Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 4 de 62 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE CUATRO

LOS DISTINTOS MOTIVOS
POR LOS QUE SE PREDICA A CRISTO

Lectura bíblica: Fil. 1:15-21

En Filipenses 1:7-11, Pablo menciona varias expresiones importantes. El habla de la defensa y la confirmación del evangelio, del pleno conocimiento, de todo discernimiento, de poner a prueba y aprobar las cosas que difieren por su excelencia, y del fruto de la justicia. En el versículo 8, incluso hace referencia al “entrañable amor de Cristo”. La clave para entender estos versículos y todas las palabras y expresiones que estos contienen es nuestra experiencia de Cristo. De hecho, esta es la llave que nos abre la epístola de Filipenses. Es correcto afirmar que la defensa del evangelio, la confirmación del evangelio, el conocimiento, el discernimiento, el poner a prueba y aprobar las cosas que difieren por su excelencia, la pureza y el fruto de la justicia, son simplemente Cristo. Sí, la defensa del evangelio es Cristo mismo, pues sin El no podemos defender el evangelio. Cristo es quien nos capacita para defenderlo, no nuestra elocuencia. Podemos predicar el evangelio y aun mencionar muchas veces el nombre de Cristo, sin que El sea la realidad de nuestras palabras. Esta clase de predicación no ministra Cristo a los demás. La única manera de defender el evangelio es ministrar a Cristo. Del mismo modo, Cristo es también la confirmación del evangelio, puesto que El es el centro del evangelio. Aparte de El, tampoco podemos confirmar el evangelio.

Por otra parte, el conocimiento y el discernimiento verdaderos también son Cristo. Si experimentamos a Cristo día tras día, seremos llenos de conocimiento y discernimiento. No discerniremos las cosas según nuestra habilidad natural, sino por medio del Cristo que vive en nosotros. Nuestra experiencia de Cristo nos hará personas sabias y muy perceptivas. El Cristo que mora en nosotros llegará a ser nuestra percepción de las cosas. Cuando era joven, buscaba al Señor con toda sinceridad. Sin embargo, no sabía que Cristo podía ser mi discernimiento y mi percepción. Pero con el tiempo me he dado cuenta de que El es la capacidad que me permite distinguir la verdadera naturaleza de las cosas. El Cristo que vive en mí es mi percepción.

Cuando leamos Filipenses, no debemos perder de vista que el tema y el énfasis de este libro es experimentar a Cristo. Este debe ser el factor que gobierne nuestro entendimiento de esta epístola. Cada aspecto de este libro está regido por este tema. Es por eso que decimos que nuestra experiencia de Cristo es la llave que nos abre la epístola de Filipenses. Si usamos esta llave para entender cada versículo y cada frase, descubriremos que lo único que a Pablo le interesaba cuando escribió esta carta era hablar acerca de la experiencia de Cristo. Por ejemplo, al sufrir por el evangelio, podemos disfrutar de la gracia, y disfrutar de la gracia es experimentar a Cristo. Filipenses 3 no menciona la gracia, sino el poder de la resurrección de Cristo. Sin embargo, el poder de la resurrección mencionado en el capítulo tres corresponde a la gracia en el capítulo uno. Además, la comunión de los padecimientos de Cristo es sufrir por el evangelio. Esto indica que debemos experimentar a Cristo aun mientras sufrimos por el evangelio. Así que, aunque Pablo usa diferentes expresiones en este libro, todas se relacionan con el mismo tema: experimentar a Cristo. Por consiguiente, si deseamos entender esta epístola, debemos leerla a la luz de su tema principal.

En este mensaje hablaremos de los diferentes motivos por los que se predica a Cristo. De acuerdo con 1:15-17, algunos predicaban a Cristo por envidia y contienda, movidos por la ambición; mientras que otros lo hacían por amor, con una motivación pura y genuina. En este respecto, la situación actual es exactamente la misma que la que afrontó Pablo en el primer siglo. En la época en que él escribió la epístola a los filipenses, algunos predicaban a Cristo con distintos motivos. Lo mismo sucede hoy en día.

I. ALGUNOS PREDICABAN A CRISTO
CON UN MOTIVO IMPURO

En 1:15, Pablo declara: “Algunos predican a Cristo por envidia y contienda”. La palabra “algunos” se refiere a los cristianos que se oponían a Pablo y a su ministerio (2 Co. 10:7; 11:22-23). Aun en el tiempo de Pablo había ciertas personas que envidiaban la influencia que ejercía Pablo y, debido a esto, predicaban el evangelio, tratando de competir con él. Como lo indica la palabra griega traducida “contienda”, estas personas predicaban a Cristo con un espíritu divisivo y por partidismo. En 1:17, Pablo añade que estas personas anunciaban a Cristo “por ambición egoísta, no con intenciones puras, pensando añadir aflicción a mis prisiones”. La palabra griega traducida ambición egoísta denota la búsqueda de un interés propio, rivalidad y sectarismo; y la palabra aflicción también puede traducirse opresión. Los que anunciaban a Cristo por ambición, hacían que las prisiones de Pablo lo presionaran aún más, depreciándolo a él y a su ministerio, mientras que él se encontraba privado del ejercicio de su predicación.

Pablo pasaba por aflicciones y se hallaba en cadenas no por predicar el evangelio, sino por defenderlo. Debido a que los judaizantes habían mezclado el evangelio con la ley y la circuncisión, Pablo tuvo que defenderlo. Esto fue precisamente lo que provocó el tumulto que lo puso en cadenas (Hch. 21:27-36).


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