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Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 26 de 120 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE VEINTISEIS

LA MANERA DE ESCAPAR DE
LA CONSECUENCIA FINAL
DE LA CAIDA DEL HOMBRE

En este mensaje llegamos a Génesis 5. Muchos de los que leen la Biblia consideran que este capítulo es muy árido y lo pasan de largo en su lectura; cuando mucho, quizás hayan prestado atención únicamente a los últimos doce versículos. No obstante, debemos reconocer que Génesis 5 constituye una porción muy importante de la Palabra santa. A pesar de que dicho capítulo menciona muchos nombres y edades, no es un relato histórico. La Biblia en su totalidad es un libro de vida, y este capítulo, con todos sus nombres y cantidades de años, nos muestra el camino de la vida.

Como vimos en el mensaje anterior, al final de Génesis 4 descubrimos el asunto maravilloso de invocar el nombre del Señor (4:26). Génesis 5 habla de caminar con Dios (v. 22). Invocar al Señor es una cosa, y caminar con Dios es otra. Todos debemos invocar al Señor, y luego caminar con Dios. No debemos andar conforme a este siglo, sino con Dios. Caminar con Dios debe venir después de que invocamos al Señor. Por tanto, debemos pasar de Génesis 4 a Génesis 5. Consideremos ahora el contenido de este capítulo.

C. La consecuencia final de la caída del hombre
y la manera de escapar de ella

1. La genealogía de los salvos

En primer lugar, Génesis 5 nos revela el origen del hombre. ¿Cuál fue el origen del hombre? Encontramos la respuesta en los primeros dos versículos de este capítulo, que son muy importantes y maravillosos. “Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados”. Según estos versículos, el origen del hombre no era Dios solamente, sino también Su semejanza y Su imagen. La imagen de Dios fue el origen práctico de Adán, pues Adán fue hecho a la imagen de Dios. Por consiguiente, nuestro origen no es una raza ni una nacionalidad determinada, sino Dios con Su imagen. Todos nosotros fuimos creados por Dios a Su imagen. No importa que seamos hombres o mujeres porque tanto el hombre como la mujer, tanto el marido como la esposa, fueron llamados Adán. Dios determinó esto como un principio divino, y este principio sigue operando en la actualidad. Por ejemplo, tanto el señor Taylor como su esposa tienen el mismo apellido. El señor Taylor es el marido Taylor, y la señora de Taylor es la esposa Taylor. De manera que el marido y la esposa son Taylor. Del mismo modo, tanto Adán como Eva fueron llamados Adán. Cuando Dios establece un principio, éste permanece y nadie puede alterarlo.

El capítulo 5 de Génesis es maravilloso. Nunca leí nada parecido en ningún otro libro. En ninguna otra parte he leído que un hombre haya vivido cierta cantidad de años y luego haya engendrado un hijo, y que después vivió otro lapso de tiempo, engendró hijos y luego murió; y que su hijo vivió tantos años y engendró hijos y siguió viviendo y engendrando hijos y luego murió. Este es el relato de Génesis 5, un relato que parece muy reiterativo. Génesis 5 está lleno de nombres difíciles de pronunciar, con el número de años que vivieron las personas, y con las palabras “vivió”, “engendró” y “murió”. Estas tres palabras se repiten continuamente por todo el capítulo. Además, ¿ha observado usted que la palabra “vivió” se usa dos veces para cada persona? Por ejemplo, vemos que Adán vivió ciento treinta años y engendró a Set (5:3) y que todos los años que vivió Adán fueron novecientos treinta (5:5). Después de Adán, Set vivió ciento cinco años y engendró a Enós y luego vivió otros ochocientos siete años (5:6-7). Este ciclo de vivir, engendrar, vivir, engendrar y morir se repite ocho veces en este capítulo. Aunque se mencionan diez generaciones en Génesis 5, debemos exceptuar a Enoc quien fue un caso especial y a Noé cuya muerte no se narra en este capítulo. Así que tenemos ocho generaciones que vivieron, engendraron, vivieron, engendraron y murieron.

