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Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 168 de 185 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO SESENTA Y OCHO

EL INCIENSO
(2)

Lectura bíblica: Ex. 30:34-38

En el mensaje anterior, vimos el tráfico en ambas direcciones entre Dios y nosotros, descrito por el ungüento y el incienso. El ungüento tipifica a Dios que viene a nosotros en Cristo y por medio de Cristo para nuestro disfrute. El incienso representa nuestra ida a Dios por medio de Cristo en oración para Su satisfacción. En este mensaje, empezaremos a considerar los elementos del incienso.

LA COMPOSICION DEL UNGÜENTO Y EL INCIENSO

Vemos los números tres, cuatro y cinco en el aceite de la unción y también en el incienso. Ambos describen al Dios Triuno y en ellos vemos la divinidad, la humanidad, la mezcla de la divinidad con la humanidad y la muerte y resurrección de Cristo.

El Dios Triuno

En los mensajes sobre el aceite de la unción, mencionamos que éste consta de cuatro especias, pero la cantidad de estas especias era tres unidades de quinientos siclos cada una. La unidad del medio, formada por la canela y el cálamo, se dividía en dos partes de doscientos cincuenta siclos cada una. Por tanto, el aceite de la unción consta de cuatro especias, de tres unidades solamente. Estas tres unidades representan al Dios Triuno. Lo vemos claramente en el hecho de que la unidad del medio representa al Hijo “dividido” en la cruz. El incienso consta de tres especias en lugar de cuatro. Como veremos, esta tres especias del incienso representan también al Dios Triuno.

El incienso se preparaba de tres clases de especias: el estate, la uña aromática y el gálbano, con incienso puro. Los números e ingredientes muestran que son tres en uno, es decir, tres clases de especias con incienso puro. La construcción gramática del versículo 34 nos enseña que las tres especias forman un solo grupo, mientras que el cuarto ingrediente, el incienso puro, forma una categoría por sí solo. Aquí tenemos tres más uno, es decir cuatro. Tres es el número del Dios Triuno y cuatro el número de la criatura, el ser humano usado en un sentido positivo. Esto significa que el Dios Triuno se convierte en ser humano. La divinidad es introducida en la humanidad. Por supuesto, esto se refiere a Jesucristo. El es Dios mismo haciéndose Hombre; El es la divinidad introducida en la humanidad.

Estos cuatro ingredientes están mezclados y compuestos en un solo incienso. Por consiguiente, vemos a Dios mezclado con el hombre, Dios compuesto con el hombre, la divinidad mezclada y compuesta con la humanidad para producir el incienso.

La vida regeneradora y la vida redentora

Leamos Exodo 30:34 “Dijo además Jehová a Moisés: toma especias aromáticas, estacte y uña aromática e incienso puro; de todo en igual peso”. La primera especia, el estacte y la tercera, el gálbano, son gomas producidas por los árboles. La especia del medio, la uña aromática, es la cáscara de un pequeño animal. El orden de estas tres especias es muy significativo. La posición de la uña aromática es muy importante; no es la primera nui la última, sino la del medio.

Como mencionamos repetidas veces en mensajes anteriores, la vida de Cristo contiene dos factores: la vida regeneradora o productiva, representada por la vida vegetal y la vida redentora, representada por la vida animal. Podemos ver los dos aspectos de la vida de Cristo en el evangelio de Juan. Según Juan 12:24, Cristo es el grano de trigo que cae al suelo, muere y produce mucho fruto. Esta es la vida vegetal, una vida que genera y produce. Sin embargo, la vida animal sirve para la redención, pues se trata de una vida que puede ser aniquilada y puede derramar sangre. En Juan 1:29, vemos la vida redentora de Cristo: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” Cristo es el Cordero crucificado para nuestra redención. Por tanto, Cristo posee la vida generadora y también la redentora. Como Cordero de Dios, Cristo posee la vida representada por la vida animal y como grano de trigo, El posee la vida representada por la vida vegetal. La vida animal sirve para redimir y la vida vegetal para generar, producir.

Nuestra redención exigía que el Segundo de la Deidad, en el aspecto de la vida animal representada por la uña aromática, fuese sacrificado por nosotros. El Señor Jesús fue este Redentor. Como Segundo de la Deidad, El cumplió la redención por nosotros. Esta es la razón por la cual la segunda especia, no la primera ni la tercera, posee la vida animal. Por tanto, la uña aromátic, representa al Segundo de la Trinidad, quien fue crucificado para nuestra redención. Ni el Padre ni el Espíritu murieron para llevar a cabo la redención. El Hijo fue el que derramó Su sangre en la cruz para redimirnos. Por consiguiente, las tres especias con la uña aromática en el medio nos proporcionan otra descripción del Dios Triuno.


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