Información del libro

Estudio-vida de Josué, Jueces y Rutpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6224-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Jueces 9 de 11 Capítulo 9 de 33 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE JUECES

MENSAJE NUEVE

LA REPUGNANTE HISTORIA
DE LA CORRUPCIÓN DE ISRAEL ANTE DIOS
CAPÍTULOS 17—21

(1)

EL CAOS ABOMINABLE
QUE IMPERABA EN SU ADORACIÓN

Lectura bíblica: Jue. 17—18

En este estudio-vida de Josué, Jueces y Rut no estamos interesados en la historia, sino que queremos aprender, con base en la tipología, cómo ganar a Cristo y disfrutarle. La historia relatada en estos libros constituye un gran tipo que nos muestra cómo los elegidos de Dios pueden tomar posesión y disfrutar de la buena tierra, la cual es un tipo completo y todo-inclusivo de Cristo. Por ello, incluso los detalles más pequeños de esta historia nos muestran el secreto para ganar a Cristo y disfrutarle, de la misma manera que en nuestra vida diaria algo tan pequeño como ir a comprar una prenda de vestir puede ser un factor que determine si hemos de ganar a Cristo y disfrutarle.

Cuando fuimos salvos, fuimos introducidos en la comunión de la Trinidad Divina con Su pueblo redimido y regenerado. Desde entonces, ha habido comunión entre Dios y nosotros. En 1 Juan 1:3 se nos dice: “Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con Su Hijo Jesucristo”. Esta comunión se realiza entre los apóstoles y Dios, así como entre los creyentes y los apóstoles. Dios efectúa Su salvación completa en esta comunión. Es en esta comunión que podemos tomar posesión de lo que Dios nos dio, es decir, del Hijo de Dios, quien nos fue dado por Dios como nuestra porción asignada.

Si permanecemos en esta comunión, podremos ganar a Cristo y disfrutarle. Si nuestra comunión con Dios se interrumpe, perderemos inmediatamente nuestro disfrute. Al respecto, el Señor Jesús usa la palabra permaneced y nos habla de permanecer en Él, quien es la vid (Jn. 15:4). La vid es una figura que representa al Cristo todo-inclusivo que Dios cultiva. Siempre y cuando los pámpanos permanezcan en la vid, habrá comunión. Pero una vez que un pámpano deja de permanecer en la vid, el pámpano es cortado, se vuelve estéril y seco, y pierde así el disfrute de las riquezas de la vid (vs. 5-6).

La comunión de vida no es algo tosco, sino algo muy fino. Incluso una pequeña palabra dicha con una actitud impropia será suficiente para que se interrumpa la comunión de vida.

Nuestro disfrute de Cristo es esencial. Nuestra comunión con Dios puede acelerar la gran rueda del mover de Dios en el universo. Pero si se interrumpe tal comunión, aunque sólo sea un poco, la economía de Dios no podrá seguir avanzando por algún tiempo. Por tanto, debemos ser cuidadosos todos los días y en cada pequeño detalle, a fin de mantenernos disfrutando a Cristo todo el tiempo. Entonces, la economía de Dios podrá seguir avanzando.

En Apocalipsis 22:20 el Señor Jesús dijo: “Vengo pronto”, pero hoy no vemos señal de que Él venga; esto se debe a que la rueda no ha tenido ocasión de avanzar adecuadamente. Si los santos en el recobro del Señor atienden debidamente a todos estos aspectos de los significados intrínsecos que encierran los libros de Josué, Jueces y Rut, ciertamente el Señor podrá regresar pronto. Pero, si actuamos sin atender al sentir interior, el sentir de vida en nuestro interior, probablemente retrasaremos al Señor por mucho tiempo.

