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Estudio-vida de Hechospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1419-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 47 de 72 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE HECHOS

MENSAJE CUARENTA Y SIETE

LA PROPAGACION
EN ASIA MENOR Y EUROPA MEDIANTE
EL MINISTERIO DE LA COMPAÑIA DE PABLO

(13)

Lectura bíblica: Hch. 17:16-34

En este mensaje estudiaremos la predicación de Pablo en el Areópago. El Areópago era la Colina de Marte (en Atenas), sede de la antigua y venerable corte ateniense, la cual juzgaba los problemas religiosos más solemnes.

LOS ATENIENSES ERAN MUY RELIGIOSOS
EN CUANTO AL CULTO A LOS IDOLOS

Leamos Hechos 17:22: “Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, observo que en todo sois muy respetuosos de vuestras deidades”. La palabra griega traducida “muy respetuosos” significa literalmente temer a un demonio, a un espíritu sobrenatural; así que, significa estar entregado a la adoración de demonios, reverenciar mucho a las deidades. La misma palabra se usa en forma de sustantivo en 25:19, donde se traduce “religión”. Los atenienses eran muy religiosos, no en relación con el verdadero Dios, sino en cuanto a la adoración de ídolos. Como vimos en el versículo 16, el espíritu de Pablo “fue provocado viendo la ciudad llena de ídolos”.

En el versículo 23, Pablo añade: “Porque pasando y observando atentamente los objetos de vuestra adoración, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio”.

EL CREADOR Y EL PROVEEDOR

En los versículos 24 y 25 Pablo declara: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es servido de manos de hombres, como si necesitase de algo; pues El es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas”. Lo dicho por el apóstol en estos versículos constituyó una vacuna eficaz tanto contra los epicúreos ateos, quienes no reconocían al Creador ni a Su providencia sobre el mundo, como contra los estoicos panteístas, quienes con respecto a su destino, se sometían a la voluntad de muchos dioses (véase v. 18). En el versículo 24, Pablo habló acerca del Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, y dirigió sus palabras principalmente contra los ateos epicúreos. Ellos no creían ni en el Creador ni en la provisión divina. Por tanto, Pablo, al dirigirse contra los epicúreos, declaró que Dios es el Señor de los cielos y de la tierra, el mismo Dios que los epicúreos desconocían por completo. Además, Pablo indicó que Dios es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Todas éstas son provisiones divinas. Dios provee todas estas cosas para que el hombre pueda subsistir. Los epicúreos no creían en el Creador, el Señor de los cielos y de la tierra, quien provee a los seres humanos de todo lo necesario para su subsistencia.

La predicación de Pablo en Hechos 17 fue sobresaliente. Cuando discutió con los judíos en las sinagogas, él se basó en las Escrituras, pero cuando les predicó a los filósofos epicúreos, aludió a la creación.

Lo que Pablo hizo en 17:2, y en 17:24 y 25 fue semejante a lo que hizo en los capítulos trece y catorce. En el capítulo trece, él se basó en las Escrituras judías al predicar acerca del Cristo resucitado. Por otra parte, en el capítulo catorce, se basó en la creación de Dios al dirigirse a los gentiles paganos. No obstante, hay una diferencia entre los capítulos catorce y diecisiete en cuanto a la forma en que Pablo se basó en la creación; las palabras de estos pasajes son más bien distintas. En el capítulo catorce, él les dijo a los gentiles que el “Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay ... si bien no se dejó a Sí mismo sin testimonio, haciendo el bien de daros lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría vuestros corazones” (14:15, 17). Dichas palabras no eran tan filosóficas; en cambio, las palabras que dirigió a los epicúreos en el capítulo diecisiete, las cuales constituyeron una vacuna eficaz contra sus enseñanzas, fueron bastante filosóficas. En esa ocasión Pablo declaró que hay un Creador, Señor del cielo y de la tierra, quien da a todos vida y aliento y todas las cosas necesarias para la subsistencia humana en la tierra.


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