Información del libro

Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0342-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 65 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE COLOSENSES

MENSAJE SEIS

CRISTO: LA PORCIÓN DE LOS SANTOS

Lectura bíblica: Col. 1:12-14; Gn. 12:2b, 3b, 7; Gá. 3:14

En este mensaje veremos al Cristo que es la porción asignada a los santos. En Colosenses 1:12 Pablo dice: “Dando gracias al Padre, que os hizo aptos para participar de la porción de los santos en la luz”. Como veremos más adelante, el Cristo todo-inclusivo es la porción asignada a los santos para el deleite de ellos.

LA TIERRA PROMETIDA

Según el libro de Génesis, antes del llamamiento de Abraham no hubo ninguna promesa que implicara bendición o deleite. Por supuesto, en Génesis 3:15 tenemos la promesa de que la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente. Sin embargo, esta promesa no implica bendición ni disfrute. En los capítulos del cuatro al once de Génesis no hay ningún relato de la promesa de bendición. Dicha promesa se menciona por primera vez en Génesis 12, cuando Dios llamó a Abraham a salir de su tierra y de su parentela. Aquí el Señor menciona específicamente la tierra (Gn. 12:1).

Quizás conozcamos la historia de Abraham y demos por sentado que entendemos todo lo relacionado al respecto. Así que, al leer acerca del llamamiento que Dios le hizo a Abraham y de las promesas que le dio, es posible que nada nos llame la atención. Por lo tanto, cuando leemos acerca de la tierra, no recibimos ninguna impresión de la importancia que ella tiene. Pero si leemos la Biblia detenidamente, ciertamente descubriremos que la promesa que Dios le hizo a Abraham en cuanto a la tierra es significativa y de suma importancia. Esta promesa hecha en Génesis es como una semilla que crece y se desarrolla a lo largo de todo el Antiguo Testamento. De hecho, podría decirse que, salvo los primeros once capítulos de Génesis, todo el Antiguo Testamento es un relato sobre la tierra de Canaán. El tema del Antiguo Testamento es la buena tierra, la cual fluye leche y miel. No obstante, muy pocos cristianos prestan la debida atención a este asunto.

Durante el tiempo que estuve en la asamblea de los Hermanos, fui animado a estudiar la tipología y las profecías bíblicas. Sin embargo, nadie trajo a mi atención tres asuntos importantes y, por tanto, no obtuve ayuda en cuanto a ellos. El primero de estos asuntos fue la creación del hombre conforme a la imagen y semejanza de Dios, junto con el mandato divino de ejercer señorío; en segundo lugar, el árbol de la vida, el río con los materiales preciosos y la novia que es edificada a partir de la costilla de Adán; y en tercer lugar, la promesa de la buena tierra. Sólo después de varios años de ser cristiano, empecé a centrar mi atención en estos temas. Los que han escuchado mis mensajes por mucho tiempo, saben que, de una u otra forma, siempre tratan de estos temas.

La promesa que Dios le hizo a Abraham con respecto a la buena tierra es muy significativa. Cuando Pablo escribía la Epístola a los Colosenses y hablaba acerca de la porción de los santos, sin lugar a dudas tenía en mente la repartición de la buena tierra entre los hijos de Israel, según se narra en el Antiguo Testamento. La palabra griega traducida “porción” en 1:12 también podría traducirse “lote”. Pablo empleó este término usando como trasfondo el relato del Antiguo Testamento acerca de la tierra. Dios le dio a Su pueblo escogido, a los hijos de Israel, la buena tierra por heredad, para que ellos la disfrutaran. Dicha tierra representaba todo para ellos. De hecho, aun en la actualidad, la tierra sigue siendo un asunto crucial en el Medio Oriente. El problema que persiste hoy en día en el Medio Oriente, tocante a Israel y a las naciones vecinas, gira en torno a la tierra.

LA SIMIENTE Y LA TIERRA

La promesa hecha a Adán y Eva en Génesis 3 era la promesa de la simiente de la mujer; pero la promesa que Dios le hizo a Abraham no sólo se relacionaba con la simiente, sino también con la tierra. La simiente prometida en Génesis 3:15 llega a ser la tierra en Génesis 12. Cuando los hijos de Israel entraron a la tierra de Canaán, ellos no solamente heredaron la simiente, sino también la tierra. Se puede interpretar la simiente como una persona o como una semilla que se siembra en la tierra. Esto significa que Cristo no sólo es un descendiente, sino también una simiente sembrada en la tierra. Cristo es tanto la simiente como la tierra.

En Colosenses, ¿es Cristo la simiente o la tierra? En este libro Él es tanto la simiente como la tierra. Colosenses 2:7 dice que fuimos arraigados en Cristo, lo cual indica que Él es la tierra. Pero en 3:4 se nos dice que Él es nuestra vida, lo cual indica que Él es también la simiente. Sin embargo, en Colosenses se revela más a Cristo como la tierra que como la simiente. Tal como la tierra lo era todo para los hijos de Israel, Cristo es nuestra porción, nuestro lote, nuestro todo. La tierra proveía todo lo que los hijos de Israel necesitaban: leche, miel, agua, ganado, granos y minerales. Pablo, al escribir esta epístola, recurrió al concepto de la tierra de inescrutables riquezas, con el fin de exhortar a los colosenses, quienes estaban desviados, a rechazar todo lo que no fuera Cristo. Todo lo que no es Cristo está relacionado con la potestad de las tinieblas, y no debemos aceptarlo. En lugar de ello, debemos permanecer simplemente en la buena tierra sin permitir que ningún elemento extraño se introduzca. Únicamente Cristo debe ser nuestra porción, y sólo debemos aceptar lo que es de Él.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top