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Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
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Actualmente disponible en: Capítulo 24 de 69 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE LA PRIMERA
EPISTOLA A LOS CORINTIOS

MENSAJE VEINTICUATRO

SE NECESITA CRECER EN VIDA

(1)

Lectura bíblica: 1 Co. 3:1-9

El concepto fundamental que Pablo presenta en los capítulos uno y dos es que Cristo es el centro de Dios y la porción de los santos. A partir del capítulo tres, él comienza a hablar respecto a la iglesia. Al abordar este tema, escribe de una manera muy significativa, provechosa y vivificante, por la cual alimenta, planta y riega a fin de que haya crecimiento. En 3:9 Pablo dice que la iglesia es labranza de Dios y edificio de Dios. Aunque en este capítulo no emplea la palabra iglesia, habla de ella maravillosamente; no según la doctrina, ni siquiera la doctrina de la vida, sino según la experiencia de vida.

ESPIRITUAL, ANIMICO Y CARNAL

En 3:1 Pablo dice: “Y yo, hermanos, no pude hablaros como a hombres espirituales, sino como a carne, como a niños en Cristo”. Pablo fue muy franco al decir a los corintios que no pudo hablarles como a hombres espirituales, sino como a carne. Un hombre espiritual no se comporta conforme a la carne ni según la vida del alma, sino que vive conforme al espíritu, a saber, su espíritu mezclado con el Espíritu de Dios. Es dominado, gobernado, guiado, motivado y dirigido por el espíritu mezclado.

La expresión como a carne del versículo 1 es más fuerte que la palabra carnales del versículo 3. La primera denota ser hecho de carne, mientras que la segunda se refiere a uno que está bajo la influencia de la naturaleza carnal y que participa del carácter de la carne. En el versículo 1 el apóstol consideró que los creyentes corintios eran totalmente de la carne, que estaban hechos de carne y que no eran más que carne. ¡Qué expresión tan severa! Luego, en el versículo 3 Pablo juzgó que la manera celosa y contenciosa con la que ellos se comportaban era carnal, y la condenó, indicándoles que tal comportamiento era influenciado por su naturaleza carnal y que al conducirse de esa manera participaban del carácter de la carne.

Esta epístola revela claramente que el creyente puede ser una de tres clases de personas: (1) un hombre espiritual, que vive en su espíritu bajo la unción del Espíritu Santo (Ro. 8:4; Gá. 5:25); (2) un hombre anímico, que sigue la dirección del alma, de la vida natural (2:14); o (3) un hombre que es totalmente de la carne y carnal, al cual lo rige la naturaleza de la carne. El Señor desea que todos Sus creyentes reciban Su gracia y formen parte de la primera categoría, la de hombres espirituales. Esta era la meta de esta epístola: motivar a los creyentes corintios, que eran anímicos, de la carne y carnales, a que aspiraran a crecer en vida y así llegaran a ser espirituales (2:15; 3:1; 14:37). Ya que fuimos llamados por Dios a la comunión de Cristo (1:9), quien es ahora el Espíritu vivificante (15:45), y puesto que somos un espíritu con El (6:17), podemos experimentarlo y disfrutarlo sólo cuando vivimos en nuestro espíritu bajo la dirección del Espíritu Santo. Cuando vivimos en el alma o en la carne, no podemos participar de El ni disfrutarle.

NIÑOS EN CRISTO

Pablo se refiere a los creyentes de Corinto como niños en Cristo (3:1). Aunque ellos habían recibido los dones iniciales en vida sin que les faltara ninguno (1:7), no habían crecido en vida después de recibirlos, sino que seguían siendo niños en Cristo, personas que no se conducían por el espíritu sino por la carne. El apóstol señaló la deficiencia y la necesidad que tenían de crecer en vida hasta alcanzar la madurez, o sea, ser plenamente maduros (2:6; Col. 1:28).

Pablo añade en el versículo 2: “Os di a beber leche, y no alimento sólido; porque aún no erais capaces de recibirlo. Pero ni siquiera sois capaces ahora”. Dar a beber o dar a comer es alimentar a otros. Alimentar es algo orgánico y es diferente de enseñar, lo cual es cuestión de conocimiento. Lo que el apóstol ministró a los creyentes de Corinto parecía ser conocimiento, pero en realidad, era leche (aún no alimento sólido), y ésta debía de nutrirlos. La leche se da principalmente a los pequeños, mientras que el alimento sólido, a los maduros (He. 5:12). Los creyentes de Corinto no podían recibir el alimento sólido, lo cual indica que no estaban creciendo en vida.

En el versículo 3 Pablo añade: “Porque todavía sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos y contiendas, ¿no sois carnales, y andáis según lo humano?” Los celos y las contiendas son manifestaciones, rasgos, de la naturaleza de la carne. Por tanto, caracterizan a los que viven en la carne, a los carnales. Todo hombre caído es simplemente carne (Ro. 3:20; Gá. 2:16 ). Así que, andar según lo humano es andar según la carne.

El versículo 4 dice: “Porque diciendo el uno: Yo soy de Pablo; y el otro; Yo soy de Apolos, ¿no sois hombres de la carne?” La expresión hombres de la carne se refiere a hombres naturales caídos, a hombres del mundo. Nosotros debemos andar según el espíritu mezclado, y no por el hombre natural. No obstante, los corintios, al decir que eran de Pablo o de Apolos, se conducían por el hombre caído; no vivían según el Espíritu que estaba en su espíritu regenerado.

En el versículo 8, Pablo afirma: “Ahora bien, el que planta y el que riega uno son”. Pablo parecía decir: “Yo y Apolos somos uno. Yo soy uno con él, y él es uno conmigo. ¿Por qué intentan dividirnos? ¿Por qué dicen algunos que son de él, y otros que son míos? Hablar así equivale a ser faccioso. Apolos y yo somos uno en el único ministerio. Yo planté y él regó, pero ambos compartimos el mismo ministerio. Además, cada uno recibirá su propia recompensa conforme a su labor. Nosotros somos colaboradores de Dios, y ustedes Su labranza, Su edificio”.

LAS PLANTAS NECESITAN CRECER

En 3:1-9 vemos que para Pablo todos los creyentes son plantas que necesitan crecimiento. Lo más esencial para una planta es crecer. Los creyentes de Corinto no carecían de los dones iniciales en vida —la vida eterna y el Espíritu Santo— lo que les faltaba urgentemente era crecer en vida. El objetivo por el cual se dan los dones iniciales es que se produzca el crecimiento y el desarrollo.

Hoy muchos cristianos no están conscientes de haber recibido los dones iniciales en vida y de que urgentemente necesitan crecer en vida. Lo que más descuidan los creyentes es los dones iniciales, los cuales producen el crecimiento en la vida. Espero que muchos de nosotros, en especial los jóvenes, estén conscientes de que poseen la vida divina y el Espíritu Santo, y que estos dones necesitan crecer y desarrollarse.

Los creyentes de Corinto habían recibido los dones iniciales en forma de semilla, lo cual significa que la semilla había sido sembrada en su ser, y que su ser era la tierra en la cual crecería la semilla. Pero aunque recibieron la semilla, todavía necesitaban crecer en vida a fin de que se desarrollaran los dones recibidos.


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