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Estudio-vida de Mateopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1422-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 72 Sección 1 de 5

ESTUDIO-VIDA DE MATEO

MENSAJE SEIS

LOS ANTEPASADOS Y LA CONDICION DEL REY

(6)

El capítulo 1 del Evangelio de Mateo está lleno de nombres. Hemos pasado bastante tiempo considerando los nombres de Abraham, Isaac, Jacob, y también Tamar y de Rahab. No obstante, los últimos dos nombres —Jesús y Emanuel— son más que maravillosos. Aunque la última parte de Mateo 1 parece tratar del nacimiento de Cristo, en realidad tiene que ver con los nombres “Jesús” y “Emanuel”. En este mensaje, me veo obligado a dar un indicio de cómo considerar estos nombres.

J. Jesús, el nombre dado por Dios

Jesús es el nombre dado por Dios, mientras que los hombres le llamaron “Emanuel”. El ángel Gabriel le dijo a María que el niño que iba a concebir lo habría de llamar Jesús (Lc. 1:31). Más tarde, el ángel del Señor se le apareció a José y le dijo también que debería llamar al niño “Jesús” (Mt. 1:21, 25). Por ende, Jesús era un nombre dado por Dios.

I. Tres elementos están en el nombre de Jesús

a. Jehová: “Yo soy el que soy”

El nombre Jesús incluye el nombre Jehová. En el hebreo, Dios significa el Poderoso, Dios el Poderoso; y el nombre Jehová significa: “Yo soy”, es decir, “Yo soy el que soy” (Ex. 3:14). El verbo “ser” en el hebreo no sólo se refiere al presente, sino que también incluye el pasado y el futuro. Así que el significado correcto de Jehová es “Yo soy el que soy, Aquel que ahora está en el presente, que antes estaba en el pasado, y quien estará en el futuro y en la eternidad para siempre”. Este es el nombre de Jehová. Sólo Dios es el Eterno. Desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura, El es “Yo soy”. Por lo tanto, el Señor Jesús podía decir en referencia a Sí mismo: “Antes que Abraham fuese, Yo soy” (Jn. 8:58). También dijo a los judíos: “Si no creéis que Yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Jn. 8:24, 28). Es preciso entender que Jesús es el gran Yo soy y creer en El como tal.

El nombre del Señor es Yo soy; por eso, podemos decir: “Señor, me dijiste que Tu nombre es Yo soy. Entonces, ¿quién eres Tú” Su respuesta será: “Yo soy todo lo que necesites”. El Señor es lo que necesitamos. Si necesitamos salvación, El mismo será salvación para nosotros. Tenemos un cheque firmado y la cantidad del mismo está en blanco; podemos escribir la cantidad que necesitamos. Si nos hace falta un dólar, podemos escribir un dólar. Pero si necesitamos un millón de dólares, podemos poner esa cantidad. Si nos parece que necesitamos un billón, simplemente lo escribimos. El cheque suple todo lo que necesitamos. Jesús es la respuesta para todo lo que usted necesita. ¿Necesita la luz, la vida, el poder, la sabiduría, la santidad o la justicia? Jesús es luz, vida, poder, sabiduría, santidad y justicia. Todo lo que necesitamos se halla en el nombre de Jesús. ¡Cuán sublime y cuán rico es este nombre maravilloso!

b. Salvador

El primer elemento incluido en el nombre de Jesús es Jehová. El segundo es el Salvador. Jesús es Jehová-Salvador, Aquel que nos salva de todo lo negativo: de nuestros pecados, del infierno, del juicio de Dios, y de la condenación eterna. El es el Salvador. El nos salva de todo lo condenado por Dios y de todo lo que odiamos. Si aborrecemos nuestro mal genio, El nos salvará de ello. El nos salva del maligno poder de Satanás, de todos los pecados que nos enredan en nuestra vida diaria, y de todo cautiverio y de todo vicio. ¡Aleluya, El es el Salvador!

c. La salvación

Jesús no sólo es el Salvador, sino que también es nuestra salvación. No pida que El le dé salvación. Más bien, debe decir: “Señor Jesús, ven a mí y sé mi salvación”. Jesús nunca le dará a usted salvación; El vendrá a usted como salvación. Nosotros los creyentes no nos damos cuenta de cuánto necesitamos ser salvos. Cada día, cada hora, e incluso cada momento tenemos algo por dentro que requiere salvación.

En los mensajes dados sobre el primer capítulo de Génesis, hablé de la necesidad de crecer en vida. ¿Pero qué quiere decir crecer en vida? En términos positivos, crecer en vida es entrar en las riquezas de lo que Cristo es. En términos negativos, es ser liberado de ciertos asuntos, o sea, deshacernos de ellos. Aunque somos hombres pequeños, hemos acumulado muchas cosas negativas. Es muy probable que usted no se dé cuenta de la gran cantidad de cosas negativas que haya acumulado. Dondequiera que vayamos, recogemos cosas. Adquirimos muchas cosas negativas y muchos hábitos de los cuales necesitamos ser salvos. Al leer esto, quizás a usted no le parezca que necesita ser salvo de algo. Pero supongamos que de repente fuese arrebatado a los cielos. Si usted fuese llevado a los cielos ahora mismo, inmediatamente sentiría que necesita ser salvo de muchas cosas. Crecer en vida es simplemente ser salvo de lo innecesario, de todo lo que no se necesita para vivir. Si usted tiene la luz, o sea, el brillo de los luceros del cuarto día de la creación, dirá: “Señor, ¡sálvame!” En tales ocasiones nos damos cuenta de que Jesús de verdad es Jehová nuestro Salvador y nuestra salvación.


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