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Estudio-vida de Isaíaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6375-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 40 de 54 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE ISAÍAS

MENSAJE CUARENTA

LOS MANANTIALES DE SALVACIÓN

Lectura bíblica: Is. 12; Jn. 1:14a; Col. 2:9; Mt. 1:21; He. 5:9; 9:12; Jn. 4:14; Ap. 21:6

LA FUENTE DE SALVACIÓN,
LOS MANANTIALES DE SALVACIÓN
Y LA CORRIENTE DE SALVACIÓN

En este mensaje queremos ver los manantiales de salvación en Isaías 12. Debemos conocer la diferencia que existe entre las palabras fuente y manantiales. Deuteronomio 8:7 habla de la buena tierra como “tierra de arroyos de aguas, de manantiales y de fuentes, que brotan en valles y montes”. La fuente es el origen, el manantial es lo que mana de la fuente, y los arroyos de aguas, o el río, es la corriente que fluye. La fuente del río Jordán está en el monte Hermón. Algunos de nosotros hemos visitado ese lugar y hemos podido ver el manantial de agua que brota procedente de aquella fuente para luego convertirse en un río. En su forma verbal manantial tiene el significado de manar o brotar hacia arriba. Éxodo 15 habla sobre los hijos de Israel que llegaron a Elim durante su travesía por el desierto. En Elim había doce manantiales de agua y setenta palmeras (v. 27). Es posible que el origen de estos manantiales haya sido una sola fuente.

Isaías 12 no usa la palabra manantial en su forma singular, sino manantiales en su forma plural. El versículo 3 dice: “Por tanto con regocijo sacaréis aguas / de los manantiales de salvación”. La expresión los manantiales de salvación implica que la salvación es la fuente. El origen de los manantiales de salvación es una fuente, y esta fuente es la salvación misma. El origen, la fuente y la salvación son sinónimos. ¿Quién es el origen, la fuente, la salvación, en Isaías 12? El versículo 2 dice: “Dios ahora es mi salvación; / confiaré y no temeré; / porque Jah Jehová es mi fortaleza y mi cántico, / y Él se ha hecho mi salvación”. Jah es una forma abreviada del nombre Jehová. Esto es parecido al diminutivo del nombre de una persona, como cuando, por ejemplo, a Benjamín se le llama Ben.

La principal palabra que se recalca en Isaías 12 es la palabra salvación. Dios es nuestra salvación, y Jah Jehová es nuestra fortaleza y nuestra canción. Tanto fortaleza como cántico indican experiencia. Cuando la salvación de Dios es experimentada por nosotros, ella se convierte en nuestra fortaleza y, a la postre, llegará a ser nuestro cántico, nuestra alabanza. Tal fortaleza y canción son experiencias de la salvación. En nuestras experiencias, nuestro Dios es JAH y Jehová. En el Nuevo Testamento, a nuestro Dios se le llama Jesús y Cristo. Él es el Señor Jesucristo. Cuando le invocamos, podemos decir de manera muy íntima: “Mi Señor Jesucristo”. A veces incluso podemos ser más afectuosos aun al decir: “Mi querido Señor Jesucristo”. En el Nuevo Testamento, Jah Jehová es nuestro Señor Jesucristo.

De la fuente de salvación proceden los manantiales. Esta salvación es Jah Jehová. En el Nuevo Testamento, Jah Jehová es Jesús, el Dios encarnado. El nombre Jesús significa la salvación de Jehová. Esta salvación es la fuente de todos los manantiales. En Juan 7:38 el Señor Jesús dijo que de nuestro interior correrían ríos de agua viva. No solamente un río, sino que ríos brotarían de nuestro ser. Cuando era joven, me incomodaba esto porque sabía que los ríos, en plural, hacen referencia al Espíritu, el cual es uno solo. En aquel tiempo no veía que el libro de Apocalipsis habla de los siete Espíritus (1:4; 4:5; 5:6). El único Espíritu de Dios ha sido intensificado siete veces. En Juan 7 los ríos de agua viva son las muchas corrientes de los diferentes aspectos de la vida (cfr. Ro. 15:30; 1 Ts. 1:6; 2 Ts. 2:13; Gá. 5:22-23) que se originan en un solo río, el río de agua de vida (Ap. 22:1), el cual es el Espíritu de vida de Dios (Ro. 8:2).

Los manantiales proceden de la fuente. Los manantiales son Cristo. Estos manantiales se convierten en ríos, que son el Espíritu. La salvación es el origen, la fuente, de la cual emana Cristo. El Dios Triuno procesado es la fuente, los manantiales y el río de agua de vida. El Padre es la fuente, el Hijo es los manantiales, y el Espíritu es el río de agua de vida.

El agua en una fuente procede de los cielos. Esta agua desciende a la tierra y penetra profundamente en ella. Finalmente, se convierte en la fuente escondida bajo tierra, y esta fuente brota para convertirse en manantiales. Éste es un cuadro. El agua es el Dios Triuno procesado que llega a ser una fuente, de la cual podemos obtener los manantiales de salvación para nuestro disfrute y experiencia. Cuando bebemos de esta agua, ella se convierte en un río que fluye en nuestro interior. Dios, como nuestra salvación, es la fuente; Cristo es los manantiales de salvación que nosotros disfrutamos y experimentamos; y el Espíritu es la corriente que fluye de esta salvación en nosotros.

En Juan 4 el Señor Jesús le mostró a la mujer samaritana que esa misma agua de vida sería en ella una fuente de agua que brotaría para vida eterna (v. 14). En Apocalipsis 21:6 el Señor dice: “Al que tenga sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida”. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento muestran que el agua viva es la salvación de Dios en términos prácticos. Esta salvación, en términos prácticos, es el propio Dios Triuno procesado.


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