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Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 37 de 120 Sección 1 de 5

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE TREINTA Y SIETE

EL SIGNIFICADO DEL LLAMADO DE DIOS

V. EL LLAMADO DE DIOS

INTRODUCCION

En este mensaje llegamos a la sección más maravillosa del libro de Génesis: la sección sobre el llamamiento que Dios hace (11:10—50:26). Génesis, un libro de cincuenta capítulos, se divide en tres secciones. La primera sección (1:1—2:25) trata de la creación, la segunda (3:1—11:9) narra la manera en que la serpiente corrompió a la humanidad, y la tercera presenta el llamado de Jehová. Cada sección empieza con una frase especial. La primera sección empieza con las palabras: “En el principio creó Dios”. La segunda sección empieza con la frase: “Pero la serpiente”. La tercera sección empieza con las palabras: “Pero Jehová” (12:1). En estas tres secciones vemos tres títulos: Dios, la serpiente y Jehová. Estos títulos tienen mucho significado para nosotros. Dios creó, luego la serpiente se infiltró para corromper, y luego Jehová vino e hizo un llamamiento. Por tanto, el libro de Génesis narra primordialmente tres eventos.

La Biblia revela que Elohim, la palabra hebrea que se traduce Dios en 1:1, es un título relacionado principalmente con la creación. No obstante, el título Jehová tiene que ver particularmente con la relación que Dios tiene con el hombre en cuanto a la vida. Jehová forma una parte esencial del maravilloso nombre de Jesús, pues Jesús significa “Jehová el Salvador”. Puesto que el nombre Jesús incluye a Jehová, podemos decir que Jesús es el Jehová del Nuevo Testamento y que Jehová es el Jesús del Antiguo Testamento.

En estas tres secciones de Génesis vemos que Dios creó, la serpiente, Satanás, corrompió, y Jehová hizo el llamamiento. Por consiguiente, en estas secciones tenemos la creación, la corrupción y el llamamiento. ¿Cuál de éstas le agrada más a usted? A mí me gusta el llamamiento de Dios. No somos solamente los seres creados sino también los llamados.

1. La creación revela el propósito
y el procedimiento de Dios

La creación revela el propósito eterno de Dios. El propósito eterno de Dios consiste en que el hombre lo exprese a El con Su imagen y lo represente con Su dominio. Nosotros, el linaje humano, estamos destinados a expresar y representar a Dios. El primer capítulo de Génesis revela esto claramente. En el segundo capítulo vemos el procedimiento que Dios sigue para cumplir este propósito divino. Su procedimiento se efectúa por la vida divina. Dios debe forjarse en nosotros como nuestra vida para que cumplamos Su propósito eterno. Así que, en el capítulo uno, vemos el propósito de Dios, y en el capítulo dos, el procedimiento que El usa para cumplir este propósito.

2. La serpiente corrompió al hombre
y provocó su caída

En la segunda sección (3:1—11:9), vemos que la serpiente, Satanás, se infiltró para causar la caída del hombre. La serpiente corrompió al hombre y lo hizo caer en lo más vil. El hombre cayó cada vez más hasta que tocó el fondo. En aquel tiempo, Satanás estaba contento y podía celebrar su éxito. Toda la humanidad se había rebelado contra Dios. En cierto sentido, Dios fue expulsado de la tierra.

