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Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 23 de 120 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE VEINTITRES

CAIN Y ABEL

En este mensaje, que es un paréntesis de nuestro estudio sobre Génesis 4, debemos profundizar el tema de Caín y Abel. En el presente estudio-vida de Génesis hemos señalado en varias ocasiones que casi todo lo que encontramos en los tres primeros capítulos de Génesis constituye una semilla que se desarrolla en los siguientes libros de la Biblia, particularmente en el Nuevo Testamento. Vemos eso también en el caso de Caín y Abel. Según la revelación de la Palabra divina, estos dos hermanos deben ser considerados como dos semillas importantes sembradas en Génesis 4. El Nuevo Testamento lo demuestra al referirse a Caín y también a Abel (Jud. 11; 1 Jn. 3:12; Mt. 23:35; He. 11:4; 12:24). El Señor Jesús aludió a Caín en Juan 8:44 cuando dijo que el diablo “ha sido homicida desde el principio”. Como vimos en el mensaje anterior, Caín se unió con el diablo y, por consiguiente, tanto Caín como el diablo fueron homicidas de Abel. En Juan 8:44 el Señor Jesús dijo también que el diablo era mentiroso: “Cuando habla mentira, de lo suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”. Creo que eso también se refiere a Caín, a la mentira que dijo a Dios cuando se le preguntó por su hermano (Gn. 4:9). Caín le mintió a Dios en Su misma presencia. Por tanto, Caín no era solamente homicida, sino también mentiroso. Por consiguiente, lo que dijo el Señor en Juan 8:44 es una evidencia de que la historia de Caín narrada en Génesis 4 es una semilla.

Ya vimos que en el principio, el hombre fue puesto delante de dos árboles, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento (Gn. 2:8-9). Estos dos árboles representan dos fuentes de las cuales corren dos líneas por toda la Biblia: la línea del árbol de la vida y la línea del árbol del conocimiento. Indudablemente, Caín estaba en la línea del árbol del conocimiento, y Abel en la del árbol de la vida.

Con seguridad Adán y Eva tuvieron más hijos después de estos dos. No obstante, aquí la Biblia sólo menciona a Caín y Abel. ¿Por qué la Biblia sólo menciona a estos dos? Porque la intención de la Palabra santa es mostrarnos las dos categorías de personas que existieron desde el principio de la segunda generación humana: Caín, quien representa la línea del árbol del conocimiento, y Abel, quien representa la línea del árbol de la vida.

La Biblia termina de la misma manera que empieza. Se inicia con dos árboles que denotan dos fuentes, y concluye con dos ciudades: la gran Babilonia y la Nueva Jerusalén, las cuales denotan dos consumaciones. Una de estas ciudades es grande y la otra santa. La gran Babilonia será la máxima consumación tanto de la línea del árbol del conocimiento como de la simiente de Caín. La simiente de Caín es sembrada en Génesis 4, desarrollada en el Antiguo y el Nuevo Testamentos, y tendrá su consumación en la gran Babilonia revelada en Apocalipsis 17 y 18. Del mismo modo, la Nueva Jerusalén no será solamente la máxima consumación de la línea del árbol de la vida, sino también de la simiente de Abel. Todo aquel que forme parte de la Nueva Jerusalén será un Abel. En esa ciudad, toda piedra preciosa será un Abel por la eternidad. Por el contrario, la mayoría de los que vivan en la gran Babilonia serán Caínes. Por consiguiente, la gran Babilonia es la máxima consumación de muchos Caínes, y la Nueva Jerusalén es la totalidad de todos los Abeles. ¿Quién es usted, Abel o Caín? Espero que no haya ningún Caín entre los que lean este mensaje.

Examinemos ahora estos dos hermanos más detenidamente a la luz de los siguientes libros de la Biblia. Empecemos por Caín.

I. CAIN

A. Trabajó y vivió para sí mismo:
era “un siervo de la tierra”

En el mensaje anterior, dijimos que Caín era siervo de la tierra, de la cual derivaba su supervivencia. Fue llamado “siervo de la tierra” (v. 2, heb.). Esto significa que él trabajaba y vivía para sí. No sólo trabajaba y vivía para sí mismo, sino también por sus propios esfuerzos. Recuerden, que después de la caída del hombre, el ego de éste se convirtió en la encarnación de Satanás. Por tanto, vivir por el ego del hombre significa en realidad vivir por Satanás. Caín vivía así.


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