Información del libro

Estudio-vida de Mateopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1422-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 29 de 72 Sección 1 de 5

ESTUDIO-VIDA DE MATEO

MENSAJE VEINTINUEVE

LA CONTINUACION DEL MINISTERIO DEL REY

(5)

Y
EL AGRANDAMIENTO DEL MINISTERIO DEL REY

(1)

LA CONTINUACION DEL MINISTERIO DEL REY

(5)

En Mateo 9 Cristo es revelado como el Médico, el Novio, y aun como la tela no encogida, el vino nuevo y el odre nuevo. Después de esto, se necesita una revelación adicional de Su persona, la cual requiere cierto ambiente que le permita a Cristo revelarse en otro aspecto. Cristo revelado a nosotros no es un asunto doctrinal, y por eso, esta revelación siempre requiere un ambiente particular. En el capítulo nueve Cristo es revelado en muchos aspectos dulces, preciosos y agradables. El ambiente necesario para la revelación de Cristo en el capítulo nueve fue producido por Su ministerio. En efecto, el ambiente necesario para revelar a Cristo siempre proviene de Su ministerio. Cristo inició Su ministerio en el capítulo cuatro. Después de llamar a los primeros cuatro discípulos y de atraer a grandes multitudes, subió al monte, donde promulgó la constitución del reino de los cielos. Después de descender del monte continuó Su ministerio. Antes de dar la constitución sobre el monte, Su ministerio fue bueno para dicha constitución, pero no fue suficiente para las siguientes revelaciones acerca de quién es El en todos Sus aspectos. Para que El fuera revelado en los tiernos aspectos que encontramos en el capítulo nueve, era necesario la continuación de Su ministerio. El avance de Su ministerio creó el ambiente adecuado para que El pudiera ser revelado no sólo como el Rey, sino también como el Médico, el Novio, la tela nueva, el vino nuevo y el odre nuevo. Si no vemos el ministerio de tal manera, y no vemos el ambiente creado por este ministerio para la revelación de la persona de Cristo, y si no vemos todos los aspectos de lo que Cristo es, podemos leer el Evangelio de Mateo cien veces sin recibir nada de él. Este nos parecerá un simple libro de historias o doctrinas; pero nunca recibiremos ninguna luz de él. Si deseamos recibir luz del Evangelio de Mateo, primero debemos ver al Rey celestial. Después de que Cristo fue ungido y probado, inició Su ministerio. Su ministerio es crucial porque es absolutamente necesario para Su revelación. Cristo no sólo nos dijo que El era el Médico, el Novio, la tela nueva, el vino nuevo y el odre nuevo, lo cual sería semejante a la enseñanza impartida en un seminario. ¡Qué triste sería simplemente reunir a un grupo de personas y enseñarles meramente lo que Cristo es! Repito, para recibir la revelación de Cristo es necesario el ambiente creado por Su ministerio.

En la continuación de Su ministerio, el Rey llevó a cabo muchas señales: sanó al leproso, al siervo del centurión romano y a la suegra de Pedro. Después de esto, sanó a muchas otras personas. Este era Su ministerio. La continuación del ministerio del Rey fue diferente de su inicio, porque en el inicio de Su ministerio no hubo señales con respecto a cierta dispensación. Por el contrario, El conoció a la gente, la atrajo y la cautivó. Debido a que una gran multitud le siguió, fue capaz de dar la promulgación de la constitución del reino de los cielos.

