Información del libro

Estudio-vida de 1 y 2 Pedropor Witness Lee

ISBN: 0-7363-2858-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 47 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE 1 PEDRO

MENSAJE DIECISIETE

EL CRECIMIENTO EN VIDA Y SUS RESULTADOS

(3)

Lectura bíblica: 1 P. 2:4, 6-8

En 1 Pedro 2:4 dice: “Acercándoos a Él, piedra viva, desechada por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa”. Hemos señalado que una piedra viva no solamente posee vida, sino que también crece en vida. La piedra viva mencionada en el versículo 4, es Cristo quien es útil para el edificio de Dios. Aquí Pedro hace un cambio de metáfora, pues después de hablarnos de la simiente, la cual pertenece al reino vegetal (1:23-24), nos habla de una piedra. La simiente sirve para plantar vida, mientras que la piedra es útil para edificar (2:5). El pensamiento de Pedro pasa de la siembra de la vida al edificio de Dios. Con respecto a nosotros, Cristo es la simiente que nos imparte vida; pero, con respecto al edificio de Dios, Cristo es la piedra. Después de recibirle como la simiente de vida, necesitamos crecer para experimentarle como la piedra que vive en nosotros. De este modo, Él también hará de nosotros piedras vivas que son transformadas con Su naturaleza pétrea, a fin de poder ser edificados junto con otros como casa espiritual, sobre Él mismo como el fundamento y la piedra angular (Is. 28:16). Veamos ahora lo que Pedro dice en los versículos del 6 al 8 acerca del Cristo que es la piedra del edificio de Dios.

CRISTO FUE ESCOGIDO POR DIOS

En 1 Pedro 2:6, donde se cita Isaías 28:16, dice: “Por lo cual también contiene la Escritura: ‘He aquí, pongo en Sion una piedra angular, escogida, preciosa; y el que cree en Él, jamás será avergonzado’”. Aunque esta piedra viva fue rechazada por los líderes del pueblo de Dios, ella fue escogida por Dios. Esta elección, en la cual Dios escogió a Cristo como piedra viva, tiene dos aspectos. Primero, como hemos visto, Cristo fue escogido por Dios en la eternidad pasada. Ésta fue la primera ocasión en que Dios lo escogió. Luego, Dios escogió a Cristo por segunda vez en la resurrección. La resurrección es una prueba contundente de que Dios escogió a Cristo. Esta segunda elección fue una confirmación de la primera elección que Dios hizo. Por consiguiente, en resurrección Dios confirmó que había escogido a Cristo en la eternidad pasada.

Mientras Cristo estaba en la cruz, Él aparentemente había sido rechazado por Dios. Para los fariseos y para cuantos se opusieron a Él, la crucifixión de Cristo era una señal de que Dios le había rechazado. Según Mateo 27:42 y 43, los principales sacerdotes, con los escribas y los ancianos, dijeron: “Es Rey de Israel; que descienda ahora de la cruz, y creeremos en Él. Ha confiado en Dios; que Él le libre ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios”. Lucas 23:35 dice: “Y los gobernantes también se mofaban, diciendo: A otros salvó; sálvese a Sí mismo, si éste es el Cristo de Dios, el Escogido”. Los líderes religiosos pensaban que Dios había rechazado a Cristo. Sin embargo, al tercer día, Cristo resucitó, y esa resurrección fue una señal de que Dios le había escogido, fue una prueba de que Dios lo había elegido para que fuera la piedra de Su edificio.

Desde el momento de la resurrección de Cristo, a Él se le ha considerado lo más preciado. La palabra griega traducida “preciosa” en el versículo 6, que es la misma palabra que se usa en el versículo 4, también significa honorable. Difiere de la palabra griega traducida “preciosa” hallada en 1:19. Aquélla denota preciosidad en esencia; ésta denota una preciosidad que el hombre reconoce y tiene en alta estima.

La afirmación “he aquí, pongo en Sion una piedra angular, escogida” se refiere no solamente a la resurrección de Cristo, sino también a Su ascensión. Después de que Dios resucitó a Cristo, le hizo ascender a los cielos. Por consiguiente, la ascensión de Cristo fue otra señal y confirmación de que Dios le había escogido.

El Sion del que se habla en 2:6 no es el Sion terrenal, sino el Sion que está en los cielos. En el Nuevo Testamento hay dos Siones, uno el terrenal, y otro el celestial. El Sion terrenal es un reflejo del Sion celestial. El pueblo judío podrá tener un Sion terrenal; pero nosotros los cristianos, quienes creemos en Cristo, tenemos un Sion celestial. Por esta razón, nosotros no nos acercamos a un Sion terrenal, sino a un Sion celestial (He. 12:22).

La elección que Dios hizo de Cristo en la eternidad pasada no fue vista por nadie, ni siquiera por los ángeles. Cuando Dios escogió a Cristo, nada había sido creado, pues esa elección se efectuó antes de la fundación del mundo. Sólo Dios sabía que Cristo era Su Escogido. Pero esta elección se hizo manifiesta en la resurrección y ascensión de Cristo. Poco después de la ascensión de Cristo, Pedro comprendió claramente que Cristo era el Mesías escogido por Dios. Ésta es la razón por la cual Pedro dijo a los líderes religiosos en Hechos 4: “Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, en Su nombre está en vuestra presencia sano este hombre. Este Jesús es la piedra menospreciada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ninguno otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (vs. 10-12). No hay salvación en ningún otro nombre, porque Dios escogió a Cristo, y esta elección fue manifestada y confirmada por la resurrección y ascensión de Cristo.

Al igual que los demás apóstoles, Pedro podía testificar que había visto al Cristo resucitado. Además, todos ellos habían sido testigos de Su ascensión. Estos dos actos, la resurrección y la ascensión, comprueban y confirman que Jesús de Nazaret es Aquel a quien Dios escogió como la cabeza del ángulo del edificio de Dios.

Puesto que Cristo es el Escogido, ahora a Él se le tiene en alta estima. Cristo no sólo está en gloria, sino que además está en el trono a la diestra de Dios. Esto significa que Él ocupa una posición de honra. Debido a que Cristo está ahora en tal honorable posición, Él es precioso, altamente estimado.

En 1 Pedro 2:6 dice también que el que cree en Cristo jamás será avergonzado. Cristo es fidedigno, estable y firme. Podemos depositar nuestra confianza en Él y estar seguros de que jamás seremos avergonzados.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top