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Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 124 de 185 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO VEINTICUATRO

LAS VESTIDURAS SACERDOTALES
(9)

Lectura bíblica: Ex. 28:15-21; 39:8-14

Vimos que el pectoral tenía la misma obra y materiales que el efod y que era cuadrado y doble. El pectoral representa a la iglesia que tiene la misma formación y constitución de Cristo y es un testimonio perfecto sostenido por la mano de Cristo. Ahora debemos estudiar las doce piedras que estaban sobre el pectoral.

UNA ENTIDAD COMPUESTA DE DOCE PIEDRAS

El versículo 21 dice: “Y las piedras serán según los doce nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabados de sello cada una con su nombre, serán según las doce tribus”. Los nombres de las doce tribus de Israel grabados sobre las doce piedras representan a todo el pueblo redimido de Dios. Estas doce piedras no representan a los redimidos de Dios de manera separada o individual, sino corporativamente. Las piedras son piezas separadas, pero no están divididas. Por el contrario, están incorporadas, o sea, unidas. Usando los términos del Nuevo Testamento, las piedras estaban edificadas conjuntamente. Las doce piedras estaban edificadas para formar una entidad, y el nombre de la misma es el pectoral.

El Señor nos sostiene corporativamente y de manera incorporada. El Señor Jesús nos ha edificado; El nos ha incorporado en una sola entidad. El pectoral era una entidad compuesta de doce piedras separadas e individuales. Esto indica que los creyentes son individuos diferentes pero no están divididos. Somos piezas diferentes, pero no somos piezas individuales o separadas. Sin embargo, en la actualidad los cristianos están separados y divididos. Conforme al entendimiento que ellos tienen, el Señor los sostiene a cada uno de forma individual. Si ésta fuese la situación, entonces cuando el Señor sostiene a un creyente no tendría nada que ver con otro creyente. No obstante, el Señor no nos sostiene de forma individual. Por el contrario, El sostiene una entidad, a saber, la iglesia quien es Su Cuerpo.

Si hemos recibido la luz del Señor, nos lamentaremos de la situación existente entre los cristianos hoy. Nos debe doler ver la división que existe entre el pueblo de Dios.

Sabemos que había doce tribus de los hijos de Israel. Cada tribu estaba representada por una de las piedras del pectoral. Pero todas estas piedras estaban edificadas juntamente para componer una entidad. Por lo tanto, el pectoral era en realidad la edificación de las piedras preciosas sobre los engastes de oro. El oro era el elemento que propiciaba que las doce piedras llegaran a ser edificadas.

REPRESENTA LA TRANSFORMACION

Las doce piedras del pectoral eran piedras preciosas. Estas representan la transformación de la naturaleza humana por y con la naturaleza divina. ¿Cómo sabemos esto? Por medio del hecho de que eran piedras preciosas. Las piedras preciosas no son algo creado por Dios originalmente. Por el contrario, éstas se forman por medio de un proceso de transformación. A través de este proceso el barro o cualquier otro tipo de material se transforma en piedras preciosas.

Un ejemplo de este proceso de transformación lo vemos en la forma en que la madera se convierte en madera petrificada. Luego de un periodo de tiempo el agua satura la madera, echando a un lado su elemento natural y reemplazándolo con otro tipo de elemento. Al final, la madera se transforma en piedra.

La vida cristiana conlleva un proceso de transformación diario. La Biblia dice que el hombre fue creado del polvo de la tierra: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gn. 2:7). Un día el fluir divino con el mineral divino entró en nuestro ser. Este mineral divino es la naturaleza divina (2 P. 1:4), y el agua es la vida divina, el Espíritu divino. Una vez que el agua viva entró en nosotros, comenzó a lavarnos de nuestra vida natural y a añadir más del elemento divino en nuestro ser. Esto es la transformación. Día a día estamos viviendo una vida de transformación. Todos estamos bajo la obra transformadora de Dios.

En el recobro del Señor hemos prestado mucha atención al asunto de la transformación. Sin embargo, no muchos han escrito acerca de la importancia de la transformación. No obstante, es un hecho que todos los creyentes serán transformados. Si el proceso de transformación no se puede completar en esta era, Dios tendrá la manera de completarlo en la era venidera. En la Nueva Jerusalén todos los creyentes serán transformados en piedras preciosas. Babel fue construida con ladrillos, pero en la Nueva Jerusalén no habrán ladrillos. Esta ciudad será construida con material transformado; esto es, estará constituida del pueblo redimido y transformado de Dios. ¿Cuáles cristianos participarán del milenio? Aquellos que hayan sido transformados en su vida. Pero en la eternidad en la Nueva Jerusalén todo el pueblo de Dios estará allí como los que han sido transformados. La vida cristiana es una vida de transformación. Dios desea transformarnos a diario.

Esta es la transformación de la naturaleza humana por medio y con la naturaleza divina. Esto quiere decir que se nos está añadiendo un material mejor. Como resultado, aunque estamos hechos de polvo, estamos siendo transformados en algo precioso y transparente. Esto es por medio de ser saturados con mejores materiales, con los materiales celestiales.

Puedo testificar que todavía necesito transformación. Yo se que no soy perfecto y que el proceso de transformación no ha sido completado. Pero, puedo testificar que soy muy diferente de lo que era hace algunos años. Cuando era un joven cristiano, era un hombre de barro. Pero a través de los años he tenido muchas experiencias de la transformación del Espíritu. Por lo tanto, puedo testificar que verdaderamente hoy estoy más transformado que hace años. Muchos creyentes pueden dar este tipo de testimonio, ya que todos estamos viviendo una vida de transformación.

Las doce piedras estaban colocadas sobre las monturas de oro (vs. 17, 20). Esto significa que los creyentes son mantenidos en la naturaleza divina de Cristo.


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