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Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 120 Sección 1 de 5

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE SEIS

DIOS RESTAURA Y CREA ALGO MAS

(3)

EL PROPOSITO

En este mensaje consideraremos la creación de la vida humana, la vida más elevada con la consciencia de sí más desarrollada. El último mensaje era un paréntesis, y en este mensaje continuaremos nuestro estudio con el proceso restaurador de Dios y con la creación adicional.

13) El concilio de la Deidad

Génesis 1:26 revela que hubo un concilio celebrado por la Deidad y entre la Deidad. Decimos “entre” porque Dios es triuno. En términos humanos, podemos decir que existen tres Personas en la Deidad, un Dios de tres Personas. No puedo explicar esto. Sólo puedo decir que Dios es triuno, que tenemos un solo Dios de tres Personas. Hubo un concilio celebrado por las tres Personas de la Deidad, y se tomó una decisión. Este concilio y la decisión tomada en él inició la madurez de vida. Después de crear el ganado, las bestias y los reptiles en la primera parte del sexto día, Dios no procedió inmediatamente a crear al hombre, sino que tuvo un concilio para hablar del tema. Leamos Génesis 1:26: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre...” Si leemos este versículo detenidamente, veremos que hubo una especie de concilio. Dios dijo: “Hagamos...” Dios es uno; sin embargo, el verbo usado aquí es plural. Esto demuestra que Dios es triuno. No dice: “Voy a hacer...” La palabra “hagamos” significa tengamos comunión. Aunque usted quizá piense que deduzco demasiado, de todos modos tenemos la expresión “hagamos” en la Biblia.

Después de crear todo lo que mencionamos anteriormente, Dios necesitaba de todos modos crear al hombre como la vida creada más elevada a fin de expresarse a Sí mismo y expresar Su imagen y semejanza. Para cumplir esta obra, necesitamos que el Dios Triuno (el Padre, el Hijo y el Espíritu) obre en el hombre. Los libros bíblicos que vienen luego lo comprueban plenamente.

Hasta ahora hemos visto ocho puntos sobre la vida. No lo olvide. Dios creó el pasto, las hierbas y los árboles al final del tercer día, antes de las lumbreras del cuarto día. Después de éstas, creó los peces y las aves en el quinto día. En la primera parte del sexto día, Dios creó el ganado, representado por el buey, las fieras representadas por el león, y las cosas que se arrastran. Por tanto, hubo tres representantes de la vida vegetal y cinco de la vida animal. Nos podría parecer que toda la tierra estaba llena de vida. No obstante, no había una vida madura.

La vida madura en esta tierra se encuentra en la vida humana. Aun hoy en día, después de seis mil años, ninguna vida sobre esta tierra puede superar la vida humana. No se menosprecie. Usted es muy grande, más elevado que el pasto, las hierbas y los árboles, y más desarrollado que el ganado, las bestias y los reptiles. Usted es la vida creada más elevada. Sin el hombre, no habría madurez de vida. Por consiguiente, el Dios Triuno tuvo un concilio y dio inicio a la madurez de la vida. El Dios Triuno decidió crear la vida más elevada.

14) El hombre fue generado como centro

El hombre fue generado como centro; es una vida más avanzada y tiene una consciencia de sí más elevada. Esta es la madurez de la vida que tiene la imagen de Dios y que puede ejercer el dominio de Dios. En esta tierra el hombre es el centro. Como lo hemos hecho notar anteriormente, los cielos fueron creados por causa de la tierra, y la tierra por causa del hombre. Todo lo que está en el cielo: la luz del sol, la lluvia y el aire, es necesario para el crecimiento de la vida sobre la tierra. Sin la luz del sol, la lluvia y el aire, la vida no podría existir en la tierra. Por tanto, los cielos son necesarios para esta tierra, y la tierra, con toda clase de vida, es necesaria para el hombre. Todos sabemos que los minerales son indispensables para las plantas, las plantas para los animales, y las plantas y los animales para el hombre, y el hombre está destinado para Dios. Por tanto, el hombre es el centro.

