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Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 64 de 70 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE SESENTA Y CUATRO

UNA VIDA QUE CONCUERDA
CON LA ECONOMIA NEOTESTAMENTARIA DE DIOS
Y QUE LA CUMPLE

(13)

Lectura bíblica: Mr. 1:14-18; 4:26; 9:1-8; 10:23-25; Ro. 14:17

EL CONTEXTO HISTORICO Y GEOGRAFICO
EN QUE MINISTRO EL SEÑOR

Al leer el Evangelio de Marcos, es importante conocer las circunstancias en la que vivió el Señor Jesús mientras estuvo en la tierra. Por más de cuatro mil años había existido la cultura humana, un aspecto de la cual era el judaísmo, una religión fuerte y típica formada según la Palabra santa de Dios. Cuando el Señor Jesús vivió en la tierra muchos devotos judíos abrazaban esta religión.

Este era el contexto histórico cuando el Señor Jesús empezó a realizar Su ministerio, que consistía en sembrarse en el pueblo escogido de Dios. El vivió y ministró en el centro de la tierra habitada, pues la nación de Israel ocupa ese lugar tanto geográfica como culturalmente. El Señor Jesús fue a este lugar para sembrarse en los escogidos.

¿Se había dado cuenta que el Señor Jesús vino al centro de la tierra habitada para sembrarse en el pueblo escogido de Dios? No conozco ningún libro cristiano que hable de que el Señor se siembra en la gente. Si indaga con los cristianos acerca del propósito por el cual vino el Señor, algunos tal vez responderán que El vino para salvar pecadores, o que vino a morir para salvarnos. Obviamente el Nuevo Testamento dice que Jesucristo vino para salvar a los pecadores (1 Ti. 1:15). No obstante, en el Evangelio de Marcos vemos que el objetivo de Su venida fue predicar el evangelio de Dios (1:14).

EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS

La frase el evangelio de Dios no significa simplemente que el evangelio sea de El, en el sentido de posesión. La idea principal es que el evangelio lo constituye el propio Dios. En el Nuevo Testamento, expresiones tales como la vida de Dios, el amor de Dios y la justicia de Dios se refieren a Dios mismo. Según el mismo principio, la expresión el evangelio de Dios muestra que el evangelio es el propio Dios. Así que, proclamar el evangelio de Dios en efecto es proclamar a Dios.

El Señor Jesús proclamó el evangelio del reino de Dios. ¿Qué es el reino de Dios? Es el propio Dios. Entonces, ¿qué es el evangelio del reino de Dios? Podemos responder diciendo que el evangelio es el reino, y el reino es Dios. El evangelio, el reino y Dios no están separados; aluden a lo mismo.

Es de vital importancia que comprendamos que el evangelio, el reino y Dios son uno. El evangelio es Dios y viceversa. Asimismo, el evangelio es el reino, y el reino es el evangelio. Así que, según el Nuevo Testamento, el evangelio del reino de Dios en realidad se refiere al propio Dios. Dios es el reino, y el reino es el evangelio. ¿Qué deberíamos proclamar hoy? A Dios como el reino, y el reino de Dios como evangelio.

No debemos pensar que aparte del reino de Dios haya algo que se llama evangelio. No, el evangelio es el reino de Dios. Tampoco debemos pensar que aparte de Dios haya algo que llamamos reino. No, el reino es el propio Dios. Así que, el Señor Jesús vino para proclamar el evangelio de Dios, es decir, el evangelio del reino de Dios. Ahora debemos estudiar cómo lo proclamó.

SE NECESITA ENTENDIMIENTO ESPIRITUAL

A estas alturas quisiera decir, a manera de recordatorio, que al leer la Biblia no debemos entenderla de manera natural. Ninguna palabra de las Escrituras se debe entender así. El problema que existe entre los cristianos es que, en su mayoría, ellos leen la Biblia según el conocimiento natural. Lo que necesitamos es recibir conocimiento espiritual. Por esta razón Pablo dice en Colosenses 1:9, que pedía [a Dios] por los santos para que fueran “llenos del pleno conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual”. Por esto mismo oró también en Efesios 1:17, para “que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de El”. El sabía que en esa epístola serían revelados misterios espirituales y que tenía que hacer uso del idioma humano. Le preocupaba que los destinatarios de dicha epístola entendieran sus escritos de manera natural, conforme a la letra. Así que, oró para que el Padre nos concediera espíritu de sabiduría y de revelación, lo cual indica claramente que no debemos tratar de entender la Biblia según nuestra mentalidad natural.

Sin duda, puesto que la Biblia es algo escrito, precisamos del debido entendimiento de las palabras. Sin embargo, no debemos interpretar lo escrito según nuestro entendimiento natural, sino conforme a la sabiduría y la revelación espirituales. Específicamente, necesitamos entendimiento espiritual para comprender cómo el Señor Jesús proclamó el evangelio.


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