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Estudio-vida de Deuteronomiopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6649-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 30 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE DEUTERONOMIO

MENSAJE DIECISIETE

LA LEY ES PROCLAMADA NUEVAMENTE

(10)

Lectura bíblica: Dt. 16:18-20; 17:8-20; 19:15-21; 21:1-9

En este mensaje acerca de los estatutos generales y las ordenanzas que son proclamados nuevamente, empezaremos a considerar el tema del gobierno divino ejercido entre los hijos de Israel (16:18-20; 17:8-20; 19:15-21; 21:1-9, 18-23; 22:13-30; 24:1-4, 7, 16; 25:1-3, 5-16). Los pasajes de Deuteronomio que tratan sobre el gobierno divino son la palabra de Dios, no meramente la palabra de Moisés. Debemos estudiar todos estos pasajes a fin de conocer la mente de Dios y saber lo que Él piensa. Dios conoce al hombre así como las necesidades, la condición y la situación del hombre. Por consiguiente, todo lo que Dios habla acerca del hombre, constituye la última palabra.

D. Con respecto al gobierno entre el pueblo

El gobierno divino ejercido entre el pueblo de Dios no era una autocracia ni una democracia, sino una teocracia. La teocracia es el gobierno ejercido por Dios conforme a lo que Él es. Hoy, en la vida de iglesia, nosotros no ejercemos la autocracia, la cual es una especie de dictadura, ni la democracia, la cual se realiza conforme a la opinión del pueblo. En lugar de ello, nosotros honramos la autoridad de Dios como nuestro gobierno, y por ende, el gobierno que existe en la iglesia es una teocracia.

1. El nombramiento de los jueces y oficiales

Deuteronomio 16:18-20 habla del nombramiento de los jueces y oficiales.

a. En todas las ciudades
según las tribus

Debía haber jueces y oficiales en cada ciudad. “Jueces y oficiales pondrás en todas las ciudades que Jehová tu Dios te da, según tus tribus, y ellos juzgarán al pueblo con juicio justo” (v. 18).

b. Guardar el derecho

Como lo indica el versículo 19, los jueces y oficiales que fueran nombrados debían guardar el derecho de Dios. “No pervertirás el derecho; no harás acepción de personas ni tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las palabras de los justos”. Aquí vemos que el gobierno divino presta atención primeramente al derecho. Cualquier gobierno que no practica el derecho no dura mucho. Un gobierno fuerte es aquel que está fundado en el derecho. En tal gobierno, todo es ecuánime, recto y justo.

c. Seguir la justicia

Los jueces y los oficiales debían seguir la justicia. “La justicia, y sólo la justicia, seguirás, para que vivas y poseas la tierra que Jehová tu Dios te da” (v. 20). Guardar el derecho equivale a seguir la justicia. Al seguir la justicia, los hijos de Israel tendrían una larga vida en la tierra que Dios les había dado. Sin guardar el derecho y sin seguir la justicia, no habrían podido tener una larga vida en la buena tierra.

2. La ordenanza concerniente
a un pleito civil complicado

En 17:8-13 se habla de la ordenanza concerniente un pleito civil complicado.

a. El caso debía ser llevado al lugar
que Jehová Dios escogiere

El primer requisito en la ordenanza concerniente a un pleito civil complicado era llevar el caso al lugar que Jehová Dios escogiere (v. 8b).

b. El caso debía ser investigado y juzgado
por el sacerdote levita y por el juez

“Acudirás a los sacerdotes levitas y al juez que oficie en aquellos días e investigarás el asunto, y ellos te anunciarán la sentencia del juicio” (v. 9). El caso era investigado principalmente por el sacerdote. Primero, el sacerdote investigaba el caso presentándose ante Dios y permaneciendo con Dios. Segundo, en presencia de Dios el sacerdote consideraba la palabra santa de Dios. Tercero, como lo indica 33:8, los sacerdotes levíticos poseían el pectoral que contenía el Urim y el Tumim, el cual podía iluminarlos en ese momento. (Para los detalles en cuanto al Urim y al Tumim, véase el estudio-vida sobre Éxodo 28:15-21). Finalmente, en virtud de la presencia de Dios, la palabra de Dios y el Urim y el Tumim, el sacerdote comprendía claramente cuál era el juicio divino y se lo comunicaba al juez encargado. Entonces, el juez juzgaba conforme a lo que el sacerdote había recibido de parte de Dios y le había comunicado. Por tanto, el juicio sobre un caso en particular era dado mediante el hombre, pero procedía de Dios y era conforme a Dios mismo. Era realmente propio de una teocracia.

El gobierno ejercido en la iglesia no debe ser una autocracia ni una democracia, sino una teocracia; éste debe ser como el gobierno presentado en 17:8 y 9. Todos los santos son sacerdotes, pero los ancianos son los sacerdotes que llevan la delantera. Como tales sacerdotes, ellos deben permanecer en la presencia de Dios con la santa palabra de Dios y con el pectoral actual: el espíritu mezclado con Cristo y la iglesia. Mientras permanecen en la presencia del Señor con la palabra y el espíritu mezclado en pro de la iglesia, ellos recibirán un entendimiento que concuerda con el pensamiento del Señor, y esto llegará a ser una decisión a manera de juicio. Los ancianos, entonces, deben administrar conforme a ese juicio divino. Por consiguiente, los ancianos ejercen su función primeramente como sacerdotes que llevan la delantera, y luego, como administradores.


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