Información del libro

Estudio-vida de Gálataspor Witness Lee

ISBN: 0-87083-671-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 19 de 46 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE GALATAS

MENSAJE DIECINUEVE

LA FE REEMPLAZA A LA LEY

Lectura bíblica: Gá. 3:6-7, 9-10, 19a, 23-25; 4:2-3; Ro. 2:12; 7:5; Jn. 3:18; 16:9; 3:36; Hch. 16:31; Ro. 16:26; 2 Ti. 4:7b; Jud. 3, 20; Jn. 3:15; Hch. 6:7; 1 Ti. 3:9

En el mensaje anterior vimos que la promesa está en contraste con la ley. En este mensaje veremos que la fe reemplaza a la ley.

En 3:5 Pablo pregunta: “Aquel, pues, que os suministra abundantemente el Espíritu, y hace obras de poder entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?”. El Espíritu que se menciona en este versículo es el Espíritu todo-inclusivo y compuesto, tipificado por el ungüento compuesto del que se habla en Exodo 30:23-25. Es el Espíritu mencionado en Juan 7:39, quien es el Cristo que imparte vida y que está en resurrección. Este Espíritu es el abundante suministro para los creyentes en la economía neotestamentaria de Dios. No recibimos este Espíritu por las obras de la ley, sino por la fe en el Cristo resucitado y glorificado.

En el versículo 6 Pablo dice además: “Así ‘Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia’”. Los fascinados gálatas, al dejarse llevar a la ley, se estaban adhiriendo a Moisés, por conducto de quien la ley había sido dada. Pero Pablo los remitió a Abraham, el padre de la fe. La fe era la economía original de Dios; la ley fue añadida más tarde por causa de las transgresiones (v. 19). Después de que Cristo cumplió la ley por medio de Su muerte, Dios procuraba que Su pueblo regresara a Su economía original. En el caso de Abraham no vemos un asunto de guardar la ley, sino de creer a Dios. Lo mismo debería ser válido para todos los creyentes de la era neotestamentaria.

En los versículos 9 y 10 Pablo dice: “De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: ‘maldito todo aquel que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas’”. La fe en Cristo nos introduce en la bendición que Dios le prometió a Abraham, la cual es la promesa del Espíritu (v. 14). Esta fe había introducido a los creyentes gálatas en la bendición que hay en Cristo. Ellos estaban disfrutando la gracia de vida en el Espíritu. Sin embargo, los judaizantes los fascinaron y los hicieron estar bajo la maldición de la ley, privándolos así del disfrute de Cristo y haciéndolos caer de la gracia (5:4).

Según el versículo 8, la promesa que Dios le hizo a Abraham: “En ti serán benditas todas las naciones” fue el evangelio. Este le fue predicado a él no sólo antes de que Cristo realizara la redención, sino también antes de que la ley fuese dada por medio de Moisés. Lo que Dios le prometió a Abraham corresponde con lo que Dios realizó en Cristo, lo cual es el cumplimiento de la promesa que El le dio a Abraham. La economía neotestamentaria es una continuación de Su trato con Abraham y no tenía nada que ver con la ley de Moisés. Todos los creyentes de la era neotestamentaria deben estar en esta continuación y no deben tener nada que ver con la ley dada por medio de Moisés.

I. LA LEY

A. El principio de Dios al tratar con el hombre
en la economía antiguotestamentaria

La ley era el principio según el cual Dios trataba con Su pueblo en la economía antiguotestamentaria. Al tratar con los hijos de Israel conforme a la ley, Dios trataba con ellos por medio del tabernáculo, el cual incluía el sacerdocio y las ofrendas. Por un lado, El trataba con ellos conforme a la ley; por el otro, trataba con ellos por medio del tabernáculo. Después de haber dado la ley, Dios comenzó a morar en el tabernáculo. Al final del libro de Exodo vemos que el tabernáculo fue erigido. Después, al principio mismo de Levítico vemos que Dios hablaba desde adentro de la tienda de reunión. Dios se escondía dentro del tabernáculo y hablaba en el tabernáculo. Por lo tanto, Dios trataba con Su pueblo desde adentro del tabernáculo, por medio del tabernáculo y conforme a la ley.

Supongamos que un israelita cometiera cierto pecado. Según la ley, ese israelita tenía que ser condenado, quizás hasta tenía que ser muerto. La ley exponía su pecado y le condenaba. Sin embargo, el pecador podía presentar una ofrenda por las transgresiones, la cual entonces el sacerdote ofrecía en el altar. De este modo, aquel que hubiese pecado podía ser perdonado. Después de que la ley exponía y condenaba a este pecador, lo conducía al tabernáculo por medio del altar. Esto indica que la ley primero nos expone y luego nos lleva ante Cristo. Si no hubiera habido ley que condenase al pueblo, no habría habido necesidad de redención. Necesitamos la redención debido a que estamos bajo la condenación de la ley. Mediante exponernos y condenarnos, la ley nos conduce a Cristo.

La ley es un custodio que preserva a los pecadores por medio de condenarlos. Sin la condenación, la ley no podría funcionar como custodio. Sin la función de la ley en cuanto a exponer y condenar, no nos daríamos cuenta de cuántos pecados hemos cometido contra Dios. Sin la ley, no tendríamos regulación ni restricción algunas. Pero debido a que la ley nos condena, también nos preserva.

Al preservarnos por medio de condenarnos, la ley nos conduce a Cristo. En el Antiguo Testamento, un israelita que hubiese pecado era condenado por la ley y se le requería que trajese una ofrenda por las transgresiones. La función de la ley como custodio era conducir al israelita pecador ante Cristo, su Redentor, tipificado en la ofrenda por las transgresiones. De este modo la ley nos preserva y nos conduce a Cristo.

Por un lado, Pablo puso a la ley en la posición de Agar, la concubina de Abraham. Por otro lado, la ley tiene una posición positiva, la de custodio para preservarnos y la de ayo para llevarnos a Cristo. No debemos regresar a la ley. Hacer eso es acudir a Agar. No obstante, tampoco debemos despreciar la ley, puesto que sirve como guardián para cuidar a quienes sean débiles o infantiles. En su papel de ayo, la ley cuida del niño. Hace esto por medio de convencer, juzgar, condenar y exponer al niño. Cuando el niño se ve tentado a hacer algo incorrecto, la ley lo reprende y lo condena a fin de preservarlo y de conducirlo al lugar apropiado. Por lo tanto, por medio de exponernos y condenarnos, la ley funciona como ayo a fin de conducirnos ante Cristo.

Ya hemos señalado que la ley es el principio básico conforme al cual Dios trataba con Su pueblo en el Antiguo Testamento. Si no fuera por la ley, no hubieran sido muchos los hijos de Israel que se habrían presentado ante el altar con una ofrenda por las transgresiones. Debido a que la ley los exponía y los condenaba, ellos se daban cuenta de que necesitaban ir al altar con la ofrenda requerida. En cuanto a esto, la ley le es de mucha utilidad a Dios. Aunque Dios trataba con Su pueblo conforme a la ley, El no trataba con ellos por medio de la ley, sino por medio del tabernáculo.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top