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Estudio-vida de Josué, Jueces y Rutpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6224-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Josué 1 de 15 Capítulo 1 de 33 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE JOSUÉ

MENSAJE UNO

PALABRAS DE INTRODUCCIÓN

Lectura bíblica: Jos. 1:1-2; Dt. 34:8-9; Jn. 1:17; Col. 1:12; Ef. 3:8; Ro. 6:3-4a; Col. 2:20-21; Ef. 2:6; 6:12; Jos. 6:22-25; Rt. 4:21; Mt. 1:5

Con este mensaje damos inicio al estudio-vida de Josué, Jueces y Rut. Mi carga en estos mensajes puede expresarse mediante las cuatro afirmaciones siguientes:

1) Josué condujo a Israel a tomar posesión de la tierra que Dios les prometió a fin de que ésta llegase a ser la tierra de Emanuel (Jos. 1:6; Is. 8:8).

2) Elimelec se desvió apartándose del reposo de la buena tierra a causa de la prueba de una hambruna, que a manera de castigo, había asolado la tierra dada por Dios (Rt. 1:1-2).

3) Rut, una moabita ajena al pueblo de Dios, se volvió a Belén, al lugar del santo nacimiento de Cristo, y entró en la esfera de la economía divina (Rt. 1:16, 19; Mi. 5:2).

4) Booz se casó con Rut y, por Jehová, produjo la casa real de David a fin de que Cristo viniera en cumplimiento de la economía de Dios (Rt. 4:13, 21-22; Mt. 1:1, 5-6, 16).

Al estudiar las historias y profecías del Antiguo Testamento debemos tomar en cuenta el panorama completo, la perspectiva completa, de todo lo que las Escrituras abarcan respecto a la economía eterna de Dios en torno a Cristo y la iglesia, cuya consumación es la Nueva Jerusalén. Esto no sólo nos proveerá una perspectiva más amplia, sino que nos permitirá conocer el profundo significado intrínseco del propósito de Dios al presentarnos las historias y darnos las profecías del Antiguo Testamento. El panorama, el centro y el significado intrínseco de todas las historias y profecías del Antiguo Testamento tienen que ser Cristo y Su Cuerpo, que alcanzan su máxima consumación en la Nueva Jerusalén con miras a la economía eterna de Dios.

A fin de que Dios cumpliese Su economía eterna, era necesario que Él creara los cielos para la tierra, y la tierra para el hombre (Zac. 12:1). Dios creó al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza con un espíritu a fin de que el hombre pudiese contactar a Dios, recibirlo, guardarlo y tomarlo como su vida y contenido. Fue muy triste que este hombre cayera, con lo cual se apartó de Dios y del propósito de Dios en cuanto a Su economía.

Sin embargo, de entre la humanidad caída, Dios escogió a un hombre llamado Abraham y a sus descendientes, e hizo de ellos un pueblo particular, Sus amados elegidos entre todas las naciones (los gentiles). Dios habría de requerir de más de cuatrocientos años para producir, reconstituir y conformar tal grupo de elegidos, el cual debía reemplazar al linaje adámico con miras al cumplimiento de Su economía eterna. Dios hizo pasar a este grupo de elegidos Suyos por diversas pruebas y sufrimientos, tanto en Egipto como en el desierto, para adiestrarlos, disciplinarlos y hacerlos aptos a fin de que coordinaran con Él tomando posesión para Cristo de la tierra prometida de Dios aquí en la tierra y a fin de que cooperaran con Él proveyendo las personas adecuadas para introducir a Cristo en el linaje humano.

Tomar posesión para Cristo de la tierra prometida de Dios así como proveer las personas apropiadas a fin de introducir a Cristo en el linaje humano son los dos puntos principales de la sección de historia antiguotestamentaria abordada en los tres libros de Josué, Jueces y Rut. Estos dos puntos principales —tomar posesión de la tierra para Cristo y proveer antepasados legítimos para Cristo— constituyen el espíritu mismo de la historia narrada desde Josué hasta Rut; ellos constituyen el significado intrínseco de esta sección de historia antiguotestamentaria. Es necesario que tengamos una clara visión al respecto. De lo contrario, nuestro estudio-vida de estos tres libros será en vano, tal como lo han sido los estudios de numerosos historiadores, estudiantes de la Biblia y maestros de las Escrituras, tanto judíos como cristianos.

Si, por la misericordia del Señor, vemos tal visión, esta sección de la historia en el Antiguo Testamento nos beneficiará tanto como el Nuevo Testamento. Tal visión nos ayudará a percibir que la historia del pueblo de Dios aquí en la tierra es, en realidad, la historia del Dios que obra entre Sus elegidos en el Antiguo Testamento vigorizándolos, así como la historia del Dios que opera dentro de Sus redimidos vigorizándolos y haciendo que, juntamente con Él, se vigoricen para el cumplimiento de Su eterna economía concerniente a Cristo y Su aumento, cuya consumación será la Nueva Jerusalén.

Es mi esperanza que mediante el presente estudio-vida de estos tres libros, todos podamos ver y comprender que nuestro vivir, nuestra vida diaria, nuestros estudios, nuestro trabajo y nuestro negocio tienen que formar parte de la historia de Dios en Su mover maravilloso y excelente sobre la tierra hoy. Para ser cristianos normales, para ser los vencedores de hoy, así como para responder al llamado actual del Señor y atender a la necesidad actual del Señor en Su recobro, de ninguna manera basta con simplemente ser lo que podríamos llamar un buen hermano o una buena hermana, que asiste con regularidad a las reuniones de la iglesia, que se comporta apropiadamente y que lleva una vida relativamente perfecta a los ojos de los hombres. Es menester que seamos uno con Dios en Su historia, Aquel que se mueve y opera dentro de Sus amantes vencedores vigorizándolos; es decir, ¡tenemos que ser uno con Dios en vida, en vivir y en todo cuanto hagamos hoy en la tierra! ¡Tenemos que ser aquellos que hoy en día escriben la historia de Dios! ¡Tenemos que marchar avanzando en unidad con el Dios vigorizante! ¡En Él! ¡Con Él! ¡Por Él! ¡Y para Él! ¡Tenemos que ser personas vitales, vivientes y activas! Tenemos que ser los “Josués” y “Calebs” de hoy a fin de tomar posesión, para Cristo, de la tierra prometida de Dios con miras a que nosotros mismos lleguemos a ser la posesión de Dios. Tenemos que ser las “Ruts” de hoy que se vuelven a la economía de Dios, que entran en la tierra de Emanuel y que se casan con Cristo para producir a Cristo, quien satisface las necesidades del hombre hoy. En ello debe consistir el presente estudio-vida intrínseco de estos tres libros: Josué, Jueces y Rut. El resultado de este estudio-vida debe ser ganar plenamente, para Cristo, la tierra prometida por Dios, y producir al Cristo excelente que satisface todas las necesidades que hoy tienen Dios y el hombre.

A la luz de todo lo dicho, demos comienzo a nuestro estudio-vida del libro de Josué.


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