios puede conseguir el complemento para Su hijo solamente en la humanidad. Por lo tanto, todos debemos estar orgullosos de formar parte de la humanidad y debemos decir: ¡Alabado sea el Señor porque soy humano! Le doy las gracias porque no fui creado como parte del género angélico sino como parte del género humano.

En Génesis 2 vemos que Dios le presentó a Adán los seres vivos para que les diera nombre. Adán dijo: “Este es un perro, y éste es un gato; ése es un mono y aquél es un asno”. Al observar todos esos seres, él no encontró su complemento entre ellos. Así que, Dios hizo caer un profundo sueño sobre Adán; tomó una de sus costillas, e hizo de ella una mujer para que fuera su complemento (2:21-22). Por consiguiente, Adán y Eva pertenecían al mismo linaje. Esto indica que el complemento de Cristo debe proceder de Su mismo linaje, el género humano. Todos fuimos creados como el género humano, y como tales, hemos nacido de nuevo. Sólo el género humano está facultado para ser el complemento de Cristo.


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