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Estudio-vida de 1, 2 y 3 Juan, Judaspor Witness Lee

ISBN: 0-7363-3089-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 49 de 49 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE JUDAS

MENSAJE CINCO

LA ESTRUCTURA BÁSICA
DE LAS EPÍSTOLAS DE PEDRO Y JUDAS

(2)

Lectura bíblica: 1 P. 1:2-4, 11, 18-19, 22-23; 2:2, 5; 5:10; 2 P. 3:15-16, 18; Jud. 20-21

En este mensaje quisiera añadir algo más acerca de la estructura básica de las Epístolas de Pedro y Judas.

LA OPERACIÓN DEL DIOS TRIUNO

En 1 Pedro 1:2 y 3 vemos la operación del Dios Triuno: “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según Su grande misericordia nos ha regenerado para una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo entre los muertos”. En estos versículos tenemos la presciencia de Dios Padre, la santificación del Espíritu y la obediencia y la aspersión de la sangre de Jesucristo. Por consiguiente, tenemos al Dios Triuno: el Padre, el Espíritu y Jesucristo, el Hijo. En el versículo 3 Pedro también nos dice que el Padre nos regeneró para una esperanza viva mediante la resurrección de Cristo. Aquí una vez más vemos la operación del Padre. El Padre no solamente nos escogió en la eternidad, sino que también nos regeneró en el tiempo. En el versículo 2 Pedro dice que el Espíritu nos santifica, aplicando a nosotros lo que el Padre decidió con respecto a nosotros en la eternidad pasada. Luego, en el versículo 11, Pedro habla del testimonio dado por el Espíritu de Cristo, el cual estaba en los profetas del Antiguo Testamento. En los versículos 18 y 19 Pedro dice: “Sabiendo que fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un Cordero sin defecto y sin mancha”. Ya que fuimos redimidos con la preciosa sangre de Cristo, debemos ahora purificar nuestras almas por la obediencia a la verdad, para el amor fraternal no fingido (v. 22). Esta purificación del alma se basa en la regeneración efectuada por el Padre. El Padre nos regeneró con una simiente incorruptible, la cual es la palabra de Dios, la cual vive y permanece para siempre (v. 23).

Al examinar el primer capítulo de 1 Pedro en su totalidad, vemos que este capítulo revela la operación del Dios Triuno. En este capítulo tenemos la regeneración efectuada por el Padre, la santificación realizada por el Espíritu, la sangre de Cristo, la simiente incorruptible, la esperanza viva y la herencia que está reservada para nosotros en los cielos (v. 4). En este capítulo no sólo se encuentra la estructura básica de la primera Epístola de Pedro, sino también la estructura básica de nuestra vida cristiana. La vida cristiana está estructurada con todos los elementos de la operación del Dios Triuno.

LOS DOS ÁRBOLES

La estructura básica de la vida cristiana revelada en el primer capítulo de 1 Pedro difiere mucho de nuestro concepto natural. Nuestro concepto natural no concuerda con el pensamiento presentado en el primer capítulo de 1 Pedro; nuestro concepto natural consiste en hacer el bien, amar a los demás, adorar a Dios y trabajar para Dios. Este concepto es religioso y tradicional.

Por lo general, una persona que se encuentra alejada de Dios no muestra ningún interés por Dios. Sin embargo, una vez que se arrepiente y empieza a sentir interés por Dios, de inmediato nace en él el deseo de hacer el bien para glorificar a Dios. Asimismo, deseará ser más considerada con los demás. Puede ser que incluso decida dar el diez por ciento de sus ingresos al Señor. Sin embargo, aunque estas cosas son positivas, no dejan de ser religiosas, tradicionales y naturales.

Es posible que usted haya escuchado muchos mensajes que le dicen que el Dios Triuno pasó por un proceso para llegar a ser el Espíritu vivificante a fin de ser el todo para usted; sin embargo, puede ser que no muestre ningún interés en el Dios Triuno procesado en su vida diaria. En lugar de ello, tal vez se esfuerce por ser buen esposo o esposa, y buen padre o madre. Así, en su afán por ser mejor, quizás pase por alto el hecho de que no vive al Dios Triuno, es decir, que no es uno con el Espíritu vivificante. En lugar de poner en práctica las palabras acerca de ser un solo espíritu con el Señor en su vida diaria, tal vez su deseo sea ser victorioso o ser una mejor persona.

La razón por la cual no ponemos en práctica lo que hemos oído tiene mucho que ver con el árbol del conocimiento del bien y del mal. Nuestro ser caído se inclina por este árbol, y es a dicho árbol que pertenece la idea de hacer el bien. Antes de que usted se arrepintiera y creyera en el Señor, tenía el conocimiento del mal; pero ahora que es creyente, tal vez se incline por el conocimiento del bien. Sin embargo, tanto el conocimiento del bien como del mal pertenecen al mismo árbol.

A través de los años que llevo en el ministerio, me he dado cuenta de que aunque los santos escuchan mensajes acerca del Dios Triuno como vida, a ellos en su vida diaria les preocupa más el árbol del conocimiento del bien y del mal. Sin embargo, cada vez que nos volvemos al Dios Triuno, quien es el Espíritu vivificante, de inmediato nos hallamos alimentándonos del árbol de la vida.


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