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Estudio-vida de Mateopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1422-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 52 de 72 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE MATEO

MENSAJE CINCUENTA Y DOS

LAS RELACIONES ENTRE
LOS CIUDADANOS DEL REINO

(2)

Es posible que el capítulo dieciocho de Mateo no parezca muy profundo y que la parábola que se presenta en los versículos del 23 al 35 nos sea superficial. Pero en realidad lo que se revela en este capítulo es muy profundo. Casi todos los cristianos que leen el Evangelio de Mateo no se dan cuenta de que este libro no sólo se ocupa de la doctrina del reino, sino también de la vida práctica del reino. Si hemos de entender cualquier porción de Mateo, debemos tener presente este hecho. Cuando era joven no me interesaba leer elcapítulo dieciocho de Mateo porque no entendía que este capítulo se ocupara de la vida del reino. Aunque usted haya leído este capítulo anteriormente, es probable que no haya comprendido que trata de la vida del reino. En cambio, probablemente pensaba que esta porción tiene que ver simplemente con la conducta cristiana, es decir, que trata de perdonar a los hermanos. Debido a este concepto natural, se nos escapa que este capítulo está profundamente relacionado con la vida del reino.

El versículo 1 demuestra que esta porción de la Palabra trata de la vida práctica del reino, pues dice: “En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús, diciendo: ¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos?” Entrar en el reino de los cielos significa entrar en la manifestación de dicho reino. Por lo tanto, este capítulo, junto con los capítulos diecinueve y veinte, tratan de la vida del reino.

Si queremos permanecer en la vida del reino, debemos tener humildad. Si tenemos humildad, ni nos ofenderemos, ni ofenderemos a nadie, ni haremos tropezar a otros, ni seremos hechos tropezar por ellos. Todo tropiezo, nuestro o de otros, es causado por el orgullo. Debemos odiar el orgullo y tratarlo como un “topo” que debemos matar. De otra forma, este “topo” de orgullo arruinará la vida del reino.

En el capítulo dieciocho vimos cómo debemos tratar con alguien que causa ofensas. Si un hermano nos ofende, debemos ir directamente a él en amor, y si no nos quiere oír, debemos hablar con él nuevamente ante uno o dos testigos. Si aun así no quiere escucharnos, debemos contar el asunto a la iglesia y dejar que ella se encargue de él. Pero si el hermano rechaza escuchar a la iglesia, entonces ésta debe considerarlo como un gentil o recaudador de impuestos, y cortarle la comunión de la iglesia. Esta porción de la Palabra enseña cómo debemos tratar con un hermano que causa ofensas, pero además indica que causar ofensas es un asunto muy serio. La seriedad del tema se muestra en el riesgo de perder la comunión de la iglesia. Ser excluido de la comunión de la iglesia significa ser echado de la vida del reino. Este es un asunto muy grave.

En lo que el Señor dice acerca de la manera de tratar con un hermano que causa ofensas, se puede ver la autoridad del reino. El versículo 18 dice: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, habrá sido atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, habrá sido desatado en el cielo”. Si alguien ofende a los hermanos y se rebela contra la iglesia, los cielos le atarán. Debemos notar que el versículo 18 dice que la iglesia ata lo que ya ha sido atado en el cielo, lo cual indica que la ofensa y la rebelión dan por resultado que los cielos aten a aquel que es responsable de la ofensa. Si uno rechaza a la iglesia y se rebela contra ella, los cielos le atarán. Ya que los cielos le han atado, la iglesia se pone a ejecutarlo. Si consideramos el versículo 18 en su contexto, nos daremos cuenta de que rebelarse contra la iglesia no es un asunto insignificante. La iglesia simplemente sigue a los cielos al atar lo que los cielos ya han atado. Cuando la iglesia ata, simplemente ejecuta lo que han efectuado los cielos. Antes de que la iglesia diga: “Señor, atamos a este hermano rebelde”, él ya ha sido atado en los cielos.

Lo mismo se aplica al arrepentimiento. Arrepentirse ante la iglesia por la rebelión es un asunto de gran significado. Si uno se arrepiente ante la iglesia, los cielos inmediatamente lo desatarán, y entonces la iglesia desatará lo que ya ha sido desatado en los cielos. Rebelarse contra la iglesia es un asunto muy grave, y arrepentirse ante la iglesia es un asunto de gran significado. En esto nos damos cuenta de que Mateo 18 trata de la vida del reino.

Lo que se encuentra aquí no tiene que ver simplemente con ofender a alguien o con escuchar a la iglesia; más bien es cuestión de si permanecemos o no en el reino. Si nos rebelamos contra la iglesia, los cielos estarán a favor de la iglesia y la respaldarán. Por lo tanto, si uno se rebela contra la iglesia, los cielos dirán: “Te ato”. Luego, la iglesia se levantará y atará lo que los cielos hayan atado. Pero si se arrepiente, los cielos dirán: “Tú estás desatado”. Entonces la iglesia llevará a cabo lo que los cielos han desatado. Ya sea que nos rebelemos contra la iglesia o que nos arrepintamos ante ella, ambas cosas son muy serias, pues revelan que nuestra relación con los hermanos y con la iglesia está estrechamente ligada a la vida del reino.


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