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Estudio-vida de Gálataspor Witness Lee

ISBN: 0-87083-671-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 10 de 46 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE GALATAS

MENSAJE DIEZ

YA NO VIVO YO,
MAS VIVE CRISTO EN MI

Lectura bíblica: Gá 2:19-20; Ro. 6:6a, 8; 2 Co. 5:14-15; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; Jn. 6:57b; Fil. 1:21a

Gálatas 2:20 es un versículo conocido. En este versículo vemos uno de los puntos básicos de la economía neotestamentaria de Dios: ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí. Conforme a la economía de Dios, ya no deberíamos vivir nosotros, sino que Cristo debería vivir en nosotros. Esto es un aspecto básico de la verdad del evangelio. Sin embargo, la mayoría de los cristianos no tienen la comprensión apropiada de lo que significa decir ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí.

NO SE TRATA DE UNA VIDA INTERCAMBIADA

Debido a que esto no ha sido aclarado, algunos cristianos, incluyendo ciertos maestros del cristianismo, piensan que 2:20 habla de lo que se ha llamado una vida intercambiada. Según este concepto, nosotros somos reemplazados por Cristo. Cristo entra y nosotros salimos. Conforme a este concepto de tener una vida intercambiada, nuestra vida es miserable, y la vida de Cristo es mucho mejor. Por consiguiente, debemos intercambiar nuestra vida por la vida de Cristo. Como veremos, este es un concepto equivocado.

Gálatas 2:20 no habla de una vida intercambiada. Aquí Pablo dice: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Luego él pasa a decir: “Y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe, la fe en el Hijo de Dios”. Por un lado, Pablo dice “ya no vivo yo” y por otro lado, dice “vivo”. Si considera usted este versículo en conjunto, verá que no existe tal pensamiento de una vida intercambiada. Lo que aquí es presentado no es un intercambio; más bien, es un profundo misterio.

Hemos señalado que el libro de Gálatas revela las verdades básicas de la economía neotestamentaria de Dios. Entre estas verdades básicas, la más básica se encuentra en 2:20. Debido a que la verdad de que ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí es tan básica, es también misteriosa; y debido a que es misteriosa, no ha sido adecuadamente entendida por los cristianos a lo largo de los siglos. Por lo tanto, esperamos en el Señor que El nos aclare esta verdad básica.

EL VIEJO “YO” Y EL NUEVO “YO”

Hemos señalado que en este versículo Pablo dice por un lado, “ya no vivo yo” y por otro lado dice “vivo”. ¿Cómo podemos reconciliar esto? Una vez más quisiera señalar que no se trata de un intercambio de vida. La forma de interpretar la Biblia adecuadamente es por medio de la Biblia misma. Esto significa que para entender este versículo se necesitan otros versículos. Romanos 6:6 nos dice que nuestro viejo hombre ha sido crucificado con Cristo. Este versículo nos ayuda a ver que el mismo yo que ha sido crucificado con Cristo es el viejo “yo”, es decir, el viejo hombre. Debido a que somos personas regeneradas, tenemos tanto un viejo “yo” como un nuevo “yo”. El viejo “yo” ha sido terminado, pero el nuevo “yo” vive. En Gálatas 2:20 tenemos tanto el viejo “yo” como el nuevo “yo”. El viejo “yo” ha sido crucificado con Cristo, ha sido terminado. Por lo tanto, Pablo puede decir: “ya no vivo yo”. Sin embargo, el nuevo “yo” todavía vive. Por esta razón, Pablo puede decir “vivo”.

Ahora debemos pasar a ver la diferencia que existe entre el viejo “yo” y el nuevo “yo”. Debido a que este versículo 2:20 nos es muy familiar, podemos darlo por sentado y asumir que lo entendemos. Pero, ¿cuál es la diferencia entre el viejo “yo” y el nuevo “yo”? Según el entendimiento natural, algunos dirían que el viejo “yo” es malo, mientras que el nuevo “yo” es bueno. Este concepto de la diferencia entre el viejo “yo” y el nuevo “yo” debe ser rechazado. El viejo “yo” no tenía nada de Dios, mientras que el nuevo “yo” ha recibido la vida divina. El viejo “yo” ha sido hecho un nuevo “yo” porque Dios como vida le ha sido añadido. El “yo” que ha sido terminado es el “yo” que no poseía la divinidad. El “yo” que todavía vive es el “yo” en el cual Dios ha sido añadido. Aquí hay una gran diferencia. El viejo “yo”, el “yo” que no posee a Dios, ha sido terminado. Pero el nuevo “yo” vive todavía, el “yo” que comenzó a existir cuando el viejo “yo” fue resucitado y Dios le fue añadido. Por un lado, Pablo ha sido terminado. Pero por otro lado, un Pablo resucitado, un Pablo que tiene a Dios como su vida, vive todavía.

Debido a su rechazo de la luz de Dios, muchos cristianos están cegados y no pueden entender de este modo Gálatas 2:20. Si oyen hablar del viejo “yo” y del nuevo “yo”, rechazarán este concepto. Tal rechazo, sin embargo, no tendrá fundamento. Como genuinos cristianos, ellos han sido regenerados. Cuando una persona es regenerada, no es aniquilada ni destruida. Ser regenerado significa tener a Dios añadido a nosotros. En la regeneración, nosotros, que antes no teníamos a Dios en nosotros, ahora le tenemos añadido. El propio “yo” que no tenía a Dios llega a su fin. Este es el viejo “yo”, el viejo hombre, quien ha sido crucificado con Cristo. Pero a partir del momento en que comenzamos a apreciar al Señor Jesús y a partir de que la fe operativa comenzó a obrar en nosotros, esta fe introdujo al Dios Triuno procesado en nosotros y lo agregó a nuestro ser. A partir de entonces comenzamos a tener un nuevo “yo”, un “yo” que posee a Dios. Por consiguiente, el nuevo “yo” es el viejo “yo” que ahora es un “yo” resucitado que posee a Dios. ¡Alabado sea el Señor porque el viejo “yo” ha sido terminado y el nuevo “yo” ahora vive!


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