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Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
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ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO OCHENTA Y UNO

EL TIEMPO QUE MOISES PASO CON DIOS
(4)

Lectura bíblica : Ex. 34

El capítulo treinta y cuatro de Exodo relata el tiempo que Moisés pasó con Dios y abarca tres temas importantes: El festejo con el Señor y el descanso con El, las cinco condiciones para disfrutar al Señor, y la impartición de Dios dentro de Moisés. En los dos mensajes anteriores, hemos visto las tres fiestas, el sábado, y las cinco condiciones. En este mensaje, consideremos la impartición de Dios dentro de Moisés, después de una palabra de introducción y de repaso.

LA CLAVE PARA ENTENDER EXODO 34

Hemos visto que Moisés quebró las dos tablas que contenían los diez mandamientos. Esto indica que el pacto que Dios hizo con los hijos de Israel fue quebrantado. En los capítulos veinte al veinticuatro, se selló un pacto con el derramamiento de la sangre del sacrificio redentor. Podemos afirmar que el sello del pacto era en realidad la firma del pacto por parte de Dios. Dios firmó el pacto rociándolo con la sangre del sacrificio redentor. El pacto contenía los diez mandamientos con todas esas ordenanzas. Dios deseaba un pueblo totalmente comprometido con El. Sin embargo, el incidente del becerro de oro causó el quebrantamiento del pacto, pero en Su misericordia, Dios vino y recobró este pacto quebrantado. Esta fue la razón por la cuál Dios le dijo a Moisés que labrara dos tablas de piedra y que subiera a la cumbre del monte para reunirse con El. Dios deseaba recobrar el pacto.

Sin duda Moisés esperaba que Dios volvería a dar los diez mandamientos y las ordenanzas. Probablemente él estaba feliz mientras preparaba las dos tablas de piedra para ese propósito y las llevaba a la cumbre del monte. No obstante, Dios hizo algo muy diferente al bajar hacia Moisés. Antes de darle nuevamente los diez mandamientos, Dios le habló a Moisés conforme al deseo real de Su corazón. La intención de Dios no consistía simplemente en tener un pueblo que guardara Sus mandamientos y ordenanzas. Su intención consistía en dispensarse a Sí mismo dentro de Su pueblo escogido para que recibieran una plena impartición de El y para que lo expresaran.

Desde el comienzo, la ley no ocupaba ningún lugar en la intención original de Dios. En tipología, la posición de la ley es la de una concubina, representada por Agar. Esto indica que los ojos de Dios y en Su economía, la ley no ocupa un lugar de honor, así como una concubina no tiene una posición legal. La Biblia declara que la ley fue algo añadido. No formaba parte de la intención original de Dios y por lo tanto no ocupa un lugar de honor. En cierto sentido, Dios fue obligado a promulgar la ley.

Lo que enojó a Dios no fue el hecho de que las dos tablas hayan sido quebradas. Dios estaba enojado por la idolatría del becerro de oro, y no por las tablas quebradas. Cuando El se reunió con Moisés en el capítulo 34, al principio El no comentó nada acerca de los diez mandamientos.

Primero Dios le dijo a Moisés que El haría maravillas para llevar a Su pueblo a la buena tierra: “y él contestó: He aquí, Yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra ni en nación alguna, y verá todo el pueblo, en el cuál estás tú, la obra de Jehová; Porque será cosa tremenda lo que Yo haré contigo. Guarda lo que Yo te mando hoy; he aquí que Yo he echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al Heteo, al ferezeo, al heveo, y al jebuseo” (vs. 10-11). Dios quería hacer milagros con el fin de llevar a Su pueblo a la buena tierra donde podrían disfrutarlo a él.

Segundo, Dios advirtió al pueblo acerca de la idolatría (vs. 12-17). El Señor dijo : “No te has de inclinar a ningún otro Dios, pues Jehová, cuyo nombre es celoso, Dios celoso es” (v. 14). El dijo también: “No te harás dioses de fundición” (v. 17). Dios le dio al pueblo una advertencia clara que se apartaran de toda clase de idolatría. No debemos permitir que nada reemplace a Dios. Debemos tomarlo sólo El como nuestro Dios.

