Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 62 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE CINCO

LA ABUNDANTE SUMINISTRACION
DEL ESPIRITU DE JESUCRISTO

Lectura bíblica: Fil. 1:19-21

Los versículos del 19 al 21 del capítulo uno de Filipenses contienen tres expresiones cruciales: “la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo” (v. 19), “será magnificado Cristo en mi cuerpo” (v. 20), y “para mí el vivir es Cristo” (v. 21). En este mensaje, estudiaremos la primera de estas expresiones: “la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo”.

I. LA ABUNDANTE SUMINISTRACION

En 1:19, Pablo declara: “Porque sé que por vuestra petición y la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi salvación”. La expresión “la abundante suministración”, no es una traducción literal, sino más bien una interpretación de la palabra griega. La palabra griega se refiere a la suministración de todo lo que necesitaba el coro por parte del corega, el líder del coro. Por ende, este término implica una suministración abundante. El corega corría con todos los gastos del coro, como por ejemplo, alimentación, vestido, vivienda e instrumentos musicales. Así que, la suministración que los miembros del coro recibían de parte del corega era verdaderamente abundante y, de hecho, lo incluía todo. Así, cuando alguien entraba a formar parte del coro, no tenía que preocuparse más de sus necesidades, pues sabía que el corega le proveería todo lo necesario. Cuando Pablo usó la expresión “la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo”, él comparaba la suministración del Espíritu con la de un corega. Por consiguiente, si queremos entender adecuadamente Filipenses 1:19, debemos añadir el adjetivo “abundante” al sustantivo “suministración”. Este versículo revela que la abundante suministración del Espíritu todo-inclusivo era otorgada a Pablo para que éste pudiera vivir y magnificar a Cristo en medio de sus sufrimientos por el Señor. La suministración del Espíritu de Jesucristo que disfrutamos hoy no es en nada escasa, sino abundante y todo-inclusiva.

II. EL ESPIRITU DE JESUCRISTO

El Espíritu de Jesucristo es “el Espíritu” mencionado en Juan 7:39. Este no es simplemente el Espíritu de Dios antes de la encarnación del Señor, sino el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo con la divinidad, después de la resurrección del Señor, al cual se le añadió la encarnación del Señor (Su humanidad), Su vivir humano bajo la cruz, Su crucifixión y Su resurrección. El ungüento santo de la unción mencionado en Exodo 30:23-25, un compuesto de aceite de oliva y cuatro clases de especias, es un tipo completo del Espíritu de Dios compuesto, quien ahora es el Espíritu de Jesucristo. En 1:19 no se menciona al Espíritu de Jesús, referido en Hechos 16:7 (gr.), ni al Espíritu de Cristo, en Romanos 8:9, sino al Espíritu de Jesucristo. El Espíritu de Jesús se relaciona principalmente con la humanidad del Señor y con Su vivir humano, en tanto que el Espíritu de Cristo se relaciona principalmente con la resurrección del Señor. Si deseamos experimentar la humanidad del Señor, tal como se muestra en 2:5-8, necesitamos al Espíritu de Jesús. Además, para experimentar el poder de resurrección del Señor mencionado en 3:10, necesitamos al Espíritu de Cristo. El apóstol, en sus aflicciones, experimentó el sufrimiento que el Señor padeció en Su humanidad, y también experimentó Su resurrección. Por consiguiente, el Espíritu para él era el Espíritu de Jesucristo, el Espíritu compuesto, todo-inclusivo y vivificante del Dios Triuno. Tal Espíritu posee y es la abundante suministración para una persona como el apóstol, quien experimentaba y disfrutaba a Cristo en el vivir humano y en la resurrección de Cristo. Con el tiempo, este Espíritu compuesto, el Espíritu de Jesucristo, viene a ser los siete Espíritus de Dios, que son las siete lámparas de fuego que arden delante del trono de Dios, los cuales llevan a cabo Su administración en la tierra, a fin de efectuar Su economía con respecto a la iglesia, y los cuales son también los siete ojos del Cordero, que trasmiten a la iglesia todo lo que El es (Ap. 1:4; 4:5; 5:6).


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