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Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
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ESTUDIO-VIDA DE
LA PRIMERA EPISTOLA A LOS CORINTIOS

MENSAJE CINCUENTA Y OCHO

LO TOCANTE A LOS DONES

(2)

Lectura bíblica: 1 Co. 12:12-22

En 12:1-11 Pablo hace hincapié en el hablar y el Espíritu. Un cristiano debe ser una persona que habla. Si permanecemos silenciosos durante la adoración que rendimos a Dios, nos convertimos en adoradores mudos. Nosotros no adoramos a un Dios silencioso, sino a un Dios vivo, un Dios que habla. Por consiguiente, hablar es una señal de que somos los genuinos adoradores de Dios. Además, Cristo debe ser el centro de todo lo que digamos. Nuestras palabras incluso deben emitir al Señor Jesús en los demás. En 12:3 nos damos cuenta de que cada vez que decimos: “Señor Jesús” estamos en el Espíritu. Por lo tanto, el hablar es lo primero que Pablo subraya en 12:1-11, y su segundo énfasis es el Espíritu.

Como cristianos debemos hablar. Cuando proclamamos al Señor, estamos en el Espíritu. Por ejemplo, mientras hablo, respiro. El aire no sólo me rodea, sino que también está en mí. Cuanto más abro mi boca para hablar, más aire entra en mí y me llena. Si no hablara ni respirara, el aire no podría entrar en mí y mi ser no podría recibir el suministro de oxígeno necesario. Si deseo que el oxígeno opere en mi interior, debo respirar y hablar. Cuando hablo, disfruto del aire. Bajo el mismo principio, cuando hablamos tomando a Cristo como centro, estamos en el Espíritu.

III. UN SOLO CUERPO CON MUCHOS MIEMBROS

Al hablar de los dones, el tercer énfasis de Pablo es el Cuerpo. En 12:12-22 habla del Cuerpo reiteradas veces. Hoy muchos creyentes pentecostales pasan por alto el Cuerpo. A pesar de que procuran el Espíritu y los dones del Espíritu, no se dan cuenta de que el objetivo de los dones es el Cuerpo. Los dones pertenecen a los miembros, pero no tienen por objeto el beneficio de ellos, sino el del Cuerpo.

Podemos usar los miembros de nuestro cuerpo físico para ejemplificar cómo los dones son útiles para el Cuerpo. Mi mano tiene un don particular y puede realizar ciertas cosas. Pero el don y las funciones de la mano no benefician a la mano misma, sino al cuerpo. Del mismo modo, los pies tienen la capacidad de caminar; podemos decir que tienen el “don” de andar. Pero esta capacidad, este don, beneficia al cuerpo, y no solamente a los pies. De la misma manera, nuestra boca come para el cuerpo, y nuestros ojos ven para el cuerpo. ¿No sería terrible que nuestra boca comiese para sí misma y no para el cuerpo? Si esto fuera el caso, el alimento quedaría en la boca y no suministraría al cuerpo. Sería también horrible que los ojos funcionaran solamente para sí mismos y no para beneficio del cuerpo. Los ojos tienen una función, la capacidad de ver. Sin embargo, el don de ver, aunque pertenece a los ojos, no funciona para el bienestar de los ojos, sino para el del cuerpo. La nariz funciona también para el cuerpo. Si la nariz fuese egoísta y guardara todo el aire para sí misma, el cuerpo no recibiría aire. Sin embargo, la nariz respira para el cuerpo. Todos estos ejemplos muestran que el don que pertenece a cada miembro debe beneficiar a todo el cuerpo.

Debe impresionarnos el hecho de que Pablo, después de hacer hincapié en el Espíritu, habla del Cuerpo de manera enfática. En 12:1-3 él subraya la importancia de hablar, mientras que en los versículos 4-11 pone énfasis en el Espíritu. En estos versículos, la palabra Espíritu se usa siete veces. No obstante, en los versículos 12-22, lo crucial es el Cuerpo.

A. La constitución del Cuerpo

Leamos el versículo 12: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Cristo”. La palabra “Porque” indica que el versículo 12 es una explicación del versículo 11, el cual dice que él Espíritu es quien realiza todos los diversos aspectos de Su manifestación, repartiéndolos a muchos miembros a un nivel individual. Esto es semejante a nuestro cuerpo físico en que es uno solo pero tiene muchos miembros.