Luego el Señor prosigue y le habla a Moisés de festejar con El y descansar con El. En el versículo 18, Dios dijo: “La fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete días comerás pan sin levadura según te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque en el mes de Abib saliste de Egipto” En el versículo 22, El prosigue : “También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de las siegas de trigo, y la fiesta de la cosecha de la salida del año”. En el versículo 21, El Señor le habló a Moisés de la observancia del sábado: “Seis días trabajarás, mas en el séptimo descansarás; Aún en la arada y en la siega, descansarás”. Por tanto podemos ver que el Señor le habló a Moisés acerca de la idolatría, del festejo y del descanso. En esta ocasión El no le dijo nada acerca de los diez mandamientos ni de las ordenanzas. Por el contrario, El le dijo a Moisés que los varones debían festejar con El tres veces al año y que cada siete días debían recordarle a El y descansar con El.

En un mensaje anterior, hemos señalado que las tres fiestas mencionadas en este capítulo, indican que debemos festejar con el Señor tres veces al día. Además, hemos visto que el sábado semanal indica que en el transcurso del día, quizá cada quince o veinte minutos, debemos hacer una pausa y recordar al Señor descansando con El. Un año como un día terminan un periodo de tiempo. A diario debemos festejar con el Señor y descansar con El. Tanto el festejo como el descanso están destinados al disfrute del Señor.

En Exodo 34 el Señor no le habló solamente a Moisés del festejo y del descanso. El también le encargó cinco asuntos o condiciones que el pueblo de Dios debía cumplir para disfrutarle a El. Nuestro entendimiento natural considera a cada uno de estos cinco puntos como algo insignificante. La primera condición es redimir el primogénito de un asno con un cordero (v. 20), y la última es el hecho de no hervir un cabrito en la leche de su madre (v. 26),. ¿Por qué el Señor no le habló a Moisés de honrar a los padres o del mandamiento acerca del homicidio? ¿Por qué tuvo que hablar de cosas como redimir el primogénito de un asno con el cordero y de no hervir un cabrito en la leche de su madre?, La razón es sencilla: si no cumplimos estas cinco condiciones, nuestro disfrute del Señor estará quebrado. Si deseamos mantener nuestro disfrute del Señor festejando y descansando con El, debemos prestar mucha atención a estos cinco requisitos aparentemente insignificantes.

Si nos limitamos a estudiar Exodo 34 con nuestra mente, no podremos entender este capítulo, pero si consideramos este capítulo a la luz de nuestra experiencia espiritual, veremos que la clave es el disfrute del Señor. Este capítulo revela que debemos disfrutar al Señor todo el día festejando con El y descansando con El. Además de este disfrute, y como requisito para mantenerlo, debemos cumplir estas cinco condiciones.

Parece que en Exodo 34, Moisés estaba preocupado por la promulgación de la ley, y no por el disfrute del Señor ni por Su impartición dentro de El. Si recibimos luz mientras leemos este capítulo, nos daremos cuenta que no debemos centrar nuestra atención en los diez mandamientos o en las ordenanzas, porque a Dios le preocupa más el hecho de que prestemos atención a las fiestas y a los sábados. Debemos centrarnos en los festejos y descansos repetidos con el Señor. Debemos festejar en El y descansar con El para disfrutarle plenamente. Entonces El se infundirá en nosotros. Por consiguiente, estaremos llenos interiormente y resplandeceremos exteriormente.

Sin la clave, nos resultará difícil entender Exodo 34. ¿Quién puede explicar por qué Dios menciona solamente tres de las siete fiestas en este capítulo ? ¿Por qué tantos mandamientos y ordenanzas importantes están puestos a un lado, y en su lugar se mencionan cinco requisitos relacionados con la redención de un asno con un cordero , y el hecho de no ofrecer la sangre del sacrificio con el pan leudado, o el no dejar hasta la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la Pascua, llevar a la casa de Dios las primicias de los primeros frutos de la tierra, y no cocer un cabrito en la leche de su madre? La clave del disfrute del Señor nos permite ver que estos cinco asuntos no son insignificantes. Por el contrario, son cruciales en cuanto al disfrute del Señor.


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