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Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 36 de 70 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE TREINTA Y SEIS

LA PREPARACION DEL SALVADOR-ESCLAVO
PARA SU SERVICIO REDENTOR

(3)

Lectura bíblica: Mr. 11:27—12:44

ESTAR EN LA MUERTE, LA RESURRECCION
Y LA ASCENSION DE CRISTO

Cuando el Señor Jesús partió de Galilea rumbo a Judea, Su intención era ir a Jerusalén para entrar en Su muerte y Su resurrección e introducir en ellas a Sus seguidores más cercanos, los cuales fueron representados por Pedro, Juan y Jacobo. Los tres habían seguido al Señor muy de cerca desde el comienzo de Su ministerio. Al leer el Evangelio de Marcos, nos damos cuenta que ellos le siguieron paso a paso hasta que al final los introdujo en Su muerte que lo incluye todo. Por supuesto, ellos no murieron con el Señor literalmente; pero sí pasaron por el proceso de Su muerte. Ellos vieron cómo el Señor se preparó para morir, cómo dispuso las circunstancias necesarias para Su muerte y cómo preparó aun a los opositores que lo mataron. Además, observaron cómo el Señor fue arrestado y juzgado conforme a la ley judía y por el gobernador romano según la ley de los gentiles, cómo fue escarnecido, perseguido y llevado como un cordero al matadero. Vieron cómo fijaron al Señor en la cruz y cómo permaneció ahí por seis horas.

El Señor pasó por la muerte, y los discípulos la experimentaron junto con El. La única diferencia fue que ellos no murieron físicamente. El Señor sufrió la muerte de manera personal, pero los discípulos solamente pasaron por el proceso de la muerte. Por supuesto, ellos no fueron puestos en la tumba ni tampoco fueron al Hades. Pero podemos decir que los días que transcurrieron entre la muerte y la resurrección del Señor fueron una “tumba” para los discípulos, y que, en cierto sentido, ellos pasaron por el Hades. Luego, en la mañana del día que resucitó el Señor, algunos de los discípulos hallaron la tumba vacía y supieron que el Jesús crucificado había resucitado de entre los muertos.

No debemos leer el Evangelio de Marcos como si fuera un simple libro de historias, ni únicamente para aprender doctrinas. Al leerlo necesitamos recibir una visión tras otra. Debemos tener la impresión de que estamos mirando la televisión celestial.

En el día de Pentecostés, el Espíritu fue derramado sobre los ciento veinte. Mediante la muerte y la resurrección, el propio Salvador-Esclavo que se revela en Marcos fue hecho el Espíritu vivificante que se derramó sobre los discípulos. El Señor se derramó sobre los que habían recibido las visiones que se relatan en el Evangelio de Marcos. Por medio del derramamiento del Espíritu, los ciento veinte discípulos recibieron la realidad de todas las visiones que habían tenido.

Espero que estos mensajes del Estudio-vida de Marcos le ayuden a recibir las visiones contenidas en este evangelio. A su tiempo, el Cristo resucitado, en calidad de Espíritu viviente, se derramará sobre usted y hará que todo lo que ha visto le sea una realidad. Entonces estará de hecho en la muerte, la resurrección y la ascensión de Cristo. Le disfrutará verdaderamente como el reemplazo total y universal.

LA NUEVA CREACION SE PRODUCE EN SEIS DIAS

En este mensaje vamos a examinar la última parte del capítulo once de Marcos. Este capítulo describe acontecimientos que ocurrieron durante los últimos seis días de la vida que el Señor llevó en la tierra. Estos seis días tuvieron como fin producir la nueva creación. Según el libro de Génesis, Dios completó la primera creación en un período de seis días. Luego, en el día séptimo, el sábado, descansó. Asimismo, el Señor tomó seis días para producir la nueva creación, y después hubo otro sábado. El Señor fue crucificado un viernes, y el siguiente día fue sábado. Con esto vemos que al Señor le tomó seis días para completar los preparativos y producir la nueva creación. En los seis días, los cuales concluyeron con Su muerte, efectuó todo lo necesario para que la nueva creación llegara a existir. Luego, después de estos seis días, descansó en el séptimo, el sábado. En estos mensajes procuramos entender lo que aconteció durante esos seis días.

En el primer día, el Señor Jesús triunfantemente entró en Jerusalén montado en un pollino. La gente gritaba: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (v. 9). El Señor recibió una bienvenida de parte de la gente. Después de hacer Su entrada en Jerusalén de la manera que lo hizo, entró en el templo “y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya era avanzada la hora, se fue a Betania con los doce” (v. 11).

Al día siguiente regresó a la ciudad, maldijo la higuera y purificó el templo. Con la intención de que percibamos la seriedad de lo que hizo el Señor, comparémoslo con una persona que entra a la capital de un país, le prende fuego a la bandera, y luego entra a uno de los principales edificios de gobierno y causa grandes disturbios. Seguramente estas acciones se publicarían en los periódicos.

Después de maldecir la higuera, la cual era símbolo de la nación judía, el Señor entró en el templo y volcó las mesas de los cambistas. Debido a que la gente lo había recibido bien, nadie se atrevió a detenerlo. En aquel momento, todos los líderes tuvieron que callar. No obstante, planeaban privadamente cómo matar al Señor Jesús.

Según 11:19, “al llegar la noche, salían de la ciudad”. Esto ocurrió en la noche del segundo día. Sin duda, en aquella noche los discípulos deben haber hablado entre ellos en cuanto a lo que el Señor había hecho en Jerusalén. Probablemente en toda la ciudad de Jerusalén se hablaba de lo que hizo el Señor al purificar el templo.

En la mañana del tercer día, los discípulos vieron que la higuera se había secado desde las raíces (v. 20). Luego, volvieron de nuevo a Jerusalén. El versículo 27 dice: “Vinieron de nuevo a Jerusalén; y andando El por el templo, se le acercaron los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos”. Si el pueblo no hubiera acogido al Señor, El no habría podido andar en el templo como lo hizo. Al contrario, inmediatamente habría sido arrestado y muerto. Pero debido a que el pueblo le había recibido, El tenía libertad para andar en el templo.


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