3. Jehová hace un llamado, lo cual cumple
el propósito de Dios por Su procedimiento

Aparentemente Satanás había expulsado de la tierra a Dios obrando en el hombre caído, pero Dios es soberano y no puede ser vencido ni estorbado por ningún tipo de ataque. Todo lo que hace Satanás le proporciona a Dios una excelente oportunidad de exhibir Su sabiduría. Aunque a veces quizá me lamente por ser una persona caída, la mayor parte del tiempo me regocijo, porque fui redimido, regenerado y ganado nuevamente. Nuestra relación con Dios el Padre es más grata y más significativa que si no se hubiera producido la caída. Si usted se detiene a examinar su vida, creo que llorará, no de tristeza, sino de contemplar la hermosura de la obra de Dios, tan llena de sabiduría y de gracia. Cuando entremos en la eternidad, ejercitaremos nuestro espíritu y recordaremos el tiempo que estuvimos en la tierra, y la memoria de ese tiempo será hermosa, agradable y significativa. Dios es sabio. El permitió que interviniera la serpiente. Dios observó a la serpiente y parecía decirle: “Pequeña serpiente, ¿qué estás haciendo? Sigue adelante y sigue obrando. Cuanto más trabajas, más oportunidad tengo de manifestar Mi sabiduría. Pequeña serpiente, haz cuanto puedas. Sigue adelante hasta que quedes satisfecha y ya no puedas hacer nada más”. Finalmente, Satanás tuvo que decir: “Hice cuanto pude. Me he agotado incitando a la humanidad a caer cada vez más. No puedo hacer más. Ya no pueden caer más bajo. He terminado”. Cuando se llegó a este punto, Dios vino, no como Elohim, sino como Jehová, la simiente prometida en 3:15. Nada puede estorbar a Dios, ni vencerlo, ni obligarlo a renunciar a Su propósito eterno. El concluirá lo que se propuso. Nada puede cambiarle. Cualquier interrupción sólo le proporciona la oportunidad de expresar más de Su sabio consejo.

Si Dios no hubiera sido tan sabio, el libro de Génesis habría sido muy corto. Pero Génesis contiene cincuenta capítulos que exhiben la sabiduría de Dios. Los últimos treinta y nueve capítulos y medio son un resumen de todo el Nuevo Testamento. ¿Sabe usted cómo empieza el Nuevo Testamento? Empieza con las palabras: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” (Mt. 1:1). Según la genealogía presentada en Mateo, el evangelio empieza con Abraham. El Nuevo Testamento empieza con las generaciones de Abraham. Esto corresponde a Génesis 12. Casi todo lo que encontramos en el Nuevo Testamento está sembrado como semilla en Génesis. Por consiguiente, los treinta y nueve capítulos y medio que componen la tercera sección de Génesis constituyen la síntesis de todo el Nuevo Testamento.

Como hemos dicho en otras ocasiones, el Nuevo Testamento empieza con la predicación del evangelio del reino. Cuando Jehová llamó a Abraham en Génesis 12, le dio una promesa, y esa promesa era la predicación del evangelio. Gálatas 3:8 lo comprueba: “Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, anunció de antemano el evangelio a Abraham, diciendo: ‘En ti serán benditas todas las naciones’ ”. La primera predicación del evangelio no se encuentra en Mateo sino en Génesis 12. Cuando se le predicó el evangelio a Abraham, el punto central fue la nación. La nación es el reino. En el próximo mensaje veremos que Dios prometió que haría de Abraham una gran nación, y esa nación es el reino de Dios, que se compone de Israel en el Antiguo Testamento, de la iglesia en el Nuevo Testamento, del reino milenario en la era venidera, y también del cielo nuevo y la tierra nueva. Este es el reino y éste es el evangelio del reino.

Gálatas 3:14 habla de la bendición de Abraham: “Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por medio de la fe recibiésemos la promesa del Espíritu”. ¿Qué es la bendición? Es el Espíritu. ¿Quién es el Espíritu? El Espíritu es Jesús (2 Co. 3:17). El Espíritu es Jesús, Jesús es Jehová, y Jehová es Dios. Por consiguiente, esta bendición es Dios mismo. Al predicarle el evangelio a Abraham, Dios le prometió que se les daría a Sí mismo como bendición. Esta bendición es Jehová mismo. Jehová es Jesús, y Jesús es el Espíritu que recibimos por medio de la fe en Cristo. Este es el evangelio. Recuerde, Génesis es un libro que nos da un resumen de todo el Nuevo Testamento. ¡Cuánto debemos adorar a Dios por Su sabiduría soberana!

Esta larga sección de Génesis abarca las vidas de tres personas solamente: Abraham, Isaac y Jacob. Cuando Dios se reveló a Moisés, le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob” (Ex. 3:6). Más adelante veremos que esto se relaciona claramente con el Dios Triuno. El Nuevo Testamento es simplemente una autobiografía del Dios Triuno: el Padre en Abraham, el Hijo en Isaac, y el Espíritu en Jacob. Quizás algunos preguntarán acerca de José. Ya veremos que José no queda aislado; él forma parte de Jacob. En el libro de Génesis, la historia de los llamados es la historia de estas tres personas, y todo el Nuevo Testamento es un relato de la Trinidad divina: el Padre, el Hijo y el Espíritu, experimentados por todos los creyentes neotestamentarios.


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