Los cielos fueron cimentados y la tierra fue preparada. Todo estaba listo para que el hombre llegase. ¡Alabado sea el Señor! Dios no creó al hombre para pedirle luego que esperase a que El cimentara los cielos y preparase la tierra para él. Por el contrario, después de que Dios estableció los cielos, preparó la tierra y tuvo todo listo, el hombre vino a existir. Finalmente Dios creó al hombre. El hombre vino al final pero era y sigue siendo el centro.

Eso es idéntico a un matrimonio según la costumbre oriental. En ese matrimonio, el marido prepara todo y al final llega la novia. La novia no llega y luego espera que todo esté preparado. Después de que todo está listo, aparece la novia. Del mismo modo, la tierra entera es el lugar de la boda de Dios. Dios lo ha preparado todo para Su boda. ¿Quién es la novia? La novia es el hombre.

El hombre es la madurez de toda vida creada. Sin el hombre, no hay madurez. Considere el pasto. Es verde y tierno, pero le hace falta la forma, la apariencia. No tiene rostro. Las hierbas, que incluyen el maíz y el trigo, son plantas más desarrolladas en su forma. Sin embargo, tampoco tienen rostro. Los árboles son más grandes, y llevan fruto y también semillas; no obstante, ninguno de ellos tiene un rostro para expresarse. Después de estos tres niveles de vida vegetal, aparecen los peces, el primer nivel de vida animal. El pez sí tiene un rostro con dos ojos, pero no se puede distinguir claramente su cabeza, pues los peces no tienen cuello. Las aves sí tienen rostro y también un cuello que se puede distinguir; poseen ojos, oídos y una especie de boca, algo más parecido al rostro humano. El ganado, los caballos y los bueyes tienen rostros más parecidos al rostro humano. Después del ganado, tenemos las bestias, y específicamente el león. El rostro de un león se asemeja bastante al rostro de un hombre. Aunque la afirmación de Darwin de que el hombre desciende del mono es una insensatez, no podemos negar que los rostros de algunos animales se parecen al rostro del hombre. No obstante, por mucho parecido que tengan los rostros de las aves, del ganado, de las bestias, de las águilas, de los bueyes y de los corderos con el rostro humano, de todos modos no son hombres. Les hace falta mucho y son inferiores. No son la madurez de la vida creada.

Ezequiel 1:5 y 10 habla de los cuatro seres vivientes. Estos son semejantes al hombre. Cada uno tiene cuatro caras: de frente tienen rostro de hombre, en la derecha tienen cara de león, en el lado izquierdo tienen el rostro de un buey, y en la parte posterior, cara de águila. Detrás tienen el rostro de un águila porque no se parece mucho al de un hombre. Los rostros del león y del buey son más parecidos al rostro humano. No obstante, la cara humana es la expresión suprema. Por tanto, la vida humana es la madurez de toda vida creada, pues puede expresar a Dios y ejercer el dominio de Dios.

Lo más llamativo y maravilloso de la vida humana es su consciencia de sí. Tenemos efectivamente la consciencia más elevada. La consciencia que tenemos de nosotros mismos es más desarrollada que la de los peces, las águilas, los bueyes y los leones. En cuanto a ser consciente de sí, la vida humana es la más elevada. Debemos gritar: “¡Aleluya!” En el universo y en la tierra, se generó al hombre. El hombre fue creado y posee una vida que tiene la más elevada consciencia de sí, una vida capaz de expresar a Dios y representarlo. ¡Esto es maravilloso! La creación del hombre fue tan crucial e importante que el Dios Triuno celebró un concilio antes de llevarla a cabo. El cielo había sido restaurado. Los cielos fueron establecidos para servir a la tierra. La tierra seca apareció a fin de generar la vida vegetal, la vida animal y la vida humana. Mire al cielo; tenemos el sol, la luna, las estrellas, la lluvia y el aire. Considere la tierra: vemos el pasto, las hierbas y los árboles. Tenemos las aves en los aires, los peces en el agua, y el ganado, las bestias y los reptiles sobre la tierra. Como centro de todo eso, se encuentra el hombre, el cual expresa a Dios y lo representa. Después de crear al hombre, Dios descansó. El quedó satisfecho.


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