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Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 13 de 120 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE TRECE

LOS DOS ARBOLES

(1)

En los mensajes anteriores hablamos del propósito eterno de Dios y de algunos puntos relacionados con la manera en que lo lleva a cabo. Dios cumple Su propósito primeramente al crear al hombre como una vasija que lo contuviera a El como vida y luego al ponerlo en un huerto delante del árbol de la vida, lo cual indica que Dios anhela que el hombre participe del fruto de ese árbol. No obstante, junto con el árbol de la vida, Génesis 2:9 y 17 menciona el árbol del conocimiento del bien y del mal. Por consiguiente, debemos prestar mucha atención al significado de estos dos árboles.

b. Permite que el hombre tenga
libre albedrío, 2:16-17

Aunque Dios deseaba que el hombre comiera del árbol de la vida, no lo forzó a hacerlo. Dios tampoco puso al árbol de la vida dentro del hombre, sino que le dio libre albedrío; le dio la libertad de escoger. Cuando las madres alimentan a sus niños, parecen forzarlos a tomar el alimento. No obstante, el pequeño todavía tiene su libre albedrío, pues a menudo rechaza la comida que le ponen en la boca. La madre desea que su niño coma, pero debe reconocer que él tiene su libre albedrío.

Dios creó al hombre con la libertad de escoger. ¿Por qué hizo Dios eso? Dios es grandioso. El no es pequeño. Sólo una persona insignificante obliga a otros a aceptar su opinión. Si usted obliga a los demás a seguirlo a usted, eso demuestra que usted es una persona mezquina. Si usted es un gran hombre, nunca obligará a la gente a aceptarlo. Siempre proporcionará la posibilidad de elegir, diciendo: “Si usted me ama, me puede aceptar. Si no tiene interés en mí, bien puede olvidarme”. Ningún hombre grande u honrado se impone a otros. Del mismo modo, Dios es grande. El es tan atractivo por ser el Dios de gloria. Dios no puso al hombre exclusivamente delante de Sí, obligándolo así a escogerlo a El. Lo puso delante de dos árboles, confrontándole a elegir.

Cuando yo era un cristiano joven, eso me molestaba. Decía: “¿Por qué puso Dios al hombre en esa situación peligrosa? Si yo fuese Dios, habría quitado el árbol del conocimiento del bien y del mal. Habría dejado el árbol de la vida, habría puesto al hombre delante de él, y habría levantado una pared de protección para preservarle. ¿Por qué no hizo Dios eso? ¿Por qué puso Dios el árbol del conocimiento del bien y del mal en el huerto como tentación? Todos los problemas provienen de allí. ¿Por qué Dios no lo quitó? Si lo hubiera hecho, eso nos habría evitado muchos problemas”. Yo no era el único que tenía estos interrogantes. Muchos jóvenes me hacían la misma pregunta. No obstante, si Dios no le hubiera dado al hombre la libertad de escoger, lo habría obligado a tomar del árbol de la vida. Dios es demasiado grande para hacer eso. Dios es honesto y atractivo. El necesita el segundo árbol para poder exhibir Su grandeza y demostrar cuán atractivo es.

Según el libro de Job, Satanás, el adversario de Dios, acusó a Job delante de Dios. El parecía decir: “¿Por qué te adora Job? El te adora sólo porque lo bendices. Si le retiras todas estas bendiciones, te rechazará y blasfemará contra Ti en Tu presencia” (Job 1:9-11). En otras palabras, Satanás dijo al Señor que El sobornaba a Job para que le adorase y si no lo hacía, Job lo abandonaría. Por tanto, Satanás calumnió a Dios y a Job. Dios parecía contestarle: “Haz lo que quieras. Sólo te ordeno que preserves su vida. Te demostraré que Job no ha sido sobornado, sino que está atraído por Mí. Job me adora por su propia cuenta”.

Dios es el mismo hoy en día. El nunca obliga a nadie a aceptarlo. Cuando el Señor Jesús vino, no forzó al pueblo a seguirlo. El se presentó al pueblo, pero siempre respetó la elección de las personas. El Señor parecía decir: “Si tú me quieres, puedes aceptarme. Si no me quieres, olvídate de Mí”. Algunos de nosotros podemos tener la idea de que la misericordia del Señor nos obligó a creer en El. Estoy de acuerdo hasta cierto punto. Su misericordia nos ha conquistado, persuadiéndonos a recibirle. No obstante, puedo testificar firmemente que si usted me obliga a rechazarlo, seguiré tomándole a El. Jamás lo abandonaré. ¿Por qué ha habido tantos mártires a lo largo de los siglos? El Señor Dios se hizo a un lado, permitiendo así que Su pueblo escogiera, para que fuese revelada la verdadera condición a Su enemigo. Dios parecía decir: “Haz cuanto puedas, Satanás. Mi pueblo sigue escogiéndome a Mí”. Nuestro hermano Watchman Nee estuvo en la cárcel veinte años, desde 1952 hasta su muerte, en 1972; en ese período fue puesto a prueba y tentado. El nunca cambió de parecer porque su Señor era muy adorable y atractivo. Recibimos al Señor Jesús, no por haber sido forzados o presionados, sino por haber sido llamados por Su gloria y atraídos por Su virtud (2 P. 1:3). Todos podemos confesar que a pesar de todo lo que nos ofrezca la gente, jamás renunciaremos al Señor Jesús. Nuestro Señor es muy querido, precioso y atractivo. Hemos hecho de El nuestra única preferencia.

El mismo principio se aplicó en el huerto de Edén donde Dios puso a Adán delante de dos árboles, que denotaban dos fuentes. Dios deseaba que el hombre lo escogiera a El, el árbol de vida.


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