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Estudio-vida de Romanospor Witness Lee

ISBN: 0-7363-2929-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 10 de 69 Sección 1 de 6

ESTUDIO VIDA DE ROMANOS

MENSAJE DIEZ

EL DON EN CRISTO SOBREPASA
LA HERENCIA EN ADÁN

Si leemos el libro de Romanos cuidadosamente, observaremos que la sección sobre la justificación termina en Romanos 5:11, lo cual significa que en la primera parte de Romanos hay dos secciones principales que abarcan dos temas: la condenación y la justificación. La sección sobre la condenación comienza en 1:18 y termina en 3:20, y la sección que trata de la justificación empieza en 3:21 y concluye en 5:11.

En la sección sobre la justificación, Pablo habla de nuestra posición externa delante de Dios. Originalmente estábamos llenos de pecado y necesitábamos la obra redentora de Cristo, ya que ésta es la base sobre la cual Dios nos justifica. La justificación cambia nuestra posición. Anteriormente nos alábamos bajo condenación, pero ahora nuestra posición es que hemos sido justificados. Como resultado de esta justificación, tenemos amor, gracia, paz, esperanza, vida y gloria, y también a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo. Aunque disfrutemos de estos seis elementos que están llenos de significado, y de las tres maravillosas personas de la Deidad, todo esto lo tenemos principalmente de una manera externa y objetiva. No obstante, en la sección sobre la justificación, Pablo nos da algunos indicios de que, más tarde, él abordará el tema de nuestra persona interior.

Encontramos el primer indicio en Romanos 4:24-25, donde Pablo habla del Cristo resucitado. El Cristo crucificado nunca podría entrar en nuestro ser, pero el Cristo resucitado sí puede. Nuestro Cristo no sólo fue crucificado para realizar nuestra redención, sino que también resucitó para impartir Su vida en nosotros. Por lo tanto, Romanos 4:24-25 da a entender que Cristo entrará en los que hayan sido justificados y llevará en ellos una vida de justificación.

Podemos ver otro indicio en Romanos 5:10, donde dice que seremos salvos en Su vida. La forma verbal seremos implica experiencias en el futuro. En los pasajes anterior a Romanos 5:10, se nos dice que ya fuimos salvos, porque fuimos redimidos, justificados y reconciliados. Entonces, ¿por qué este versículo nos dice que “seremos” salvos? Aunque hemos sido salvos por medio de la muerte de Cristo, la cual nos trajo la redención, la justificación y la reconciliación, aún no hemos sido salvos en cuanto a ser santificados, transformados y conformados. La redención, la justificación y la reconciliación requieren la muerte de Cristo, en la cual Él derramó Su sangre, mientras que la santificación, la transformación y la conformación requieren que Su vida obre en nosotros. La muerte de Cristo en la cruz nos salvó de una manera objetiva, pero Su vida nos salvará de una manera subjetiva. El Cristo crucificado nos salvó objetivamente en la cruz, pero el Cristo resucitado que reside en nuestro interior nos salva subjetivamente. Es preciso que Su vida entre en nosotros. Finalmente, en Romanos 8, que comprende la conclusión de la sección que trata de nuestro modo de ser, vemos que Cristo está en nosotros (8:10). Anterior a lo que se abarca en el capítulo 5, Cristo fue crucificado en la cruz, pero aún no estaba dentro de nosotros. Pero en el capítulo 8 Cristo ya no se halla más en la cruz, sino dentro de nuestro ser. El Cristo que mora en nuestro interior es la vida que nos salvará subjetivamente después de habernos salvado objetivamente. Necesitamos ser salvos más y más. Fuimos salvos del infierno y de la condenación, lo cual es una salvación que tiene que ver con nuestra posición objetiva. Pero ahora necesitamos ser salvos de nuestra manera de ser, es decir, de nuestro viejo hombre, de nuestro yo, de nuestra vida natural, etc.

Otro indicio de que un cambio ocurrió a partir de 5:11 se ve en el hecho de que se usan las dos palabras pecado y pecados. Anterior a Romanos 5:12 la palabra pecado siempre se encuentra en plural, pero de repente, en Romanos 5:12, aparece en singular. ¿A qué se debe este cambio? Los pecados son externos y tienen que ver con nuestra posición, pero el pecado es interior y tiene que ver con nuestro modo de ser. Los pecados externos, los que tienen que ver con nuestra posición, es decir, nuestros hechos pecaminosos, los resolvió por completo la muerte de Cristo, pero el pecado que se encuentra en nuestro modo de ser, es decir, nuestra naturaleza pecaminosa, todavía no ha sido solucionado. A partir de Romanos 5:12, Pablo comienza a enfocar el pecado que tiene que ver con nuestra manera de ser.

Además, aunque ya en Romanos 5:11 estamos en Dios y en Cristo, todavía no tenemos muchas experiencias ni de Dios ni de Cristo viviendo en nosotros. Estamos en Dios, nos gloriamos y gozamos en Él, y nos mantenemos firmes en la esfera de la gracia, pero no hemos experimentado en plenitud a Dios y a Cristo morando en nuestro ser. El hecho de que estemos en Cristo tiene que ver con nuestra posición objetiva, pero el que Cristo esté en nosotros, especialmente que viva y more en nuestro ser, tiene que ver con nuestro modo de ser y con nuestra experiencia. Primero es necesario que estemos en Cristo, y entonces Él puede morar y vivir en nosotros. Encontramos ambos aspectos de esta verdad en Juan 15:4, donde dice: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros”. “Permaneced en Mí” significa estar en Cristo; y “Yo en vosotros” significa que Cristo vive en nosotros. Primero nosotros estamos en Él, y luego Él vive en nosotros. El hecho de que Cristo viva en nosotros es presentado en Romanos, de 5:12 a 8:30, que es la sección sobre la santificación y la glorificación, las cuales se ocupan de nuestro modo de ser y de nuestra naturaleza, y no de nuestro comportamiento exterior. Pablo se refirió a nuestro comportamiento en las secciones precedentes. En la sección que se extiende de 5:12 a 8:30 del libro de Romanos, Pablo se ocupa de nuestra naturaleza, de nuestro yo. Si no distinguimos estos aspectos claramente, no podremos entender de forma adecuada esta sección.

Al llegar a la sección sobre la santificación, es crucial entender que el don de Cristo sobrepasa la herencia que tenemos en Adán. Ya que todos nacimos de Adán y en él, heredamos todo lo que él es y tiene. ¿Cuáles son los elementos de nuestra herencia en Adán? Son dos cosas terribles: el pecado y la muerte. No importa si somos buenos o malos, como resultado de ser descendientes de Adán, heredamos el pecado y la muerte. Pero, ¡alabado sea Dios por el don en Cristo! El don en Cristo sobrepasa la herencia en Adán. No se pueden comparar los dos.


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