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Estudio-vida de Romanospor Witness Lee

ISBN: 0-7363-2929-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 31 de 69 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE ROMANOS

MENSAJE TREINTA Y UNO

UNA PALABRA DE CONCLUSIÓN

I. EL DIOS REVELADO EN EL LIBRO DE ROMANOS

Ya vimos que Dios es revelado progresivamente en todo el libro de Romanos. Esta revelación se lleva a cabo en doce etapas distintas.

En primer lugar, Romanos nos muestra a Dios en Su obra de creación (1:19-20). Dios es invisible; sin embargo, las cosas invisibles de Él, Su eterno poder y Su naturaleza divina, se ven con toda claridad, siendo percibidas por medio de las cosas creadas por Él.

En segundo lugar, Romanos nos revela a Dios en la condenación que ejerce sobre la humanidad (cap. 2). El hombre, después de haber sido creado, cayó y se convirtió en pecador, lo cual introdujo la condenación de parte de Dios.

Después de esto, Romanos nos presenta al Dios de la redención (cap. 3). La condenación que Dios ejerce sobre el hombre revela que éste necesita ser salvo. Sin embargo, el justo Dios, para poder salvar al hombre pecador, requiere que éste sea redimido.

A partir de la obra redentora, Dios es revelado en Su obra de justificación (caps. 3—4). Dios es justo y de ninguna manera puede ser injusto. La muerte redentora de Cristo cumplió y satisfizo los justos requisitos de Dios por nosotros los pecadores. Por lo tanto, no solamente le proporciona a Dios la base justa sobre la cual justificar a todo aquel que crea en la obra redentora de Cristo, sino que también obliga a Dios a cumplir dicha justificación.

A continuación, vemos a Dios en Su obra de reconciliación (cap. 5). No sólo éramos pecadores, sino también enemigos de Dios. La obra justificadora de Dios se basa en la obra redentora de Cristo, y da por resultado la reconciliación. En ella, nos gozamos en Dios y le disfrutamos en todo lo que Él es para nosotros.

Además de esto, Dios se revela a nosotros por medio de la identificación con Cristo (cap. 6). Dios no sólo nos reconcilió consigo mismo, sino también nos identificó con Cristo. Nacimos en Adán, pero Dios nos trasladó de Adán a Cristo. En Romanos 6 Dios llegó a ser el Dios de la identificación, habiendo ya realizado una gran obra para poder hacernos uno con Él. Dios nos identificó consigo mismo en Cristo.

Romanos también nos muestra que podemos experimentar a Dios mediante la santificación (caps. 6—8). Él nos ha hecho uno con Cristo de tal manera que podamos ser santificados no sólo en cuanto a nuestra posición, sino también en nuestro propio carácter, nuestro modo de ser. Así que, la identificación produce la santificación. En la santificación, Él es el Dios que mora en nuestro espíritu. ¡El mismo Dios que nos creó, redimió y justificó está ahora en nosotros! Él ya no solamente se relaciona con nosotros de manera objetiva, sino también de manera subjetiva. Él ya no está solamente en los cielos, tan lejos de nosotros; está ahora dentro de nuestro ser, en “nuestro espíritu” (8:29-30).

El libro de Romanos también revela que Dios puede ser disfrutado por nosotros en la glorificación (cap. 8). Nos conoció de antemano, nos predestinó, nos llamó y nos justificó. Ahora nos santifica y en el futuro nos glorificará (vs. 29-30).

Además, Dios se nos revela aun más en Su amor, el cual asegura nuestro destino (vs. 31-39). Mediante la justificación Él nos hizo partícipes de Su justicia; mediante la santificación Él forja Su santidad dentro de nuestro ser; y en la glorificación Él nos introducirá en Su gloria. Su amor es la garantía de todo esto.

Podemos también ver a Dios en Su obra de elección (caps. 9—11). Nosotros no le elegimos a Él; por el contrario, Él nos eligió a nosotros. Su elección es nuestro destino; al ser elegidos por Él, fuimos predestinados a participar de Él.

Al final, Dios es glorificado en el Cuerpo de Cristo (cap. 12). En este capítulo vemos que Dios está en el Cuerpo. Aquí Él no es solamente Dios en el espíritu de los creyentes, sino Dios en una entidad colectiva y corporativa.

Por último, Romanos nos revela que Dios es expresado en la vida de iglesia (cap. 16). El Cuerpo de Cristo es espiritual y universal, y tiene que ser expresado prácticamente en distintas localidades como iglesias. Dios es expresado en Cristo, Cristo es expresado en Su Cuerpo, y el Cuerpo de Cristo es expresado en las iglesias. Cuando llegamos a Romanos 16, descubrimos que Dios está en las iglesias locales. Por un lado, Dios se encuentra en nuestro espíritu; pero por otro, Él está en todas las iglesias locales.


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