Aunque Mateo es un libro sobre el reino, es también una revelación de Cristo. Cierto día Cristo guió a Sus discípulos a Cesarea de Filipo y les preguntó: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” (16:13). Después de que ellos dieron algunas respuestas, El les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?” (v. 15). Esto indica que el libro del reino revela quién es Cristo. ¡Qué bendición es poder ver la revelación de Cristo en este libro! La genealogía de Cristo en el capítulo uno es una revelación de Cristo como hijo de David, hijo de Abraham y la prole de un matrimonio [el de José y María] que une las dos líneas de los descendientes de David. Según el capítulo uno de Mateo, Jesús no es cualquier persona. El es Jehová el Salvador y Emanuel (Dios con nosotros). Cristo es el hijo de David, el hijo de Abraham, la simiente de la mujer, Jehová el Salvador y Emanuel, Dios con nosotros. En el capítulo dos le hicieron una visita a El como a un rey. Así que, el capítulo dos revela que El es el Rey. En el capítulo tres, este Rey es recomendado y ungido; y en el capítulo cuatro es puesto a prueba, hecho apto y aprobado. Entonces, después de pasar la prueba, este Rey inició Su ministerio. Por medio de Su ministerio atrajo a grandes multitudes. Después de promulgar la constitución del reino de los cielos, continuó Su ministerio, realizando algunas señales cuyo significado se relacionaba con aquella dispensación. Estas señales o milagros significan que El vino a salvar primeramente a los judíos, y luego se volvió de los judíos a los gentiles. Esas señales también significan que después de la plenitud de la salvación de los gentiles, Cristo volverá Su salvación de nuevo a los judíos. Entonces tendrá lugar la restauración total de la tierra, durante el milenio. En ese tiempo, toda enfermedad será sanada. Mediante la continuación del ministerio del Rey, cierto ambiente, un banquete, fue preparado, lo cual fue resultado del ministerio de Cristo. Por medio de Su ministerio el Señor ganó a un pecador, a un recaudador de impuestos llamado Mateo, quien preparó un gran banquete para el Señor y Sus discípulos. Mateo también invitó a este banquete a un gran número de sus amigos, quienes también eran pecadores y recaudadores de impuestos. Hay un proverbio que dice que conocemos la clase de persona que uno es, viendo la clase de amigos que tiene. Mateo, un recaudador de impuestos, tenía amigos que eran recaudadores de impuestos y pecadores. El banquete preparado por Mateo produjo el ambiente adecuado para que el Señor se revelara a Sí mismo como el Médico, como el Novio, como la tela nueva que nos cubre, como el vino nuevo que nos llena y como el odre nuevo que preserva el vino que hemos recibido. Cristo pudo ser revelado en todos esos aspectos gracias al ambiente producido por Su ministerio.

La situación es la misma hoy en día. Sin el ministerio, nada de Cristo y nada en cuanto a la iglesia podría ser revelado. Yo no puedo reunir a un grupo de personas y presentarles una lectura. En esa clase de ambiente yo simplemente no tendría nada que decir. Pero en la atmósfera adecuada puedo hablar de un aspecto de Cristo tras otro. ¡Qué Cristo tenemos! Debemos agradecer al Señor por Su ministerio y por el ambiente que El produce mediante Su ministerio. Aun los fariseos de la religión antigua y los discípulos de Juan de la religión nueva, fueron utilizados por el Señor. La religión antigua proporcionó al Señor la oportunidad para revelarse como el Médico, y la religión nueva le dio la oportunidad de revelarse como el Novio, la tela nueva, el vino nuevo y el odre nuevo. Tenemos que decir: “Gracias a ustedes los fariseos, y gracias a ustedes los discípulos de Juan. Sin ustedes no podríamos tener esta visión de Cristo. Sin ustedes nunca habríamos sabido que nuestro Rey celestial es el Médico, el Novio, la tela nueva, el vino nuevo y el odre nuevo”.

Cuando era joven, leí los capítulos ocho y nueve de Mateo sin ver nada. Leí acerca de la tela nueva, el vino nuevo, y el odre nuevo, pero ninguna de estas cosas me impresionaron en absoluto. Más tarde, en el ambiente apropiado, mis ojos fueron abiertos para ver cuán dulce y agradable es el Señor Jesús. ¡Oh, El es nuestro Novio! ¡Cuán agradable! El es la tela nueva, nuestra cubierta y el vino nuevo que nos satisface. Y El es también el odre nuevo, el recipiente. También logré ver las cuatro clases de cristianos presentados en estos puntos: los modernistas, los fundamentalistas, la gente de la vida interior y la gente de la iglesia. Estoy tan contento de estar entre la gente de la iglesia, pues disfruto estando en el nuevo odre; aquí estoy cubierto con la nueva vestidura, bebiendo del vino nuevo, permaneciendo en el odre nuevo y disfrutando de la presencia del Novio. ¡Qué maravilloso es esto! ¡Este es nuestro Cristo! Hoy sabemos lo que la iglesia es. ¡Estamos disfrutando la vida de iglesia con Cristo! En el recobro del Señor, Cristo es nuestro Novio, nuestro nuevo vestido, nuestro nuevo vino y nuestro nuevo odre. Por lo tanto, bien podemos acuñar una nueva expresión: estamos “igleseando con Cristo”.


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