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Estudio-vida de Isaíaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6375-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 48 de 54 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE ISAÍAS

MENSAJE CUARENTA Y OCHO

EL SIERVO DE JEHOVÁ COMO
EL BRAZO DE JEHOVÁ, EL DIOS QUE REINA
Y EL CRISTO EXALTADO EN RELACIÓN
CON EL RETORNO Y LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL

Lectura bíblica: Is. 51:9-11; 52:7-15

En este mensaje abarcaremos tres aspectos de Cristo como Siervo de Jehová: el brazo de Jehová, el Dios que reina y el Cristo exaltado. Isaías es un libro de sesenta y seis capítulos. En mensajes anteriores hicimos notar que los primeros treinta y nueve capítulos de Isaías guardan correspondencia con los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento, y que los últimos veintisiete capítulos guardan correspondencia con los veintisiete libros del Nuevo Testamento. El capítulo 40, el primer capítulo de los últimos veintisiete, es igual al inicio del Nuevo Testamento, donde se presenta a Juan el Bautista. Los versículos del 3 al 5 de este capítulo, refiriéndose a Juan el Bautista, dicen: “Voz de uno que clama / en el desierto: Abrid / camino a Jehová; / enderezad en el yermo / calzada para nuestro Dios. / Todo valle será alzado, / y bajado todo monte y collado; / los lugares torcidos serán enderezados, / y los lugares ásperos, allanados. / Entonces se revelará la gloria de Jehová, / y toda carne juntamente la verá, / porque la boca de Jehová ha hablado” (cfr. Mt. 3:3; Mr. 1:3; Lc. 3:4-6). Inmediatamente después de este capítulo que hace una presentación del Nuevo Testamento vienen veintiséis capítulos, del capítulo 41 al 66, que hablan sobre Cristo como Siervo de Jehová.

Debemos ver que Cristo como Siervo de Jehová, quien abarca veintiséis capítulos de Isaías, guarda relación principalmente con el retorno y la restauración de Israel. Cuando estos veintiséis capítulos fueron escritos a manera de profecía, Israel estaba destinado a ser dispersado, capturado y exiliado de la tierra de sus padres a tierras extranjeras, donde padecería sufrimientos. En tal condición de cautiverio y exilio, ellos necesitaban que Cristo como Siervo de Jehová les sirviera a fin de hacerlos retornar del cautiverio y restaurarlos. Por estar bajo cautiverio en Babilonia, no sólo era necesario que los israelitas fuesen liberados, sino que también retornaran a la tierra de sus padres. Luego, después de su retorno, ellos necesitaban ser restaurados. Su nación había sido completamente devastada; se había convertido en desolación, un desierto inhabitable, que carecía de lluvias, de terreno cultivable y de toda provisión alimenticia. Ellos ciertamente necesitaban ser restaurados. Por tanto, Isaías tiene veintiséis capítulos que hablan sobre el servicio que Cristo rinde a los elegidos de Dios a fin de hacerlos retornar a su tierra y restaurarlos.

Isaías 51:9-11 y 52:7-15 revelan que Cristo es el Siervo de Jehová como el brazo de Jehová, el Dios que reina y el Cristo exaltado. Los dos primeros ítems —el brazo de Jehová y el Dios que reina— tienen un sabor antiguotestamentario. Pero el último ítem —el Cristo exaltado— no tiene un sabor antiguotestamentario; más bien, es un ítem propio de la economía neotestamentaria de Dios. Este último ítem es mencionado al final de Isaías 52, del versículo 13 al 15. El capítulo 53 es la continuación del capítulo 52. Es importante para nosotros ver que Isaías 53 da continuación directa a la parte final del capítulo 52. Los tres versículos al final del capítulo 52 no tienen un sabor antiguotestamentario. Dicho pasaje tiene un sabor neotestamentario en el que se revela al Cristo exaltado.

Cristo, el Siervo de Jehová como brazo de Jehová, es presentado en Isaías 51:9-11. Si leemos estos tres versículos cuidadosamente, descubriremos que son versículos parentéticos. De hecho, el versículo 12 da continuación al versículo 8. Tanto en el versículo 8 como en el 12 es Jehová quien habla; de improviso, del versículo 9 al 11 hay un cambio de interlocutor. El versículo 9 comienza diciendo: “¡Despierta, despierta! Vístete de fortaleza, / oh brazo de Jehová; / despiértate como en los días de antaño, / como en las generaciones de siglos pasados”. No es Jehová el que dice estas palabras, sino Isaías, en representación del pueblo de Dios. Al clamar así, Isaías parece decir: “¡Despierta, despierta, oh brazo de Jehová, y vístete de fortaleza! Haz las mismas cosas que hiciste en tiempos antiguos. ¿No recuerdas cómo hiciste secar el mar y nos abriste camino para que pudiéramos pasar? Has lo mismo hoy para hacer retornar a quienes están en el exilio”.

Después, Isaías 52:7 dice: “Cuán hermosos son sobre los montes / los pies del que trae buenas nuevas, / del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, / del que anuncia salvación; / del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!”. Proclamar: “¡Tu Dios reina!”, es proclamar la restauración. En Isaías 40:9, donde se nos habla sobre el inicio del Nuevo Testamento, las buenas nuevas son: “¡He aquí, vuestro Dios!”. Aquí, en Isaías 52:7, las buenas nuevas son: “¡Tu Dios reina!”. La primera declaración anuncia que Dios viene a efectuar la redención para la salvación de Su pueblo, pero esta segunda declaración, después de efectuada la redención, proclama que en la restauración Dios reina. El Dios que reina descrito en el capítulo 52 es el Redentor, el Salvador, mencionado en el capítulo 40.

Por último, Isaías 52:13, hablando sobre Cristo en Su exaltación, dice: “He aquí, Mi Siervo obrará con sabiduría y prosperará; / será exaltado y enaltecido, y será puesto muy en alto”.


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