Información del libro

Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 25 de 70 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE VEINTICINCO

LAS ACTIVIDADES QUE EL SALVADOR-ESCLAVO
REALIZO EN SU SERVICIO EVANGELICO

(9)

Lectura bíblica: Mr. 8:27-9:13

En 8:34 el Señor Jesús dice: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. En el mensaje anterior recalcamos que ir en pos del Señor es obtenerle, experimentarle, disfrutarle y participar de El. Si queremos ir en pos de El, debemos negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguirle. Examinemos lo que significa tomar nuestra cruz.

TOMAR NUESTRA CRUZ

Ser muerto

Muchos cristianos tienen un concepto erróneo acerca de la cruz. Piensan que tomar la cruz es sufrir adversidad. Este era mi concepto hace más de cuarenta años. Yo les decía a las personas que las dificultades que experimentaban en su entorno eran su cruz. Por ejemplo, si su cónyuge lo mortifica, eso es una cruz. Pero cuando el Señor Jesús habla de tomar la cruz, no se refiere a esto. El verdadero significado de la cruz no es hacer sufrir, sino matar. En la antigüedad, la crucifixión no se usaba para torturar, sino para matar. Por lo tanto, la crucifixión equivale a matar, a poner fin.

Tomar la cruz equivale a llegar uno a su fin. Quiero realzar que el objetivo de la cruz es matar; no es causar sufrimiento. A veces el sufrimiento no ayuda en nada a los creyentes. Conozco algunas personas que sufrieron bastante y lo único que esto produjo fue que se volvieran más obstinadas. Cuanto más sufre una persona así, más se endurece su voluntad, y resulta sumamente difícil conmover a personas que han pasado por adversidades en la vida y que como consecuencia se han vuelto obstinadas. Finalmente, cuando una persona así llega a la edad de sesenta o setenta años, es posible que se haya vuelto tan dura de voluntad que nada la pueda cambiar.

La idea de que la cruz tiene que ver con el sufrimiento es contraria a lo que dijo el Señor en 8:34. En este versículo El dice: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Aquí el Señor habla de negarse a uno mismo. Negar el yo significa renunciar a él; es no protegerlo de los padecimientos.

Aplicar lo que Cristo hizo en la cruz

Tomar la cruz no es cuestión de sufrir, sino que consiste en aplicar a nuestra vida lo que Cristo hizo en la cruz para darnos fin. Así que, tomar la cruz es aplicarnos esta aniquilación. Día tras día debemos experimentar esta muerte. Si lo hacemos, comprobaremos que ésta no nos hace sufrir, sino que nos aniquila, nos acaba, nos pone fin.

Supongamos que un hermano dice: “Doy gracias a Dios porque, en Su providencia, me dio una esposa que me hace sufrir y llevar la cruz. Mi esposa es la cruz que Dios me dio, y ahora tengo que llevar esta cruz”. Esto constituye un serio malentendido de lo que significa llevar la cruz, y está relacionado con los conceptos del catolicismo. Por lo menos hasta cierto punto, este malentendido se promueve en el libro titulado Imitación de Cristo.

Un hermano casado no necesita aprender a sufrir, sino comprender que ya murió en Cristo y que ahora debe vivir como un esposo eliminado, disfrutando el hecho de que Cristo le puso fin. Entonces podrá decir a su esposa: “Querida, no estoy aquí esforzándome por ser un esposo bueno y caballeroso, sino como un esposo aniquilado. Cuanto más dispuesto esté a experimentar la muerte que efectuó Cristo, mejor esposo seré, ya que entonces Cristo vivirá en mí. A medida que El viva en mí, El será tu esposo por medio de mí”.

Ir en pos del Señor es participar de El, disfrutarle, experimentarle y dejar que sea nuestra propia persona. Esto requiere que nos neguemos a nosotros mismos. Necesitamos aplicarnos la muerte que Cristo efectuó en la cruz. Así que, llevar la cruz es aplicarnos el hecho de que Cristo nos dio muerte. Al hacer esto, no llegamos a ser personas que sufren, sino personas eliminadas. Entonces podemos testificar: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”.

Lo que Cristo dijo en cuanto a tomar la cruz es un misterio, y si sólo tuviéramos 8:34 no podríamos entenderlo. Para entenderlo debidamente, necesitamos las catorce epístolas de Pablo.

La cruz no se limita a hacer sufrir, sino que mata; le da muerte al criminal. Cristo primero llevó la cruz y luego fue crucificado. Nostros, los creyentes, primero fuimos crucificados con El y ahora día tras día llevamos la cruz. Para nosotros, llevar la cruz es permanecer bajo la operación aniquiladora de la muerte de Cristo, la cual acaba con nuestro yo, nuestra vida natural y nuestro viejo hombre. Hacer esto equivale a negar nuestro yo para seguir al Señor.

Antes de que el Señor fuera crucificado, los discípulos le seguían físicamente. Pero ahora, habiendo El resucitado, le seguimos interiormente. Puesto que en la resurrección el Señor fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) que mora en nuestro espíritu (2 Ti. 4:22), ahora le seguimos en nuestro espíritu (Gá. 5:16-25).


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