En el versículo 12, las palabras “el Cristo” se refieren al Cristo corporativo, compuesto de Cristo mismo como Cabeza, y de la iglesia como Su Cuerpo, del cual todos los creyentes son miembros. Todos los creyentes de Cristo están unidos a El orgánicamente y tienen Su vida y Su elemento, y así han llegado a ser Su Cuerpo, un organismo que lo expresa. Por lo tanto, El no es únicamente la Cabeza sino también el Cuerpo. Así como nuestro cuerpo físico tiene muchos miembros y sin embargo es uno solo, así también es el Cristo.

En el versículo 13 Pablo añade: “Porque en un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. Ya que el Espíritu es la esfera y el elemento de nuestro bautismo espiritual, y puesto que en este Espíritu fuimos todos bautizados en una sola entidad orgánica, a saber, el Cuerpo de Cristo, todos nosotros, sin importar la raza, nacionalidad o rango social al que pertenezcamos, debemos ser este único Cuerpo. Cristo es la vida y el elemento constitutivo del Cuerpo, y el Espíritu es la realidad de Cristo. Es en este único Espíritu donde todos fuimos bautizados en el único Cuerpo viviente para expresar a Cristo.

Los creyentes de Cristo son bautizados por medio del agua y en el Espíritu, y así son introducidos en Cristo, en la muerte de Cristo (Ro. 6:3), en el nombre —la persona— del Dios Triuno (Mt. 28:19), y en el Cuerpo de Cristo. El bautismo introduce a los creyentes en una unión orgánica con Cristo y con el Dios Triuno, haciendo de ellos miembros vivientes del Cuerpo de Cristo. Todos los dones como manifestación del Espíritu, son repartidos por el Espíritu a cada uno de los creyentes, y tienen como fin el provecho, la edificación, del Cuerpo. El apóstol estaba muy consciente de esto. El era consciente del Cuerpo y estaba centrado en él, a diferencia de los corintios y muchos otros creyentes que han vivido en otras épocas, los cuales se han centrado en sí mismos con respecto a los dones espirituales. Por consiguiente, después de este versículo, Pablo dio a los corintios un largo discurso acerca del Cuerpo. Su objetivo era rescatarlos de sus afanes egoístas infundiéndoles una preocupación por el Cuerpo, para que ya no tuvieran como fin su propio beneficio individual y se entregaran a la edificación del Cuerpo.

En el versículo 13 Pablo habla de judíos y griegos, y de esclavos y libres. Al hablar de judíos y griegos se refiere a los distintos grupos étnicos y nacionalidades, mientras que al mencionar a esclavos y libres alude a clases sociales.

Ser bautizados en el Espíritu es entrar en el Espíritu y perderse en El; beber del Espíritu es recibir al Espíritu en nuestro interior y permitir que nuestro ser se impregne de El. Por medio de estos dos procedimientos somos mezclados con el Espíritu. Ser bautizados en el Espíritu es el comienzo de la mezcla y ocurre una vez y para siempre, mientras que beber del Espíritu es la continuación y la realización de la mezcla y es perpetuo, para siempre.

En la actualidad, quienes integran el movimiento pentecostal hablan mucho del bautismo en el Espíritu, pero muy poco de ser bautizados en el Cuerpo. La meta de ser bautizados en el Espíritu no es el creyente individualmente, sino el Cuerpo. En el versículo 13 Pablo claramente dice: “En un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo”. El Cuerpo es una entidad orgánica. Mateo 28:19 y Gálatas 3:27 enseñan que fuimos bautizados en el Dios Triuno y en Cristo. El Dios Triuno y Cristo son personas orgánicas y vivientes. Además, en Romanos 6:3 nos damos cuenta que fuimos bautizados no solamente en Cristo, sino también en Su muerte. En el aspecto positivo, fuimos bautizados en el Dios Triuno y en Cristo, mientras que en el aspecto negativo, se nos bautizó en la muerte de Cristo. El aspecto negativo del bautismo elimina las cosas negativas tales como el pecado, la carne, el yo y la vieja creación. El bautismo tiene un resultado final: nos introduce en el Cuerpo. ¡Aleluya, estamos en el Cuerpo!