La rebelión ocurrida en Taiwán desde 1959 hasta 1965 hizo retrasar mucho al Señor. Al inicio del ministerio allí en 1949, en el lapso de apenas unos cuantos años nuestro crecimiento numérico se multiplicó por cien. Sin embargo, desde que ocurrió aquella rebelión, nuestra tasa de crecimiento no ha vuelto a ser la misma. La rebelión reciente ocurrida en el recobro también ha retrasado al Señor y, en ciertos aspectos, ha impedido el avance de la rueda de la economía de Dios. Por esta razón, he recalcado los significados intrínsecos hallados en Josué y Jueces. He hecho esto no sólo para mostrarles que Dios nos ha dado a Cristo como la buena tierra, sino también para mostrarles cómo podemos tomar posesión de esta tierra y disfrutarla en generaciones por venir.

Ser salvos es fácil, pero permanecer en comunión con Dios para disfrutar a Cristo no es fácil. Muchos cristianos fundamentalistas predican que Cristo, el Hijo de Dios, es el Salvador de los pecadores; pero probablemente ellos conozcan muy poco, si algo, acerca de la comunión con el Dios Triuno.

Ahora, consideremos la situación en la que se encontraba Israel tal como es presentada en Jueces 17 y 18. En su degradación, Israel llegó a una condición caótica en tres aspectos: en su gobierno, su adoración y su moral. En Israel no había gobierno, no había administración. Aunque el tabernáculo de Dios estaba en Silo y el sumo sacerdote tenía el Urim y el Tumim, en Israel no había administración. Jueces 17 y 18 revelan el abominable caos que imperaba en la adoración de los hijos de Israel. Micaía tenía casa de dioses en su propio hogar. Su madre consagró plata a Jehová a fin de hacer un ídolo de talla y una imagen fundida. Entonces, Micaía estableció una casa de dioses, se fabricó un efod y unos terafines y consagró a uno de sus hijos para que fuese su sacerdote. El efod representa la autoridad de Dios, sin la cual nadie puede adorar a Dios. Después, Micaía consagró un levita para que le sirviera de sacerdote en su casa, pagándole un salario de diez piezas de plata por año, además de proveerle vestimenta y comida. En aquellos días, sucedió que los danitas le robaron a Micaía sus ídolos, el efod, los terafines, la imagen fundida y a su sacerdote, con lo cual establecieron otro centro de adoración en la ciudad de Dan, mientras el tabernáculo de Dios permaneció en Silo. El resultado fue que hubo dos centros de adoración: el apropiado, en Silo donde estaba el tabernáculo de Dios, y el falso, en Dan. Esto muestra el caos imperante entre los hijos de Israel en su adoración.

Podemos aplicar este cuadro a la presente situación del cristianismo. Hoy en día, en la cristiandad existen muchas “casas de Micaía”, y la más prominente de ellas es la Iglesia Católica Romana. La Iglesia Católica Romana ha establecido ídolos, ha fabricado su propio “efod” y ha nombrado sus propios sacerdotes. Según el Nuevo Testamento, todos aquellos que son nacidos de Dios deben ser los sacerdotes (1 P. 2:5, 9), pero el catolicismo ha contratado a sus propios sacerdotes y ha establecido una jerarquía sujeta al Papa. En principio, el catolicismo es igual que la casa de Micaía hallada en Jueces. Las iglesias nacionales, las denominaciones y los muchos grupos independientes también son casas de Micaía, llenas de ídolos como reemplazos de Cristo.

No todo en el cristianismo es erróneo, pero en todo hay mixtura. Ello es semejante a una mujer que escondió levadura en tres medidas de harina hasta que toda la masa fue leudada (Mt. 13:33). La masa representa a Cristo como alimento para Dios y para Su pueblo. La levadura representa las cosas malignas (1 Co. 5:6, 8) y las doctrinas malignas (Mt. 16:6, 11-12). La madre de Micaía ofreció algo a Dios, pero tal ofrenda estaba mezclada con la levadura de la idolatría. Hoy en día, en el cristianismo existe esta misma mixtura y situación caótica.

Volvamos ahora a Jueces 17 y 18 y consideremos qué es lo que estos capítulos tienen que decir respecto al caos abominable imperante en la adoración de Israel.


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