Información del libro

Estudio-vida de Mateopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1422-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 68 de 72 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE MATEO

MENSAJE SESENTA Y OCHO

UNA PRUEBA PARA EL PUEBLO
Y EL ESTABLECIMIENTO DE LA MESA

No es muy sencillo entender el tema doctrinal que Mateo presenta en su evangelio. Muchos toman este evangelio simplemente como un libro de cuentos; sin embargo, éste no es un libro de historias, sino un libro cuyo tema son las enseñanzas del reino de los cielos. Si deseamos tocar las profundidades de este evangelio, tenemos que aplicar este concepto en cada capítulo. En los capítulos del veintiséis al veintiocho, no podemos encontrar la expresión “el reino de los cielos”; no obstante, el contenido de estos capítulos está relacionado con el reino de los cielos. Si invertimos tiempo en la presencia del Señor escudriñando el significado de estos capítulos con relación al reino de los cielos, El nos lo revelará.

I. REVELA POR ULTIMA VEZ SU CRUCIFIXION,
LA CUAL CUMPLIO EL TIPO DE LA PASCUA

Mateo 26:1-2 dice: “Y aconteció que cuando Jesús terminó todas estas palabras, dijo a Sus discípulos: Sabéis que dentro de dos días se celebra la Pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado”. La conjunción “y” al inicio del versículo 1 une el capítulo veintiséis con los capítulos veinticuatro y veinticinco, los cuales hablan de la profecía con respecto a los judíos, los creyentes y los gentiles. Inmediatamente después de declarar esta profecía del reino, el Señor dijo a Sus discípulos que en dos días vendría la Pascua y que el Hijo del Hombre sería entregado para ser crucificado. La palabra del Señor aquí significa que Su crucifixión sería el cumplimiento de la Pascua; esta Pascua sería la última. La fiesta de la Pascua había sido celebrada por más de quince siglos, pero ahora estaba a punto de ser anulada y, en cierto sentido, reemplazada. Al unir la Pascua y la crucifixión del Hijo del Hombre, el Señor daba a entender que Su crucifixión sería el cumplimiento de la Pascua, y que El mismo era el Cordero pascual.

La Pascua tipificaba a Cristo (1 Co. 5:7). Cristo fue hecho el Cordero de Dios para que Dios no nos juzgara a nosotros, los pecadores, según es tipificado por la Pascua en Exodo 12. A fin de cumplir el tipo, Cristo como Cordero pascual tuvo que ser inmolado el día de la Pascua.

Según el tipo presentado en Exodo 12:3-6, el cordero pascual tenía que ser examinado durante los cuatro días que precedían a la Pascua. Antes de la crucifixión, Cristo fue a Jerusalén por última vez, seis días antes de la Pascua (Jn. 12:1), y de la misma manera fue examinado algunos días por los líderes judíos (Mt. 21:23—22:46). No se encontró en El mancha alguna, y quedó demostrado que El era perfecto y que era apto para ser el Cordero pascual por nosotros.

II. UNA PRUEBA PARA TODA LA GENTE

Como Cordero pascual, Cristo fue una prueba para toda la humanidad. A través de los siglos Cristo ha sido constantemente tal prueba para todos. No podemos tener una actitud neutral respecto a El; más bien, lo que nosotros somos, será probado por El. Estamos obligados a reaccionar hacia El, y esa reacción revelará nuestra actitud respecto al Cordero pascual.

A. Cristo fue aborrecido por
los religiosos fanáticos

Los versículos del 3 al 5 indican que los religiosos fanáticos aborrecían a Cristo. En efecto, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo tuvieron consejo entre sí para prenderle con engaño y matarle. ¿Puede usted creer que la religión conspiró para matar al Señor Jesús? El versículo 5 dice: “Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo”. Finalmente, bajo el arreglo soberano de Dios, ellos mataron al Señor Jesús durante la fiesta (27:15), para que se cumpliera el tipo. Esto indica que la crucifixión de Cristo se efectuó bajo la mano soberana de Dios a fin de cumplir el tipo de la Pascua. La primera clase de gente, los religiosos fanáticos, fueron puestos en evidencia por su odio hacia el Señor Jesús.