Existe una gran diferencia entre el relato de Génesis 4 y el de Génesis 5. El capítulo cuatro nos dice que ciertas personas vivieron, pero no nos dice por cuantos años. En cierto sentido, las personas nombradas en Génesis 4 no tenían ninguna existencia a los ojos de Dios; sus vidas eran vanidad. Pero sí se nos habla de muchas cosas que ellos inventaron: la religión, la planeación y construcción de ciudades, la agricultura, la música y las armas. Aquel capítulo también habla de las maldades que cometía la gente. Es extraño que Génesis 5 no nos diga nada de las acciones y las actividades de la gente. Aquellos hombres vivieron mucho tiempo, en la mayoría de los casos, más de novecientos años. ¿Qué hacían? Aunque dediqué mucho tiempo a estudiar ese capítulo, todo lo que pude aprender era que la gente vivía, engendraba, vivía, engendraba y moría. Aparte de eso, no se revela nada acerca de la manera en que vivían. Todo lo que hacían era vivir y engendrar.

El hombre fue creado no solamente por Dios y a la imagen de Dios, sino también para Dios. Por consiguiente, Dios ordenó que el hombre debía multiplicarse. El propósito eterno de Dios jamás podría cumplirse sin la multiplicación del hombre. Si usted le hubiera preguntado a Adán lo que estaba haciendo, él probablemente habría contestado: “Hermano, estoy viviendo para el propósito de Dios. Estoy engendrando hijos para que se cumpla el propósito de Dios. Dios no necesita mi trabajo, El necesita que yo engendre”. ¿Qué es engendrar? Usando la terminología del Nuevo Testamento, podemos llamarlo llevar fruto. Engendrar significa llevar fruto. Por consiguiente, Adán llevaba fruto para que se cumpliera el propósito de Dios. El fue muy fructífero. Ya mencioné que la palabra “vivió” se usa dos veces con cada persona. Ahora quisiera hacer notar que la palabra “engendró” es usada tres veces en cada persona. Por ejemplo, Adán vivió ciento treinta años y engendró a Set; después de engendrar a Set, él vivió ochocientos años más y engendró hijos e hijas. Esto indica que las personas que figuran en Génesis 5 sólo vivían y engendraban.

Estamos haciendo lo mismo ahora. No diga que usted es maestro o carpintero. Debe decir: “Vivo en la presencia de Dios y engendro, llevando así fruto para cumplir el propósito de Dios”. Como ya vimos, el cumplimiento del propósito de Dios depende de que nosotros engendremos. Cuantos más hijos engendremos, más útiles seremos en las manos de Dios. Este fue un asunto físico en el caso de Adán, pero en nuestro caso es espiritual. Vivimos y engendramos. Hace cincuenta años yo estaba soltero. Ahora tengo una familia grande compuesta de muchos hijos y nietos. No obstante, estoy más contento con mi familia en las iglesias que con mi familia biológica. Mediante este humilde ministerio, he vivido y engendrado una familia grande compuesta de millares de personas. Si me preguntaran qué he hecho durante los últimos cuarenta y tres años, contestaría que no he hecho nada más que vivir y engendrar.

Nuestra profesión es única, consiste en vivir y engendrar. Cuando decimos eso, la gente mundana no puede entender a qué nos referimos. Sin embargo, es algo muy real. Las cosas mencionadas en Génesis 4 son vanidad, pero no encontramos ninguna vanidad en Génesis 5. Si usted lee Génesis 5 junto con Lucas 3, verá que la genealogía de Génesis 5 produjo finalmente al Señor Jesús. Esta genealogía comenzó con Dios y terminó en Cristo. La vida y el engendramiento produjeron a Jesús. Cuando juntamos Génesis 5 y Lucas 3, vemos que ninguno de los santos queridos de Génesis 5 vivía en la vanidad. Ellos vivían y engendraban con un importante propósito: producir a Cristo.

El relato de la genealogía que consta en Génesis 5 es maravilloso en cuanto a la vida y el engendramiento de la gente. Sin embargo, contiene un punto oscuro: después de vivir y engendrar, la gente moría. Para ellos, vivir y engendrar era algo maravilloso, pero morir no lo era. Si se compara esta genealogía con la de Cristo en Mateo 1, verá que en la genealogía de Cristo en Mateo 1 no se menciona la muerte. La muerte prevalecía en la genealogía de Adán porque Cristo todavía no había venido. Al venir Cristo, la muerte desapareció de la genealogía de Cristo. Cristo “anuló la muerte y sacó a luz la vida y la incorrupción por medio del evangelio” (2 Ti. 1:10).


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