Información del libro

Estudio-vida de Apocalipsispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1446-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 59 de 68 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE APOCALIPSIS

MENSAJE CINCUENTA Y NUEVE

LA NUEVA JERUSALEN
(1)

En este mensaje y en los seis que siguen examinaremos los diversos aspectos de la Nueva Jerusalén (21:9-27).

I. COMO RECIBIR LA VISION
DE LA NUEVA JERUSALEN

En primer lugar, necesitamos saber cómo se recibe la visión de la Nueva Jerusalén. Uno de los siete ángeles que trajeron las siete plagas le mostró a Juan la Nueva Jerusalén (v. 9). Esto significa que el objetivo del juicio de las siete copas es la Nueva Jerusalén.

A. Estar en el espíritu

En el versículo 10 dice: “Y me llevó en espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios”. Si queremos recibir la visión de la Nueva Jerusalén, tenemos que estar en el espíritu. Antes de que Juan tuviera la visión de las siete iglesias, también estaba en el espíritu (1:10). El capítulo uno no sólo nos dice que Juan estaba en el espíritu, sino que también nos revela que estaba en la isla llamada Patmos. Si esto no fuera importante, no constaría en la Biblia. Al estar en la isla de Patmos y estar en el espíritu, Juan pudo ver las iglesias, los siete candeleros de oro. Aunque muchos lean y estudien el Apocalipsis y aun lean nuestros mensajes sobre los candeleros, es posible que no vean nada. Esto se debe a que no están en la posición apropiada ni en el espíritu.

A fin de poder ver algo, debemos tener la posición apropiada, la perspectiva correcta y la facultad de ver. Inmediatamente antes de que Juan viera los siete candeleros de oro, oyó una gran voz y se volvió para ver la voz que hablaba con él (1:10, 12). Espero que muchos de los que están en las denominaciones, al leer estos mensajes, escuchen la voz y se vuelvan para ver. Sin embargo, aunque muchos han oído la voz no están dispuestos a volverse. Aun si se vuelven para ver la voz, es posible que carezcan de la facultad de ver. Muchos pastores denominacionales tienen cataratas en sus ojos espirituales. Necesitan que un oculista se las quite para que puedan recibir la visión de la iglesia. Cuando tenemos la posición apropiada, la perspectiva correcta y la facultad de la vista, podemos recibir la visión de los siete candeleros de oro. Esta era la situación de Juan en la isla de Patmos. Por estar en la debida posición y en el espíritu, pudo ver los siete candeleros de oro tan pronto como se volvió para ver la voz.

Se aplica el mismo principio en cuanto a ver la Nueva Jerusalén. En 21:10 Juan nos dice que un ángel lo llevó en el espíritu. Nunca menosprecie su espíritu, pues éste puede ver la Nueva Jerusalén. La expresión en el espíritu se usa cuatro veces en Apocalipsis (1:10; 4:2; 17:3; 21:10). En cada ocasión esta expresión se usa para presentar cada una de las cuatro visiones principales que componen dicho libro. Estas visiones son: la iglesia, el juicio sobre el mundo, Babilonia la Grande y la Nueva Jerusalén. Estas cuatro visiones se dividen en dos pares. El primero es la iglesia y el mundo, y el segundo es Babilonia la Grande y la Nueva Jerusalén. El mundo es contrario a la iglesia, y Babilonia la Grande es contraria a la Nueva Jerusalén. El libro de Apocalipsis en su totalidad presenta la iglesia, el mundo, Babilonia y la Nueva Jerusalén. Juan estaba en el espíritu en cada una de las ocasiones en que recibió estas visiones. En el espíritu Juan vio las iglesias; en el espíritu vio destino del mundo; en el espíritu vio Babilonia la Grande; y en el espíritu vio la Nueva Jerusalén. Yo puedo testificar de que todavía tengo ante mí una clara visión de estas cuatro cosas. En el primer capítulo veo las siete iglesias y en el último, la Nueva Jerusalén. Entre estos capítulos veo al mundo y a Babilonia la Grande.

Si usted desea ver estas cosas, tiene que estar en el espíritu. No se valga de su mente para examinar la situación. Más bien, vuélvase al espíritu y permanezca allí. Si usa su mente en vez de permanecer en el espíritu, estas cuatro visiones desaparecerán. Si nos quedamos en nuestra mente, es posible que pensemos que la situación del mundo no está tan mal. Pero si nos volvemos a nuestro espíritu y permanecemos allí invocando el nombre del Señor Jesús, veremos claramente los siete candeleros y el hecho de que todo el mundo está bajo el juicio de Dios. Cuanto más tiempo permanezcamos en el espíritu en contacto con el Señor, más clara será nuestra comprensión de la condición en que se encuentra el mundo. Además, veremos a la ramera y nos daremos cuenta de que su destino es destrucción. Aunque tal vez no comprendamos todas estas cosas ni las podamos explicar, ciertamente las vemos. También veremos la Nueva Jerusalén con sus detalles, tales como las doce puertas y la calle de oro.

Lo que necesitamos hoy es visión, no entendimiento. ¿Qué utilidad tendría saber de la ciudad de Anaheim si uno jamás la ha visto? Según el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan vio muchas cosas, incluyendo la Nueva Jerusalén. Por lo tanto, el libro de Apocalipsis no es una disertación ni un sermón ni siquiera un mensaje; es una descripción y una declaración de lo que Juan vio. El fue llevado a un paseo por el universo, después del cual parece decir algo así: “¡Vi a Satanás lanzado en el lago de fuego y vi la Nueva Jerusalén!”. Todos debemos entrar en nuestro espíritu y dar esta especie de paseo para ver dichas cosas. Después de que uno ve la Nueva Jerusalén, no puede negar que la ha visto.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

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