Si vamos a valorar debidamente los dones espirituales, es necesario tener presentes tres elementos importantes: el hablar, el Espíritu y el Cuerpo. Los dones se administran al hablar, hablamos por el Espíritu y la meta es el Cuerpo. Siempre que utilizamos los dones espirituales para nuestro propio beneficio y no para el del Cuerpo, anulamos el don. Una vez más, el don no se da a los miembros para su provecho individual, sino para el beneficio de todo el cuerpo. Si los pies usaran su don de caminar para sí mismos y no para el cuerpo, anularían su don. Muchos buscan los dones espirituales y aparentemente los reciben. Pero en muchos casos, ellos adquirieron estos dones en vano, porque los usan para sí mismos y no para el Cuerpo. Hoy muchos cristianos no tienen presente al Cuerpo. En realidad, no necesitamos procurar los dones con tanto anhelo; en lugar de eso necesitamos simplemente aprender a interesarnos por el Cuerpo. Si lo hacemos, tendremos dones en abundancia. Además, cuando nos interesamos por el Cuerpo, esto enriquece, eleva, fortalece y aun multiplica nuestros dones.

Al abordar el tema de los dones, Pablo estaba muy consciente del Cuerpo, de la iglesia. Su principal interés era que se edificara la iglesia. El objetivo de los dones no es la edificación personal, sino la edificación del Cuerpo.

Deseo testificar que por la misericordia del Señor llevo años preocupándome por el Cuerpo. La razón por la cual tengo tan desarrollado el don de hablar se debe a que nunca he pensado en usarlo para mí mismo. Mi carga, mi preocupación y mi intención han sido y siguen siendo las iglesias. No me interesa ser un orador popular. Lo único que pesa sobre mí es el Cuerpo y todas las iglesias. Cuanto más ministro a las iglesias para su beneficio, más suministro tengo.

Cuánto aprecio lo que dice Pablo en 12:13: “En un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo ... y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. ¿Dónde podemos beber de un mismo Espíritu? Bebemos del Espíritu en el Cuerpo. Si no estuviésemos en el Cuerpo, no habría fluir, no habría nada que beber, pues el fluir se halla en el Cuerpo. Conforme a Apocalipsis, en la eternidad el fluir estará en la Nueva Jerusalén (Ap. 22:1-2). Hoy el fluir, el río, está en el Cuerpo. En un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo para beber de un mismo Espíritu.

Muchos podemos testificar que antes de entrar a la vida de iglesia en el recobro del Señor, estábamos en una tierra seca, árida o pantanosa. Esta tierra pantanosa contenía tal vez unpoco de agua, pero no era potable. Pero en la vida de iglesia estamos bebiendo del Espíritu cada día y todo el tiempo. No estamos solamente en una fuente, sino en el fluir mismo. ¡Cuánto aprecio este versículo que nos dice que fuimos bautizados en un solo Cuerpo para beber! En un solo Espíritu fuimos bautizados en un solo Cuerpo para beber de un mismo Espíritu. Cuando estamos llenos del agua del Espíritu no podemos hacer otra cosa que dejarla rebosar desde nuestro interior. Durante los años que llevo ministrando en este país, no ha cesado de bullir el Espíritu desde mi interior. Además, ha brotado de mi interior la palabra de sabiduría, la cual transmite a Cristo como lo profundo de Dios. La palabra de conocimiento también bulle en mi ser. Además, puedo testificar que no me preocupan mis propios intereses. Mi única preocupación es el Cuerpo de Cristo.

Todos debemos olvidarnos de nosotros mismos, de nuestras localidades, de nuestra obra y de nuestra espiritualidad personal, y recibir la carga del Señor por Su Cuerpo. Esto nos enriquecerá, nos elevará y nos fortalecerá con relación a los dones espirituales. Imagínense lo que sucedería si todos los que escuchan estas palabras se entregasen al Cuerpo y estuviesen dispuestos a olvidarse de sí mismos, de su espiritualidad individual y de su futuro espiritual. ¡Qué maravilloso sería! En los próximos años, el Señor podría realizar muchas cosas que lleven a cabo la administración de Dios sobre la tierra. Las iglesias de toda la tierra se convertirían en televisores celestiales que expresan lo que Cristo efectúa en Su ministerio celestial. Para que esto suceda, debemos ver el Cuerpo y entregarnos a él.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

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