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Estudio-vida de Hechospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1419-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 72 de 72 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE HECHOS

MENSAJE SETENTA Y DOS

CONCLUSION

Lectura bíblica: Hch. 1:8; 27:20-26, 33-37; 28:15-16, 23-31; Fil. 1:19-21a; Ef. 2:14-18; Fil. 3:2-8; Col. 3:10-11; He. 1:1-3; 9:12; 10:9-10, 12, 14, 13:13

En este mensaje de conclusión del Estudio-vida de Hechos abarcaremos dos asuntos. El primero, es la vida de Pablo que se encuentra descrita en Hechos 27—28, y el segundo, gira en torno a la revelación contenida en las Epístolas de Efesios, Filipenses, Colosenses y Hebreos.

UNA DESCRIPCION DE LA VIDA DE PABLO

Los capítulos veintisiete y veintiocho de Hechos no proporcionan detalles en cuanto a la doctrina. En lugar de ello, vemos el relato de un hombre que vivía a Cristo de forma absoluta. Pablo se hallaba preso, encadenado y rodeado de soldados, en medio de un mar tempestuoso, lo cual hacía muy difícil la navegación. Además, se encontraba lejos de su patria y de sus amigos. Pero a pesar de lo adverso de su situación, él reinaba como un rey.

La narración presentada en estos dos capítulos de Hechos acerca de la vida de Pablo, evoca las palabras que él escribió durante su encarcelamiento en Roma: “Porque sé que por vuestra petición y la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi salvación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:19-21a). Estos versículos describen la vida que Pablo llevó en su viaje de Cesarea a Roma. No importa cuál fuera la situación, él magnificaba a Cristo en su cuerpo.

Al examinar el cuadro de Hechos 27—28, podemos ver que Pablo era un testigo excepcional de Cristo. Era la clase de testigo al que se refirió el Señor en 1:8: “Seréis Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.

En 1:6 los discípulos preguntaron al Señor cuándo restauraría el reino de Israel, y El les respondió que no les correspondía a ellos conocer los tiempos y las sazones que el Padre dispuso por Su propia potestad, sino que en lugar de esto, ellos serían testigos Suyos, cuando recibieran poder del Espíritu Santo, el cual había de descender sobre ellos. Vemos que Pablo era tal testigo en Hechos 27—28. El estaba rodeado de gentiles; en la nave había muy pocos judíos, o tal vez ninguno. Todo lo relacionado con este viaje era gentil: la comida, el entorno y el ambiente. Además, no se veía nada judío en la isla de Malta. Pablo estaba en medio de gentiles y en el ambiente cultural de ellos, no obstante, él vivía “como un rey en su palacio”. Aprecio mucho este cuadro que describe la vida que llevó Pablo en estos capítulos.

Todos debemos vivir a Cristo como lo hizo Pablo en Hechos 27—28. Si sólo vivimos a Cristo en una situación que corresponda a nuestra cultura, carácter, constitución y manera de ser, dicho vivir no será genuino. En estos capítulos, vemos que Pablo vivía a Cristo en una situación totalmente distinta a su cultura y carácter. No obstante, en medio de una situación tan adversa y desalentadora, él mantenía el nivel de vida más elevado. Como hemos indicado, en Pablo vemos que el Dios-hombre maravilloso, excelente y misterioso, que vivió en los evangelios, seguía viviendo por medio de uno de Sus muchos miembros. Este era Jesús viviendo otra vez en la tierra, en Su humanidad divinamente enriquecida. Por tanto, podemos afirmar que la vida de Pablo era la repetición de la vida de Jesús.

Después de llegar a Roma como lo describe el capítulo veintiocho, Pablo escribió las Epístolas de Efesios, Filipenses, Colosenses y Hebreos. Estando allí fue encarcelado dos veces. La primera vez fue aproximadamente por los años 62-64, debido a las acusaciones de los judíos (28:17-20). En aquel tiempo, él escribió las Epístolas de Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón. Después de su primer encarcelamiento, él probablemente visitó Efeso y Macedonia, luego Creta y Mileto, donde probablemente escribió la epístola a los Hebreos. El segundo encarcelamiento de Pablo, que tuvo lugar alrededor del año 65, fue causado por la súbita persecución de los creyentes por parte de Nerón.

Pablo pasó por muchas situaciones adversas en los capítulos del quince al veintiocho de Hechos, pero si no hubiese pasado por ellas, no habría podido escribir Efesios, Filipenses, Colosenses y Hebreos, o por lo menos no lo habría hecho de forma tan completa.


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