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Estudio-vida de Apocalipsispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1446-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 21 de 68 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE APOCALIPSIS

MENSAJE VEINTIUNO

DIOS PRESERVA A SU PUEBLO

En el libro de Apocalipsis hay numerosas inserciones, la primera de las cuales es el capítulo siete. Este capítulo no es la continuación del capítulo seis. Es una inserción entre los sellos seis y siete, que muestra cómo Dios cuida a Su pueblo mientras está a punto de traer juicio sobre la tierra. El capítulo ocho es la continuación del capítulo seis. Al final del capítulo seis tenemos el sexto sello, y al principio del capítulo ocho tenemos el séptimo sello. La apertura del séptimo sello dará comienzo a las siete trompetas, de las cuales las últimas tres constituyen la gran tribulación (8:1-2). Antes que esto suceda, Dios sellará a los israelitas, a quienes El desea preservar (7:3).

Dios preservará a Sus dos pueblos, los israelitas y los redimidos. ¿Por qué se inserta precisamente aquí esta porción que trata de la preservación del pueblo de Dios? Porque en el sexto sello vemos la advertencia de la tribulación venidera. Como vimos, el quinto sello es el clamor de los santos martirizados pidiendo venganza, y el sexto sello es la respuesta de Dios a ese clamor, y a la vez es una advertencia para los moradores de la tierra de que la tribulación pronto vendrá. Desde la ascensión de Cristo, ha habido un gran número de terremotos y otras calamidades. Todas estas calamidades han sido naturales. Pero cuando se abra el sexto sello, las calamidades ya no serán naturales, sino sobrenaturales. Tanto las calamidades naturales como las sobrenaturales son el castigo de Dios sobre la tierra. Esta tierra rebelde merece el castigo de Dios, y la mano disciplinadora de Dios nunca ha sido quitada de la tierra. Hasta cierto grado, Dios castiga la tierra para lograr Su propósito. Desde la ascensión de Cristo, Dios ha estado castigando la tierra.

Vemos un aspecto del castigo de Dios en la destrucción de la ciudad de Jerusalén por los ejércitos de Tito. Esa destrucción fue profetizada por el Señor Jesús en Mateo 24:2 donde, hablando del templo a Sus discípulos, les dijo: “¿Veis todo esto, verdad? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”. Jerusalén fue destruida a manos de Tito por dos razones: porque la religión judía era rebelde a la economía de Dios y porque dicha religión ejercía una influencia negativa sobre la iglesia de Jerusalén. En Hechos 21 vemos cuánto influyó la antigua religión judía en la iglesia. En el año 70 d. de C. el Señor no pudo tolerar más la rebelión de dicha religión y su influjo sobre la iglesia; por eso envió los ejércitos romanos para destruir a Jerusalén y al templo. Esa destrucción fue un terrible castigo, que trajo hambre, plagas y muerte. Durante los siglos ha habido diversas calamidades naturales, y éstas han sido y serán usadas por Dios para castigar la tierra hasta que sea abierto el sexto sello.

Cuando sea desatado el sexto sello, las calamidades naturales se convertirán en calamidades sobrenaturales. La tierra será sacudida, y el sol, la luna y las estrellas serán dañados. Estas calamidades serán el preámbulo del séptimo sello. Cuando el séptimo sello sea desatado, la situación será terrible y nadie podrá tolerarla. Poco después de la apertura del séptimo sello, sonará la primera trompeta, y “la tercera parte de la tierra” será quemada (8:7). Al sonido de la segunda trompeta, “la tercera parte del mar” se convertirá en sangre (8:8). Cuando se toque la tercera trompeta, una estrella grande caerá sobre “la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas”, y “la tercera parte de las aguas” se volverá ajenjo (8:10-11). Cuando suene la cuarta trompeta, “la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas” serán destruidas, de manera que se oscurecerá la tercera parte ellos (8:12). Dios hizo la tierra para que el hombre viviera en ella. Y el sol, la luna, y las estrellas ayudan a mantener vida en la tierra. Pero como los moradores de la tierra por siglos han sido tan arrogantes hacia Dios, vendrá el día cuando El no lo tolerará más y vendrá a juzgar la tierra, el mar, los ríos, el sol, la luna y las estrellas. La tierra es indispensable para la subsistencia humana, y todas las especies que hay en la tierra traen beneficio al hombre. Los animales, las plantas y los minerales son necesarios para la subsistencia del hombre. Estos no empezaron a existir por casualidad, sino que fueron diseñados y creados por Dios. Por ejemplo, no hay aire en la luna, pero sí en la tierra. Alrededor del globo terrestre hay una capa de aire que la Biblia llama firmamento o expansión (Gn. 1:7). La tierra es un planeta que tiene firmamento o atmósfera. Dios lo creó de tal manera que produjera el sustento para la vida humana. El aire, el sol y el agua son necesarios para la subsistencia del hombre. Después que Dios juzgue la tierra y el cielo, la tierra dejará de ser un lugar habitable para el hombre.

