Información del libro

Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

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ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO SETENTA Y UNO

LOS TRABAJADORES DEL TABERNACULO, EL MOBILIARIO, Y LAS VESTIDURAS SACERDOTALES
(2)

Lectura bíblica: Ex. 31:1-11; 35:10-19, 30-36:2

En el mensaje anterior, empezamos a considerar los trabajadores del tabernáculo, el mobiliario, y las vestiduras sacerdotales. Vimos que en el libro de Exodo, Bezaleel era el arquitecto, un hombre lleno del Espíritu de Dios en sabiduría, inteligencia, conocimiento, y en todo arte. Enfatizamos el hecho de que la edificación de la morada de Dios, la iglesia, es una obra noble que todos los santos deben llevar a cabo. Cada uno de nosotros debe estar lleno del Espíritu de Dios en conocimiento, inteligencia, sabiduría, y en todo arte porque esta obra no puede ser llevada a cabo en nuestra vida natural o por nuestra capacidad natural. En este mensaje, seguimos y vamos a considerar los detalles relacionados con los trabajadores del tabernáculo, con el mobiliario, y con las vestiduras sacerdotales.

Para diseñar

Leamos los versículos 4 y 5 “Para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor”. En la obra de edificación, no usamos ni barro ni ladrillos. Usamos oro, plata, y bronce. Ya hemos visto que el oro representa la naturaleza de Dios, la naturaleza divina, que la plata tipifica la redención de Cristo, y que el bronce representa el juicio justo de Dios. Si deseamos edificar la iglesia, todos los santos deben saber cómo usar la naturaleza divina como oro, la redención de Cristo como plata, y el juicio justo de Dios como bronce. La mayoría de los cristianos contemporáneos no tienen ninguna posibilidad de edificar la morada de Dios, simplemente porque no conocen el oro, la plata y el bronce, y tampoco saben cómo usar estos materiales. Por la misericordia del Señor, aún los jóvenes en Su recobro pueden saber cómo usar el oro divino para la edificación de la iglesia en su localidad. Quizá sepan también cómo usar la plata y el bronce de una manera práctica para la edificación de la iglesia. Las hermanas jóvenes deberían usar también estos materiales para edificar la morada de Dios.

El versículo 5 menciona el artificio de piedras para engastarlas. Aquí engastar equivale a edificar. Por tanto, engastar piedras sirve para la edificación. Tallar piedras para engastarlas significa ayudar a los santos a ser transformados en piedras y ser ajustados para caber en el edificio de Dios. Cada uno de nosotros debe saber cómo tallar piedras para engastarlas.

Muchos obreros cristianos no saben cómo tallar piedras para el edificio de Dios, y me preocupa también el hecho de que algunos ancianos en las iglesias locales no sepan cómo tallar piedras para este propósito. No tengo la plena seguridad de que todos los ancianos de las iglesias locales de este país sepan cómo tallar piedras para engastarlas. Si todos esos ancianos pudiesen llevar a cabo esta obra, yo estaría muy feliz en el Señor, pero mi corazón está intranquilo por el hecho de que algunos ancianos no sepan cómo tallar piedras para la obra del edificio.

Esta palabra acerca de tallar piedras para la edificación ilumina bastante y expone. Es una palabra de advertencia para todos nosotros. Aún las hermanas jóvenes deberían saber cómo tallar piedras para engastarlas. Cuando las hermanas jóvenes tienen comunión una con otra, deberían saber cómo ayudar a los demás a ser transformados y a caber en el edificio de Dios. Una hermana determinada habrá experimentado mucha transformación, sin caber todavía en el edificio. Por tanto, necesita ser tallada. Engastar correctamente unas piedras en la pared requiere siempre una labor de talla. Sin la talla, las piedras no podían caber en el edificio.

Todos nosotros debemos recordar que no estamos labrando una casa o unos ladrillos; estamos tallando piedras preciosas, materiales transformados, para la edificación de la morada de Dios. Creo que la mayoría de los santos podrán entender mi palabra.

En el versículo 5 “el artificio de madera” representa el trato con nuestra humanidad. No estamos destinados a ser ni ángeles ni espíritus. Dios nos ha diseñado como ser seres humanos con una humanidad apropiada, representada por la madera. La edificación de la iglesia requiere que los ancianos, los servidores, y todos los hermanos y hermanas, incluyendo a los jóvenes, sepan cómo “tallar” la humanidad. Es una manera de expresar el pensamiento de obrar en la humanidad de los santos para el bien del edificio de Dios. Todos debemos aprender a tener comunión, en las reuniones, y estar en contacto espiritual con los santos con el fin de labrar piedras para engastarlas, y tallar madera. El tallo de las piedras y de la madera sirve para edificar a la iglesia.

Los hermanos y hermanas en las iglesias no deberían delegar la carga de edificar a la iglesia únicamente a los ancianos. No es justo dejarles toda la carga. Los ancianos no son magos. No podemos esperar de ellos que lleven a cabo toda la obra de edificación. Aparentemente casi todos los santos esperan de ellos que lo hagan de todos modos. Esto es un sueño. Ciertos hermanos proponen que se duplique el número de ancianos en su localidad. El que propone eso deja demasiada carga sobre los ancianos. Si usted sugiere que aumentemos el número de ancianos, yo le contestaría a usted que necesita llevar su parte de la carga como uno de los constructores. No espere que los ancianos hagan toda la obra de edificación. Si la iglesia en su localidad no está edificada, eso significa que muchos santos no llevan su parte de la obra de edificación. No culpe a los ancianos. Tengan la seguridad de que soy totalmente uno con los ancianos. Si ustedes quieren decir que los ancianos no han cumplido sus responsabilidades, primero deberían culparse a ustedes mismos por no llevar a cabo su propia responsabilidad. Les exhortaría a olvidar lo que los ancianos deberían hacer y preocuparse por llevar a cabo su propia obra de edificación.

Durante varios años, he alentado a los santos a tomar responsabilidades e involucrarse al máximo en la vida de iglesia. Por ejemplo, si una hermana habla conmigo y se queja de que el baño de las damas debe ser aseado, la alentaría a que lo limpiara ella misma. Finalmente, aconsejaron a los santos con quejas a que no viniesen conmigo porque les pediría solucionar el problema ellos mismos. El punto es éste: todos tenemos una parte en la obra de edificación de la iglesia.


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