Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 43 de 62 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE CUARENTA Y TRES

CRISTO, LA SALVACION, DIOS
Y LA PALABRA DE VIDA

Lectura bíblica: Fil. 2:5-16

En Filipenses 2:5-16 se menciona a Cristo, la salvación, Dios y la palabra de vida. Estos cuatro elementos componen la estructura de estos versículos. En el versículo 5 Pablo presenta a Cristo como nuestro modelo, al decir: “Haya, pues, en vosotros esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús”. Luego, al describirlo dice que El fue obediente hasta la muerte. Más adelante, en el versículo 12, el apóstol nos exhorta a llevar a cabo nuestra propia salvación, y en el versículo 13, declara que Dios opera en nosotros. En resumen, tenemos que Cristo es el modelo de nuestra salvación y que nosotros debemos llevar a cabo nuestra salvación conforme a la operación interior de Dios. Luego, la operación que Dios realiza en nosotros nos lleva a enarbolar la palabra de vida (v. 16). Por lo tanto, los cuatro elementos que vemos en 2:5-16 son: Cristo, la salvación, Dios y la palabra de vida. En este mensaje veremos cómo estos elementos se relacionan entre sí.

CRISTO ES EL MODELO

La epístola de Filipenses nos enseña la manera en que podemos experimentar a Cristo, y en 2:5-11 Pablo presenta a Cristo como nuestro modelo. Si hemos de experimentar a Cristo y vivirle, primero debemos conocerlo como nuestro modelo. Espero que este modelo produzca una profunda impresión en nosotros y que incluso se infunda en nuestro ser.

Cristo es maravilloso; verdaderamente El lo es todo. Cuando estudiamos la epístola de Colosenses vimos que El es tan vasto como el universo. Tal Cristo no es nada menos que Dios mismo. Sin embargo, vemos que El, siendo igual a Dios, “se despojó a Sí mismo, tomando forma de esclavo, haciéndose semejante a los hombres” (v. 7). El no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo, poniendo a un lado Su condición de igualdad con Dios. No obstante, esto no significa que Cristo dejara de ser Dios, sino que simplemente puso a un lado Su porte exterior como Dios. En otras palabras, aunque existía en forma de Dios, El tomó la forma de un esclavo y se hizo semejante a los hombres, siendo hallado en Su porte exterior como hombre. Como resultado, El llegó a tener la apariencia de un hombre, no la expresión de Dios. Por un lado, aunque Cristo tenía la forma de Dios, se despojó a Sí mismo; por otro, después de ser hallado en Su porte exterior como hombre, El se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Cristo, nuestro Salvador, posee tanto divinidad como humanidad. El se despojó y se humilló a Sí mismo. Así, basándonos en los versículos 6-8, podemos hablar del Cristo que se despoja y se humilla.

Filipenses 2:9 dice: “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”. Este versículo declara que Dios exaltó a Cristo. La exaltación de Cristo no sólo alude a Su ascenso al tercer cielo después de haber estado en las partes más bajas de la tierra, sino a la manera gloriosa en la que, con Su naturaleza humana, volvió a tomar la forma de Dios. Antes de encarnarse, Cristo no poseía la naturaleza humana; ésta la adquirió en la encarnación. Luego, El llevó dicha naturaleza a la cruz, cuando derramó Su sangre por nuestra redención. Posteriormente, después de resucitar, El ascendió a los cielos en gloria con Su naturaleza humana, y volvió a tomar la forma de Dios. Como tal, El es ahora nuestro modelo. El modelo de la vida cristiana no es otro que el Dios-hombre Salvador, quien se despojó y se humilló a Sí mismo, y quien también fue exaltado y glorificado por Dios.

LA REPRODUCCION DEL MODELO

El modelo revelado en Filipenses 2:5-11 debe ahora convertirse en nuestra salvación. A esto se refiere la expresión “por tanto” que aparece al principio del versículo 12. Primero, Pablo nos provee una visión clara de Cristo como nuestro maravilloso modelo, y luego, declara: “Por tanto, amados míos ... llevad a cabo vuestra salvación con temor y temblor”.

Cristo, nuestro modelo, es a la vez inclusivo y exclusivo; es exclusivo porque excluye todo lo mundano, carnal y pecaminoso. Dichos elementos de ninguna manera tienen cabida en El, ni acceso a El. No obstante, por el lado positivo, El es inclusivo, es decir, lo incluye todo, ya que es nuestro Salvador Dios-hombre, quien se despojó y se humilló a Sí mismo, y quien también fue exaltado y glorificado por Dios. Ahora que tenemos disponible tal modelo, debemos llevar a cabo nuestra salvación.

Llevar a cabo nuestra salvación consiste en aplicar a nosotros este modelo y en llegar a ser una reproducción de él en nuestra experiencia. Podemos comparar a Cristo como nuestro modelo, con la placa original que se usa en la impresión de un libro, y podríamos describir nuestra experiencia subjetiva de este modelo, con la acción de imprimir, la cual reproduce el original. Cuando se imprime un libro, se sacan muchas copias de cada página. De la misma manera, en nuestra experiencia, el Salvador Dios-hombre debe ser impreso y reproducido, para llegar a ser nuestra salvación subjetiva. La salvación que debemos llevar a cabo es Cristo mismo como nuestro modelo.


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