Información del libro

Estudio-vida de Isaíaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6375-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 30 de 54 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE ISAÍAS

MENSAJE TREINTA

CRISTO COMO EL SIERVO DE JEHOVÁ

(9)

COMO REDENTOR QUE SALVA A JACOB
DE SUS PECADOS E INIQUIDADES
Y LLEGA A SER PARA SIEMPRE LA LUZ
Y GLORIA DE ISRAEL

Lectura bíblica: Is. 59—60; 42:6; 49:8; 54:10; Ap. 21:23

El libro de Isaías esconde muchas cosas preciosas. Dos de estas cosas se refieren a guardar el Sábado y ayunar.

Guardar el Sábado equivale a ser “despedidos” y reemplazados por Cristo a fin de entrar en Él y descansar en Él por la eternidad. Por tanto, guardar el Sábado significa detener nuestras labores, renunciar a nuestras propias intenciones y ser despedidos y reemplazados. Esto es ser crucificados con Cristo con el resultado de que ya no somos nosotros los que vivimos, sino que Cristo vive en nosotros (Gá. 2:20).

De joven se me enseñó que ayunar significaba restringirse uno mismo y restringir sus propias concupiscencias. Esta enseñanza no es errónea, pero ciertamente no es completa y podría conducirnos al ascetismo. El verdadero significado del ayuno según la Biblia es no gustar de otra cosa que no sea Cristo. Cuando ayunamos de este modo, tenemos apetito únicamente para Cristo y no comemos otra cosa que no sea Cristo.

La aspiración de Isaías es que nosotros descansemos en Cristo y gustemos de Él en todo momento. En la Nueva Jerusalén, por la eternidad, tendremos una vida de descanso y ayuno. Nuestro único alimento será Cristo, la corporificación del Dios Triuno, como árbol de la vida; más aún, habiendo sido completamente despedidos, no trabajaremos sino que estaremos en reposo. Ésta será la situación de todos en la Nueva Jerusalén.

Hasta el capítulo 59, el libro de Isaías alcanza su consumación en guardar el Sábado y ayunar. Mediante todos Sus procesos, Cristo, la corporificación del Dios Triuno, efectuó la redención completa provista por Dios y ahora Él aplica Su salvación completa a Sus creyentes. Aunque muchos cristianos predican el evangelio, muy pocos reciben tal predicación. Debido a que la gente está ocupada trabajando y comiendo, pocos dan cabida a Cristo en su corazón, pocos tienen espacio en su ser para Él. Por tanto, todos ellos necesitan reposar, guardar el Sábado; y ellos también necesitan ayunar. Al descansar y ayunar, podemos ser partícipes de todo lo que el Cristo procesado logró por nosotros. La totalidad de lo que Cristo es y lo que Él ha logrado es para nosotros el agua divina, la cual es el Espíritu consumado como consumación del Dios Triuno que podemos beber y disfrutar.

Puedo testificar que antes de ser salvo, yo era un joven muy ocupado y con mucha ambición. Pero cuando oí el evangelio y recibí al Señor Jesús, de inmediato comencé a guardar el Sábado y a ayunar. Ahora, después de más de sesenta años, todavía me gusta reposar y ayunar. Quiero ser “despedido” nuevamente y ser reemplazado por Cristo más y más, reposando en Él y ayunando al privarme de gustar cualquier otra cosa que no sea Él. Según la revelación divina contenida en las Escrituras, todos debemos aprender a guardar el Sábado y a ayunar.

Avancemos ahora a los capítulos 59 y 60, los cuales nos revelan a Cristo, el Siervo de Jehová, como Redentor que salva a Jacob de sus pecados e iniquidades y llega a ser la luz y gloria de Israel para siempre. Habiéndonos redimido, Cristo es ahora nuestro Salvador. Por el lado negativo, Él nos salva de nuestros pecados e iniquidades; por el lado positivo, Él es nuestra luz y gloria.

I. LA MANO DE JEHOVÁ NO ES TAN CORTA
QUE NO PUEDA SALVAR

No es demasiado corta la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado Su oído para oír (59:1). Pero las iniquidades de Jacob han venido a ser una separación entre ellos y su Dios, y sus pecados han hecho ocultar de ellos Su rostro, de modo que Él no los oye (v. 2).

II. LOS PECADOS E INIQUIDADES DE JACOB

Los versículos del 3 al 8 hablan sobre los pecados e iniquidades de Jacob. Las iniquidades son mucho más malignas que los pecados.

III. EL RESULTADO DE LOS PECADOS
E INIQUIDADES DE JACOB

Los versículos del 9 al 15a describen el resultado de los pecados e iniquidades de Jacob.


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