B. Amado por los discípulos

Aunque los religiosos aborrecían al Señor Jesús, Sus discípulos lo amaban (vs. 6-13). Dos de los que amaban al Señor eran Simón el leproso y María, la mujer que derramó el ungüento sobre Su cabeza. Un leproso representa a un pecador (8:2). Simón debe de haber sido un leproso que fue sanado por el Señor. Así que, por agradecimiento al Señor y por amor a El, preparó una fiesta (v. 7) en su casa para el Señor y Sus discípulos con el fin de disfrutar Su presencia. Un pecador salvo siempre hace eso. Simón debe de haber sabido que la muerte del Señor estaba próxima. Probablemente se dio cuenta de que ésa era la última oportunidad que tenía para expresar su amor al Señor; por tanto, aprovechó la ocasión para disfrutar otro tiempo amoroso de comunión íntima con el Señor. El abrió su casa, preparó una fiesta, e invitó al Señor y a todos aquellos que le amaban.

Los versículos 7 y 8 dicen: “Se acercó a El una mujer, con un frasco de alabastro de ungüento de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de El, mientras estaba reclinado a la mesa. Al ver esto, los discípulos se indignaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio?” Los discípulos consideraban que la ofrenda de amor que María hizo al Señor era un desperdicio. Durante los veinte siglos pasados, miles de vidas preciosas, tesoros del corazón, puestos altos y futuros brillantes han sido “desperdiciados” en el Señor Jesús. Aquellos que lo aman así, lo encuentran digno de ser amado de esta manera y merecedor de dicha ofrenda. Lo que han derramado sobre El no es un desperdicio, sino un testimonio fragante de Su dulzura.

En el versículo 11 el Señor dijo a los discípulos indignados: “Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a Mí no siempre me tendréis”. Esto indica que debemos amar al Señor y aprovechar toda oportunidad para expresarle nuestro amor.

El versículo 12 dice: “Porque al derramar este ungüento sobre Mi cuerpo, lo ha hecho para Mi sepultura”. María recibió la revelación de que el Señor iba a morir, según lo que El dijo en Mateo 16:21; 17:22-23; 20:18-19; 26:2. Así que, aprovechó la oportunidad para derramar sobre el Señor lo mejor que ella tenía. Amar al Señor al grado de darle lo mejor que tenemos, requiere que tengamos una revelación respecto a El.

Al igual que Simón, María probablemente pensó que ésa sería su última oportunidad de ungir el cuerpo del Señor a fin de prepararlo para la sepultura. En cierto sentido, María sepultó al Señor Jesús antes de que fuera crucificado. ¡Qué contraste tan grande había entre los líderes religiosos que aborrecían al Señor y procuraban matarle, y aquellos que le amaban y que procuraban aprovechar toda oportunidad para expresar su amor por El! Yo creo que los otros discípulos, como Pedro, Jacobo y Juan, no entendieron debidamente la profecía del Señor acerca de Su crucifixión. De acuerdo con el testimonio del Señor, María ciertamente recibió Su palabra acerca de esto, porque el Señor mismo testificó que ella, al derramar el ungüento sobre El, lo había hecho para Su sepultura. Esto fue una señal de que María sí entendió lo que el Señor había profetizado acerca de Su crucifixión.

El versículo 13 dice: “De cierto os digo: Dondequiera que se proclame este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella”. En el versículo anterior el Señor habla de Su sepultura, dando a entender que iba a morir y resucitar con el fin de efectuar nuestra redención. Por tanto, en este versículo El llama al evangelio “este evangelio”, refiriéndose al evangelio de Su muerte, sepultura y resurrección (1 Co. 15:1-4). La historia del evangelio consiste en que el Señor nos amó, y la historia de María consiste en que ella amó al Señor. Debemos predicar estas dos cosas: que el Señor nos ama y que nosotros amamos al Señor. La primera tiene como fin nuestra salvación, y la segunda, nuestra consagración. El evangelio nos dice cuánto nos amó el Señor, pero la historia del amor de María hacia el Señor nos incita a amarlo. Así que, debe existir un amor mutuo, el cual debe acompañar a la predicación del evangelio.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top