Información del libro

Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0342-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 39 de 65 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE COLOSENSES

MENSAJE TREINTA Y NUEVE

VIVIR A CRISTO

Lectura bíblica: Col. 2:13; 3:4; Jn. 6:57; 14:19; 15:4-5

Mientras el Señor Jesús estuvo en la tierra, no vivió por Su vida humana. Aunque, como hombre, Él era una persona perfecta y completa, y tenía Su propia vida, vivió por la vida del Padre, y no por Su vida humana. Puesto que la vida del Padre es divina y eterna, el Señor Jesús vivió por la vida divina. Tanto el Padre como Él tenían una sola vida y un solo vivir. El Hijo vivía por la vida del Padre porque la intención del Hijo era expresar al Padre. Puesto que el Hijo es la imagen, la expresión, del Padre, y puesto que vivió por el Padre, el Hijo expresa plenamente al Padre. Aunque el Hijo vive, es el Padre quien es expresado.

En Juan 6:57 el Señor Jesús dijo claramente que el Padre viviente le había enviado y que Él vivía por el Padre. El Padre envió al Hijo, y el Hijo vivió en la tierra por el Padre, por causa del Padre, o mediante el Padre. Yo prefiero decir simplemente que el Hijo vivía al Padre, porque el Padre era la vida del Hijo.

La Biblia revela que el Hijo es una semilla que ha de ser multiplicada en los creyentes. Según Juan 12:24, el grano de trigo debe caer en la tierra y morir para producir muchos granos en resurrección. Mientras el Señor Jesús anduvo en la tierra, vivió la vida del Padre. Ahora, después de Su resurrección, Él ha llegado a ser nuestra vida. Él desea que vivamos Su vida, y no nuestra propia vida natural. Como individuos, todos tenemos nuestra propia vida. Pero Dios, en Su economía, no quiere que vivamos nuestra vida natural; desea que vivamos a Cristo. Así como Cristo vivió al Padre, nosotros también debemos vivir a Cristo.

LA CULTURA ES CONTRARIA A CRISTO

Hemos mencionado que Cristo es contrario a nuestra cultura. La cultura que nosotros mismos hemos elaborado y nos hemos impuesto, así como la cultura que hemos heredado, pueden ser excelentes, pero mientras no sean Cristo mismo, constituirán un estorbo que nos impedirá experimentar, disfrutar y vivir a Cristo. Para ver esto claramente, necesitamos una visión celestial. Si tratamos de abandonar nuestra cultura sin haber visto que Cristo es nuestra vida y nuestro todo, lo único que lograremos es cambiar una clase de cultura por otra. Ser inculto también equivale a tener una cultura. Los que son cultos tienen una cultura, y los que son incultos tienen también su cultura, aunque de una índole muy distinta. Si nos percatamos de esto, entenderemos que no servirá de nada que simplemente determinemos abandonar nuestra cultura. Aparte de Cristo, todo lo que seamos o hagamos se relaciona de algún modo con la cultura. Cada ser humano tiene su propia cultura. Una cultura puede ser avanzada o subdesarrollada, refinada o burda; aun así, sigue siendo una cultura. Cuando el libro de Colosenses fue escrito, los griegos tenían su cultura y los judíos la suya. Durante los miles de años de historia, todos los pueblos de distintas razas y nacionalidades han tenido su cultura particular. Lo que queremos resaltar es que todas las distintas culturas son contrarias a Cristo y que Cristo es contrario a todas ellas. No importa de qué cultura se trate, ésta es contraria a Cristo. Aparte de Él, todo lo que sea producido y desarrollado por el hombre forma parte de la cultura.

LA INTENCIÓN QUE DIOS TIENE EN SU ECONOMÍA

No debemos intentar de nuestra cuenta hacer nada con respecto a la cultura que yace en nuestro interior. Lo más importante es que tengamos la visión de la economía de Dios. La economía de Dios consiste en forjar en nosotros a la persona viviente y todo-inclusiva de Cristo. Según lo revelado en el libro de Colosenses, Cristo es la porción de los santos, el Primogénito de toda creación, la imagen del Dios invisible, la Cabeza del Cuerpo, el Primogénito de entre los muertos, Aquel en quien toda la plenitud se agradó en habitar, el misterio de la economía de Dios, el misterio de Dios, la realidad de todas las cosas positivas y el constituyente del nuevo hombre. Cristo lo es todo: Él es vida, luz, poder, fuerza, justicia, santidad, bondad y todos los demás atributos divinos y virtudes humanas. Debido a que Cristo es nuestro todo, Él es todo-inclusivo. La intención de Dios en Su economía es forjar a este Cristo todo-inclusivo en nosotros. Como Aquel que es todo-inclusivo, Cristo tiene los logros más elevados. Él ascendió a los cielos y fue exaltado al lugar más alto del universo. Ahora, Él está sentado a la diestra de Dios. Cristo fue entronizado y llegó a ser Señor y Cabeza de todos. Además, Él obtuvo todas las cosas, pues todo le pertenece. Esta persona con todo lo que ha logrado y obtenido es Aquel que Dios desea forjar en nuestro ser. ¿Cree usted sinceramente que esta persona todo-inclusiva y viviente ha sido forjada en usted? Dudo que sean muchos los cristianos, incluyendo a los que están en el recobro del Señor, que realmente crean esto.


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