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Estudio-vida de Levíticopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6571-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 28 de 64 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LEVÍTICO

MENSAJE VEINTIOCHO

LA CONSAGRACIÓN DE AARÓN Y SUS HIJOS

(1)

Lectura bíblica: Lv. 8:1-21

En este mensaje empezaremos a considerar la consagración de Aarón y sus hijos.

En hebreo, la palabra consagrar (Éx. 28:41; 29:9, 33, 35) significa “llenar las manos”. Al consagrarse Aarón para recibir la posición santa de sumo sacerdote, sus manos vacías fueron llenadas (Lv. 8:25-28).

La palabra consagración a veces se traduce “ordenación”. La consagración es una acción realizada por nosotros; nosotros nos consagramos a Dios. La ordenación es una acción realizada por Dios; Él nos ordena.

Como resultado de mi estudio de Éxodo y Levítico, estoy convencido de que la acción por parte de Aarón y sus hijos de consagrarse para servir como sacerdotes significaba que sus manos vacías eran llenadas. Aarón y sus hijos se aparecieron con las manos vacías ante Moisés a la entrada de la Tienda de Reunión. Pero cuando fueron consagrados, sus manos vacías fueron llenadas con el tipo de Cristo en diferentes aspectos.

Los primeros siete capítulos de Levítico describen cinco categorías de ofrendas: el holocausto, la ofrenda de harina, la ofrenda de paz, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por las transgresiones. Luego, se dan cinco clases de leyes con respecto a la aplicación de las cinco clases de ofrendas. El resultado de la aplicación de estas ofrendas es la paz. La paz equivale a la totalidad de lo que Cristo es para nosotros ante Dios. Puesto que hemos sido redimidos por Cristo, disfrutamos a Cristo como un todo, y dicha totalidad es la paz, lo cual implica descanso, disfrute y satisfacción.

Después de mencionar las ofrendas, Levítico describe la consagración de los sacerdotes. Esto indica que las ofrendas descritas en los capítulos del 1 al 7 tienen como finalidad la consagración, u ordenación, de los sacerdotes.

Según el significado espiritual de este libro, todos nosotros somos sacerdotes. Nacimos de nuevo, fuimos regenerados, para ser sacerdotes (Ap. 1:6; 5:10). En tanto que seamos personas regeneradas, somos los verdaderos sacerdotes. Sin embargo, necesitamos tener un día de consagración en el cual nos entreguemos a Dios y le digamos: “Señor, soy Tuyo porque Tú me compraste. Me redimiste con Tu sangre y me regeneraste. Ahora que tengo Tu vida y el disfrute de Tu redención, quisiera ofrecerme a Ti. Me entrego a Ti para servirte en calidad de siervo, incluso en calidad de esclavo”. Dios aceptará de inmediato nuestra ofrenda y nos ordenará para que seamos Sus servidores, Sus sacerdotes. Por tanto, la consagración es una acción realizada por nosotros, y la ordenación es una acción realizada por Dios.

Levítico no es un libro escrito para personas comunes, sino para sacerdotes. Por haber sido santificados y separados del común de la gente, ya no somos personas comunes. Somos un pueblo especial: somos sacerdotes. Todas las ofrendas hacen referencia a Cristo, y todo cuanto Cristo es para nosotros y hace por nosotros tiene como finalidad constituirnos sacerdotes. Esta constitución es la ordenación divina.

Dios cambia nuestra constitución intrínseca y hace que seamos diferentes de lo que somos por nuestro nacimiento natural. En nuestro primer nacimiento, nuestro nacimiento original, fuimos constituidos pecadores (Ro. 5:19). Independientemente de cuál sea su clase o condición social, todos los seres humanos fueron constituidos pecadores. Todos son pecadores por nacimiento. Sin embargo, por medio de nuestro segundo nacimiento, nosotros, que hemos creído en Cristo, fuimos constituidos sacerdotes. Ahora, a fin de que nuestro sacerdocio sea oficial, se necesita la consagración por parte nuestra y la ordenación por parte de Dios.

Consideremos ahora los detalles relacionados con la consagración de Aarón y sus hijos.

I. A LA ENTRADA
DE LA TIENDA DE REUNIÓN

La consagración de Aarón y sus hijos tuvo lugar a la entrada de la Tienda de Reunión (Lv. 8:3-4). Esto significa que nuestra consagración al sacerdocio no sólo es hecha ante Dios, sino también en pro de la vida de iglesia.

Me agrada la expresión “a la entrada de la Tienda de Reunión”. En Levítico 8, la Tienda de Reunión representa la vida de iglesia. Nosotros somos sacerdotes de Dios que sirven en la iglesia y para la iglesia.


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