En Mateo 24:6 y 7 el Señor profetizó que vendrían dos clases de guerras, a saber, guerras entre pueblos, y guerras de naciones contra naciones, o sea, guerras civiles y guerras internacionales. Después de la ascensión de Cristo, comenzaron estas guerras. El Señor también profetizó en Mateo 24 que habría “terremotos en diversos lugares” (v. 7). Un artículo reciente dice que cada año habría de cinco mil a seis mil terremotos con una intensidad entre dos y ocho en la escala de Richter. Este es el cumplimiento de la profecía de Dios. En dicha profecía el Señor parece estar diciendo: “No vivan en esta tierra tan complacidamente y sin ocuparse del propósito de Dios. Deben comprender que Dios tiene un propósito en esta tierra y que ustedes tienen que volverse a El para que Su propósito se cumpla”. Dios advertirá a la gente repetidas veces, usando guerras y terremotos, hasta que se abra el quinto sello, cuando las almas de los mártires ya no puedan tolerar la situación. Entonces los santos martirizados clamarán diciendo: “¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (6:10). La respuesta de Dios viene en el sexto sello cuando la tierra es sacudida, y la multitud del cielo es destruida como una advertencia de la tribulación que está por venir. El sexto sello y las primeras cinco trompetas tienen una estrecha relación en cuanto al tiempo.

Debemos considerar en este contexto el segundo capítulo de Joel, donde dice que ocurrirán ciertas cosas antes del día del Señor. Si uno lee las profecías del Nuevo Testamento a la par con las del Antiguo, verá que hay un período llamado el día del Señor. Este equivale a la gran tribulación. El día del Señor significa el día de Su ira, el día en El que viene a intervenir en el mundo usando calamidades sobrenaturales. El día del Señor será terrible. Muchos profetas del Antiguo Testamento mencionan el día del Señor, y todos ellos indican que será un día espantoso (Jl. 1:15; 2:1, 11, 31; 3:14; Zac. 14:1; Mal. 4:5). El sexto sello se abrirá antes del día del Señor, lo cual indica que se abrirá antes de la gran tribulación, la cual comenzará cuando suene la quinta trompeta. Las primeras cuatro trompetas son el preámbulo de la gran tribulación. Esto es similar a arrancar un automóvil. Primero se enciende el interruptor, el motor arranca, y entonces el automóvil echa a andar. De igual manera, después de la advertencia del sexto sello, las primeras cuatro trompetas serán el preludio de la gran tribulación. Pero igual que el automóvil que está calentando el motor y todavía no se mueve, estas trompetas son la preparación para la gran tribulación. No obstante, estas trompetas causarán sufrimientos severos. El daño causado a la tierra, a las aguas y a la multitud del cielo será mayor que el daño causado por el terremoto del sexto sello. Desde la apertura del sexto sello, no habrá nada bueno para el hombre en la tierra.

El Nuevo Testamento indica que los primeros vencedores, tales como el hijo varón y las primicias, serán quitados de la tierra poco antes de que se abra el sexto sello. Sin embargo, no podemos precisar con exactitud el momento en que esto ocurrirá. Pero según Apocalipsis, Mateo y otras porciones de la Palabra, podemos decir que la primera clase de arrebatamiento, el del hijo varón y las primicias, sucederá antes de que se abra el sexto sello. Recuerde que el Señor prometió a la iglesia que estaba en Filadelfia que a ellos los guardaría de la hora de la prueba que vendría sobre toda la tierra habitada (3:10). Los que aman y buscan al Señor serán tomados de la tierra antes de la apertura del sexto sello. Inmediatamente después, tenemos el capítulo siete, una inserción que revela que antes de la gran tribulación Dios hará dos cosas para preservar a Su pueblo: sellará el remanente escogido de Israel y comenzará el arrebatamiento de los redimidos, la iglesia.


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