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Estudio-vida de Númerospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6614-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 25 de 53 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE NÚMEROS

MENSAJE VEINTICINCO

SUS JORNADAS

(10)

Lectura bíblica: Nm. 17

En Números 17 vemos la vindicación de Dios. Pero antes de considerar este asunto, quisiera agregar algo acerca de los descendientes de Coré.

Números 16 pareciera indicar que toda la familia de Coré, incluso sus niños, perecieron. Sin embargo, Números 26:11 nos dice que los hijos de Coré no murieron. Ellos, o no participaron en la conspiración y rebelión, o acataron lo dicho por Moisés en 16:26 y se marcharon de la tienda de su padre, con lo cual escaparon de la tragedia que ocurrió cuando la tierra abrió su boca y se tragó a Coré y a su compañía.

En 1 Crónicas 6:33-37, un registro de la genealogía de Samuel, se nos dice que Samuel era un descendiente de Coré. Coré aspiraba al sacerdocio, una posición más elevada, y como no lo consiguió, se rebeló. No obstante, Samuel, uno de sus descendientes, llegó a ser sacerdote, no luchando por el poder sino ofreciéndose a sí mismo como nazareo (véase los mensajes del 8 al 10, que tratan sobre santificarse para ser un nazareo). Samuel no sólo fue un sacerdote, sino también un gran profeta.

Además, como lo indica el título del salmo 88, este salmo fue escrito por Hemán, un descendiente de Coré y nieto de Samuel (2 Cr. 6:33). Hemán no sólo fue un salmista, sino también un cantor en el templo según lo dispuesto por David.

El hecho de que Dios librase a los descendientes de Coré nos permite ver la misericordia de Dios. Uno de los descendientes de Coré llegó a ser un gran profeta y participó en el sacerdocio; otro llegó a ser uno de los salmistas, escritor de uno de los mejores salmos, así como cantor y músico del templo. Por tanto, en esta historia del Antiguo Testamento podemos ver que Dios es severo con algunos, pero al mismo tiempo misericordioso con otros. Si hemos de experimentar Su misericordia o Su severidad, ello depende de cómo nos comportemos.

E. La vindicación de Dios

Números 17 es un capítulo que nos habla de la vindicación efectuada por Dios. Después que Dios ejecuta Su juicio, Él siempre viene a vindicar. Por consiguiente, Su juicio y Su vindicación no deben ser separados. De hecho, el juicio de Dios es una forma de vindicación. El juicio tiene que ver principalmente con el aspecto negativo, y la vindicación tiene que ver principalmente con el aspecto positivo. Por el lado negativo, en el capítulo 16 Dios juzgó a Coré, a Datán, a Abiram y a los demás rebeldes, incluyendo no sólo a los doscientos cincuenta líderes de la asamblea, sino también a la compañía de Coré. Al ejecutar este juicio, Dios ejerció Su justicia. En el capítulo 17, Dios vindicó de una manera positiva a Aarón y a Moisés, Su autoridad delegada.

1. Después de ejecutar Su juicio,
Dios manda que se pongan doce varas
delante del Testimonio

Después de ejecutar Su juicio, Dios mandó que se pusieran doce varas delante del Testimonio (los Diez Mandamientos que estaban dentro del Arca), que tipificaba a Cristo y era el lugar donde Dios se reunía con Su pueblo (vs. 1-7). Esto significa que todo debía ser traído a la presencia de Dios para permitir que sea Él quien aclare la verdadera situación al hablar la verdad a todo el pueblo mediante Su vindicación. En la tipología, la vara representa autoridad (cfr. 1 Co. 4:21). En Números 17 las varas representaban a los líderes de las doce tribus (v. 2), y la vara de Aarón representaba a la tribu de Leví (v. 3).

Jehová dijo: “Reverdecerá la vara del varón que Yo escoja, y haré cesar las murmuraciones que hacen contra Mí los hijos de Israel, con que murmuran contra vosotros” (v. 5). Una vara está hecha de madera muerta que no solamente ha sido cortada, sino que incluso está muerta y se ha secado. No obstante, ¡ese pedazo de madera muerta y seca reverdeció! Un brote es algo orgánico, propio de la vida. La intención de Dios era que el acto de hacer reverdecer la vara muerta hiciera cesar las murmuraciones del pueblo.

Las varas debían ser puestas delante de Dios en la Tienda de Reunión por toda una noche. Es poco probable que Aarón hubiera dormido bien aquella noche. Quizás estuvo pensando en su vara, preguntándose si ésta reverdecería. Para Aarón, aquella noche ciertamente debió haber sido una noche muy oscura. A veces Dios, a causa de la vindicación que Él efectúa, nos hace pasar por una noche oscura, por un túnel oscuro.


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