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Estudio-vida de Gálataspor Witness Lee

ISBN: 0-87083-671-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 28 de 46 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE GALATAS

MENSAJE VEINTIOCHO

CRUCIFICAR LA CARNE
A FIN DE ANDAR POR EL ESPIRITU

Lectura bíblica: Gá. 5:24-26

En este mensaje consideraremos la sección 5:24-26. El versículo 24 dice: “Pero los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. En el versículo 22, la palabra “mas” hace un contraste entre el fruto del Espíritu mencionado en ese versículo y las obras de la carne mencionadas en el versículo 19. En este versículo, la palabra “pero” hace un contraste entre la crucifixión de la carne y las obras de la carne que se mencionan en el versículo 19.

En el versículo 24 Pablo habla de “los que son de Cristo Jesús”. Esto se refiere a quienes han creído en Cristo y han sido bautizados en El. Por lo tanto, ellos pertenecen a Cristo y son de Cristo. Puesto que somos salvos, ahora somos de Cristo.

LA EXPERIENCIA DE LA CRUZ

Según lo que Pablo dice aquí, los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne. La crucifixión del viejo hombre en Romanos 6:6 y la crucifixión del “yo” en Gálatas 2:20 no fueron llevadas a cabo por nosotros. Pero aquí dice que nosotros hemos crucificado la carne con sus pasiones y deseos. El viejo hombre y el “yo” son nuestro ser; la carne es la expresión de nuestro ser en nuestra vida práctica. La crucifixión de nuestro viejo hombre y del “yo” es un hecho cumplido por Cristo en la cruz, mientras que la crucifixión de nuestra carne con sus pasiones y deseos es nuestra experiencia práctica de aquel hecho. A fin de vivir esta experiencia práctica, es necesario que nosotros, por el Espíritu, ejecutemos la crucifixión que Cristo realizó. De este modo nosotros llevamos a cabo lo que El realizó. Esto es hacer morir, por el Espíritu, los hábitos de nuestro cuerpo lujurioso y sus miembros malignos (Ro. 8:13; Col. 3:5).

La experiencia de la cruz tiene tres aspectos: el hecho cumplido por Cristo (Ro. 6:6; Gá. 2:20); nuestra aplicación del hecho cumplido (5:24); y que llevemos la cruz diariamente para experimentar lo que hemos aplicado (Mt. 16:24; Lc. 9:23).

Debemos notar que al hablar de la crucifixión de la carne, Pablo usa el modo perfecto. Pablo no dice que estamos crucificando la carne, ni tampoco que la vamos a crucificar, sino que la hemos crucificado. El habla de esto como si fuera un hecho ya cumplido. Con respecto a la crucifixión vemos dos aspectos. El primero es que cuando Cristo fue crucificado, El crucificó nuestro viejo hombre y el “yo”. El otro aspecto es que nosotros hemos crucificado la carne. Con base en el hecho de que Cristo crucificó nuestro viejo hombre y el “yo”, nosotros hemos crucificado la carne. Por consiguiente, el segundo hecho, es decir, la crucifixión de la carne que nosotros efectuamos, es la aplicación del primer hecho, la crucifixión del viejo hombre y del “yo” efectuada por Cristo. En nuestra experiencia, nosotros necesitamos aplicar la crucifixión de Cristo a nuestra carne. Que Pablo use el modo perfecto para describir esto indica que esa debe ser la experiencia normal de los creyentes. Todos los creyentes deben ser personas que han aplicado la crucifixión de Cristo a la carne. Debido a que pertenecemos a Cristo, y a que hemos sido puestos en Cristo, hemos hecho esto. Aquí Pablo habla conforme al principio. Si nunca hemos crucificado nuestra carne, nuestra experiencia no es normal. Si nuestra experiencia es normal, entonces nosotros que pertenecemos a Cristo hemos crucificado la carne.

El libro de Gálatas revela que la ley, cuando es empleada mal, se opone a Cristo (2:16) y que el deseo de la carne es contra el Espíritu (5:17). La cruz ha anulado al “yo”, el cual tiende a guardar la ley (2:20) y a la carne, cuyo deseo es contra el Espíritu, a fin de que Cristo reemplace a la ley y de que el Espíritu reemplace a la carne. Dios no desea que nosotros guardemos la ley por medio de la carne; El desea que vivamos a Cristo por medio del Espíritu.

VIVIR Y ANDAR POR EL ESPIRITU

En 5:25 Pablo dice: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”. Vivir por el Espíritu consiste en que nuestra vida dependa del Espíritu y sea regulada por el Espíritu, no por la ley. Andar por el Espíritu consiste en que los aspectos y los hechos prácticos de nuestra vida cotidiana sean guiados y regulados por el Espíritu, no por la ley. Con respecto a nuestro andar en la vida cristiana, Pablo tuvo el concepto de que puesto que nuestra vida no era por la ley de letras, sino por el Espíritu de vida, así también nuestro andar no debería ser por la ley de las ordenanzas, sino por el Espíritu de Cristo.

La palabra griega traducida “vivimos” implica tanto tener vida como vivir. Inicialmente tenemos vida, pero continuamente vivimos. Si tenemos vida por el Espíritu, debemos continuar viviendo por el Espíritu. Una traducción más completa del griego sería: “Si tenemos vida y vivimos por el Espíritu”. Pablo usa una expresión similar en Romanos 1:17 y Hebreos 10:38. En Hebreos 10:38 el asunto no es tener vida, sino seguir viviendo por la vida que hemos recibido. En Romanos 1:17 y Gálatas 5:25 el asunto es tener vida inicialmente y luego vivir continuamente.

En 5:26 Pablo dice: “No nos hagamos vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros”. No ser vanaglorioso es el resultado de andar por el Espíritu, tal como dice el versículo 25.


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